La tímida recuperación del águila imperial, especie endémica de la Península Ibérica, podría verse comprometida si prospera el proyecto de construcción de un gran parque fotovoltaico (dividido en tres zonas) que se está tramitando entre Madrid y Toledo. Otras especies de aves, en peligro de extinción, tienen también su hábitat en esta zona.

La organización ornitológica SEO/BirdLife ha solicitado al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que no otorgue autorización ambiental a un complejo de parques fotovoltaicos entre Toledo y Madrid. Los tres proyectos ocuparían unas 472 hectáreas, junto a una línea eléctrica de 37 kilómetros de longitud, en una zona de importante riqueza ornitológica,  lo que impactaría sobre una zona fundamental para la conservación del águila imperial ibérica, una especie en peligro de extinción y cuya recuperación está siendo un éxito después de años de inversión pública y privada en mejorar su hábitat y reducir sus amenazas.

La zona escogida por los proyectos Guadarrama I, II y III también cuenta con poblaciones de otras aves protegidas, como el buitre negro y, de manera especial, el sisón común, una de las pocas aves esteparias que resisten en la Península Ibérica en el contexto europeo y que, según los expertos, debería ser elevada a la categoría de En Peligro de Extinción, a la luz de los últimos censos que evidencian su alarmante declive poblacional de los últimos años.

En concreto, la zona escogida por las instalaciones discurriría entre los municipios de Carranque y El Viso de San Juan de la Provincia (Toledo) y Serranillos del Valle, Griñón, Moraleja de Enmedio, Móstoles, Fuenlabrada, Leganés y Getafe (Madrid).

Para SEO/BirdLife, «la zona reúne todas las condiciones para gozar de protección ambiental, debido a su riqueza ornitológica, que se completa, entre otras especies con la presencia de milano real, avutarda o una colonia de cernícalo primilla, también en alarmante declive poblacional».

SEO/BirdLife lamenta que, «una vez más se pretendan implantar proyectos renovables de gran envergadura en zonas claramente identificadas por su alta sensibilidad ambiental. En este caso, el promotor era consciente de que planteaba un proyecto en una zona identificada por el plan de recuperación de águila imperial. Es más, también era conocedor de que los tres proyectos se ubicaban en zonas que el propio Ministerio considera no apta para el desarrollo renovable debido a su alta sensibilidad ambiental”.

La ONG ambiental, que aboga por una renovables responsables con la biodiversidad desde 1993, apela una vez más a que el más que necesario despliegue renovable en nuestro país sea compatible con el patrimonio natural de España, cuya conservación es igualmente necesaria para luchar contra el cambio climático. Se trata de algo posible y beneficios para todos.

Para ello, la organización conservacionista propone las siguientes vías de acción rápida:

-Es necesario que tanto el mapa de sensibilidad ambiental del MITECO, como los que deben hacer todas las comunidades autónomas en sus respectivos territorios, sean vinculantes e incluyan zonas de exclusión. Proyectos como este evidencian que los instrumentos orientativos no están siendo lo suficientemente efectivos y que las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, no deben tramitar aquellos proyectos en los que el impacto severo sobre la biodiversidad es palmario.

-Es preciso centrar los esfuerzos de tramitación en aquellos proyectos más viables, para acelerar la transición ecológica.

-Asimismo, la ONG insta a los promotores a desistir de proyectos irresponsables y que ocasionan un impacto severo en la biodiversidad, generando además una pérdida de recursos en el proceso que dificulta y retrasa otros que sí son acordes con la transición energética.

La ONG ha enviado alegaciones a la Subdelegación del Gobierno en Toledo para que la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto se considere desfavorable.

Un águila que estuvo al borde de la extinción

El águila imperial ibérica, amenazada por este proyecto, está recuperando su presencia en España con grandes esfuerzos. Esta ave endémica de la Península (no existe en ningún otro lugar en la Tierra) estuvo a las puertas de la extinción, pero gracias a las labores de recuperación, va recuperando lentamente y con algún altibajo su presencia en nuestros espacios naturales.

En la década de 1960 se había convertido en una especie en peligro crítico de extinción, con sólo 30 parejas supervivientes, todas ubicadas en España. Tras los esfuerzos de conservación, la recuperación comenzó en la década de 1980 a un ritmo de cinco nuevas parejas reproductoras por año hasta 1994. En 2011, la población mundial de la especie había aumentado a 324 parejas y superó el medio millar en 2015.

Sin embargo, sus amenazas no han terminado. Tan solo tres años más tarde, en 2018, el número de parejas de esta especie volvió a disminuir hasta las 407, lo que demuestra la fragilidad de su favorable evolución y los vaivenes a las que dicha recuperación está sometida. Hoy los tendidos eléctricos, la caza y la pérdida de sus ecosistemas preferentes son sus principales enemigos.

Fotos: Pinterest

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