La concienciación ecológica en España está creciendo, especialmente entre los jóvenes. La sociedad es cada vez más consciente de la gravedad del deterioro ambiental que sufre el planeta y de la urgencia de tomar medidas para frenar esta situación. Además, los propios ciudadanos ya no esperan a que sean los políticos los que tomen decisiones, sino que ellos mismos están cambiando sus hábitos cotidianos para reducir su huella ecológica. Son algunas de las conclusiones del Ecobarómetro que ha publicado la fundación Endesa.

Una de las cuestiones que más llama la atención es el inequívoco aumento de la implicación de los jóvenes (18 a 34 años) en el activismo ecologista. Si en 2016 un 7% declaró pertenecer a alguna entidad ecologista, en 2020 el porcentaje se ha duplicado y llega al 13,9%.

Del mismo modo, el número de personas de esta edad que han participado en algún acto de protesta o manifestación relacionada con el medio ambiente ha pasado del 12,7% en 2016 al 35,5% en 2020, lo que supone casi triplicar la cifra registrada solo cuatro años atrás.

No cabe duda de que todo ello es consecuencia del cada vez más rápido deterioro de la naturaleza a todos los niveles. Este hecho está removiendo cada vez más conciencias y estimula a las nuevas generaciones a dar un paso al frente para formar parte de la solución al problema, según demuestran estas cifras.

Pero es que, además, la población de entre 18 y 34 años otorga gran credibilidad a las informaciones dadas por los colectivos ecologistas en lo referido a la situación del medio ambiente. En concreto, a la pregunta de ‘¿En quién confía para que le digan la verdad acerca de los riesgos medioambientales?’, un 64,3% declaró que en las asociaciones ecologistas, cifra incluso superior a los que eligieron a los científicos, con un 63%. El segundo colectivo elegido fueron las asociaciones de consumidores, con un 19%. Los gobiernos, en cambio, solo concitan el 14,9% de la confianza de la población para informarse sobre los problemas ambientales y, lo que es aún peor, los medios de comunicación no parece estar cumpliendo su función. Solo los elige el 6,1% de los encuestados.

Para este sector de edad, los principales problemas ambientales están claros. En primer lugar, el cambio climático, que es citado como primer problema ecológico por un 50,2% de los consultados, cuando en 2016 eran el 33%.

En segundo lugar, es citada la contaminación del aire, con un 32,7% de las respuestas y le sigue el agotamiento de los recursos naturales, con un 23,7% y la contaminación del agua, con un 19,4%.

Las nuevas generaciones, además, buscan informarse sobre los problemas ecológicos que sufre el planeta. Así, quienes se declaran “muy informados” suponen un 16,5% de los consultados, a los que hay que añadir un 54,7% de quienes dicen estar “bastante informados” sobre estas cuestiones. Ambos porcentajes representan un fuerte incremento respecto al 3,8% y el 37,4% que registró el Ecobarómetro de 2016.

Los usos cotidianos son también cada vez más ecológicos, puesto que un 63,9% dice separar la basura doméstica por fracciones, frente al 35% de 1996; un 41,9% utiliza el transporte público para sus trayectos cotidianos (era el 35% en el 96) y compra alimentos ecológicos en un 25% de los casos, cifra parecida al 96 pero muy superior a los últimos años, en que había estado descendiendo.

En cuanto a la población española en general, destaca el hecho de que el 52,7% de los encuestados consideran que la destrucción del medio ambiente es un problema “muy grave”, mientras otro 43,3% dice que es “grave”. Solo hay un 2,7% que lo considera “poco grave”. En cuanto a la urgencia de su solución, el 92,6% lo considera “urgente” y solo un 7,2% lo ve “poco urgente”, según el Ecobarómetro de la fundación Endesa.

Así como los jóvenes de hasta 34 años tienen claro que el cambio climático es la principal amenaza (50,2% de las respuestas), en el caso de la población en general, ese porcentaje se diluye hasta un 11,9%. En este caso, el fenómeno más citado es la “contaminación en general”, con un 31,3% de respuestas. La basura y el reciclaje aparece en tercer lugar, con un 16% y la contaminación de las aguas, con un 13,3%.

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