La vivienda que hoy les mostramos está situada en el centro de Manacor, un espacio distinto en medio de una ciudad moderna, o mejor dicho, nueva. Distinto porque todavía conserva la parcelación heredada de los cascos antiguos, lo que proporciona cierto encanto pero también multitud de inconvenientes, ya que ésta llega a ser de formas muy dispares e irregulares que hacen de cada proyecto un desafío arquitectónico. El que hoy ven es un buen ejemplo.

Con unos ocho metros de fachada y con medianeras irregulares, el solar donde se construyó tiene un escalón posterior que deja un ala de sólo cuatro metros de ancho. Sobre esa base, tan común en los cascos antiguos de nuestros pueblos y ciudades, se decidió una rehabilitación integral de la casa, realizada por el despacho de arquitectos Llorenç Brunet i Associats, basada en el respeto estructural histórico o tradicional de suma de muros de carga paralelos a fachada.

Los edificios que tienen más de dos crujías sufren muchos problemas de habitabilidad en el centro de la casa, tanto de niveles de iluminación como de ventilación. Respetando la disposición estructural heredada, se trató de vaciar la zona central, de manera que la luz de cubierta tamizada sobre las medianeras inunda las dos plantas de la casa. Lo que tradicionalmente había derivado en espacios de paso y de servicio resulta ser ahora la estancia principal de la casa. Sensiblemente retirada del acceso, abierta a la zona de comedor y al patio posterior, e igualmente conectada visualmente con la planta superior a través de los lucernarios laterales de dos alturas, esta zona domina toda la casa con diversidad de conexiones visuales. En la crujía de la calle se colocaron las zonas de usos cerrados, es decir, la cochera, los dormitorios, y el baño, todos ellos con acceso a través de un vestidor compartido. Su relación con la calle es hermética, de cierre total. La fachada se ha tratado como un plano abstracto de composición de huecos verticales continuos, que resuelven de igual modo la puerta de la cochera, el acceso a la casa, la coladuría o el baño. Y los dormitorios.

Sin embargo, el patio se convirtió en el foco de atención hacia el que se abre el continuo espacial de acceso-sala-comedorcocina. La cocina se planteó escondida de la abierta al comedor. El patio se ha ejecutado con suma simplicidad, con muros luminosos, un limonero en el fondo, limpieza de mareses medianeros, una alfombra de hormigón, y una sombra textil. Se buscaba en invierno sol, en verano sombra, un asunto sencillo, práctico, y al mismo tiempo muy económico.

En la planta alta se comunican las dos crujías de fachada a través de un puente que asume el uso de estudio abierto e iluminado. Sin pretender ser una nueva forma de vivir debajo de un puente, este modelo de intervención resuelve con calidad arquitectónica los problemas de habitabilidad de las húmedas y oscuras construcciones tradicionales.

El uso de materiales honestos, tradicionalmente reconocibles, contribuye a emplazar una fachada muy abstracta en las calles del casco antiguo. Lo mismo puede aplicarse a los

interiores de geometrías entalladas, con superficies sencillas, frescas y cálidas a la vez, conseguidas con el uso óptimo de la luz, en estas tierras tan generosa y la elección correcta de los materiales, los que nos son propios.