Un bombero fallecido, 9.640 hectáreas arrasadas (el equivalente a 13.500 campos de fútbol), 2.670 personas evacuadas, medio centenar de explotaciones agroganaderas dañadas, 110 kilómetros de cauces de ríos y arroyos afectados, la pérdida de espacios de valor ambienta incalculable, con decenas de miles de árboles quemados (el 90% castaños)… Es el trágico resultado del incendio de Sierra Bermeja (Málaga), declarado el pasado día 8 y que tardó una semana en ser controlado. La Fiscalía acaba de presentar una denuncia, porque todo indica que el fuego fue intencionado. Ecologistas en Acción, mientras tanto, reclama para Sierra Bermeja un plan de restauración forestal y su protección como parque nacional.

Ecologistas en Acción ha elaborado un informe en el que se constata que la mayoría de los terrenos quemados durante el ‘superincendio’ de Sierra Bermeja se corresponde con montes públicos municipales consorciados y, por lo tanto, gestionados por la Junta de Andalucía.

Son montes que, según la ONG, deberían tener una “gestión modélica”. En este sentido la organización critica que no se hayan aplicado “planes de prevención” que redujeran el riesgo de expansión de los incendios forestales. “Además, estos montes hace décadas que dejaron de aprovecharse económicamente para madera, resina y ganado”, añade.

Según la organización ecologista, es hora de “analizar la causa de los recurrentes incendios forestales en Sierra Bermeja y planificar su restauración forestal con un nuevo modelo que reduzca los riesgos de expansión de los incendios forestales”.

Propone que un equipo multidisciplinar elabore el Plan de Restauración Forestal de Sierra Bermeja, con la participación de científicos, técnicos de la administración y ayuntamientos, y con un proceso de participación de la población local y de los agentes sociales interesados.

Una propuesta «recurrente e ineficaz»

El colectivo conservacionista considera que la declaración de Sierra Bermeja como zona catastrófica por parte del presidente de la Junta de la Andalucía, Juanma Moreno, no deja de ser una propuesta “recurrente e ineficaz para salir del paso”. Y propone en su lugar “promover un foro de debate sobre el futuro de Sierra Bermeja, con la participación de todos los sectores sociales implicados”.

La organización ecologista califica de “importante” y digna de destacar la respuesta de cientos de personas “que se ofrecieron para colaborar voluntariamente para lo que se necesite, como repartir comida a la fauna que ha sobrevivido”.

Todo ello, “sin que la Junta de Andalucía haya organizado ningún dispositivo para coordinar estas actividades. Una coordinación necesaria para que el trabajo voluntario tenga la máxima eficacia y con seguridad para el voluntariado”, añade Ecologistas en Acción.

“Hay que realizar un reconocimiento público al personal del INFOCA (Plan de Prevención y Extinción de Incendios de Andalucía), que se juega la vida, y en este caso, desgraciadamente, así ha quedado demostrado, para defender nuestros bosques”, concluye la organización conservacionista.

Greenpeace, por su parte, señala que el incendio de Sierra Bermeja demuestra que los incendios han cambiado a “episodios dramáticos por la aridez extrema, consecuencia del cambio climático, debido al aumento de las olas de calor y del agravamiento de la sequía”. Es un problema creciente, especialmente en los países mediterráneos, y difícil de abordar.

El comportamiento de un incendio depende de la topografía, la meteorología y el combustible. “No es posible modificar la topografía ni, en el corto plazo, la meteorología. Pero sí el combustible disponible”, apunta Greenpeace.

Gestionar el paisaje, la mejor solución

Como solución para prevenir y minimizar el impacto del fuego la ONG señala la “gestión del paisaje”, recuperar lo que denomina “paisaje en mosaico agroforestal tradicional de forma sostenible, con menos carga de combustible”. Y recuperar zonas degradadas y desertificadas.

Pero la ONG subraya que para mantener ese nuevo paisaje será vital la “dinamización y reactivación de la economía rural”, que contribuya a generar territorios resilientes ante los incendios de alta intensidad.

“Hay que promover la gestión forestal preventiva y recuperar aquellas actividades que previenen su propagación y que, además, son esenciales para la sociedad. Y por supuesto, debemos combatir el cambio climático para intentar moderar sus peores impactos, impactos que ya estamos recibiendo. ”, señala la ingeniera técnica forestal Mónica Parrilla, responsable de la campaña de incendios forestales e integrante del equipo de género de Greenpeace España.

WWF, por su lado, alerta de que los incendios “de sexta generación” (los capaces de modificar la meteorología de su alrededor, más rápidos, agresivos y destructivos que los conocidos hasta ahora), como el de Sierra Bermeja, están vinculados al cambio climático y “han llegado para quedarse”.

Estos “superincendios” evidencian que el sistema actual de lucha contra los incendios y la sociedad “no están preparados para estas tormentas de fuego”. De ahí que WWF reclame “un cambio urgente de estrategia de lucha contra el fuego para evitar estos desastres”.

En opinión de esta ONG es necesario “actuar para estar mejor preparados para el nuevo escenario de incendios extremos, poniendo en marcha una ambiciosa política de prevención que ponga la gestión del territorio en primer plano”. Y combatir el cambio climático.

Fomentar la regeneración natural

Los criterios propuestos por WWF para restaurar una zona afectada tras un incendio forestal como el de Sierra Bermeja son:

­–La restauración de la zona afectada supone una excelente oportunidad para repensar el paisaje y prevenir incendios futuros. Para ello la estrategia de restauración debe perseguir con carácter urgente: la evaluación de riesgos y daños, la protección del suelo para evitar procesos erosivos y la compensación de daños a quienes han visto reducido a cenizas su medio de vida.

–A corto plazo, el plan de restauración debe revisar los patrones del territorio anteriores al incendio (para enmendar errores del pasado), fomentar la regeneración natural y poner la gestión y reactivación económica del territorio en primer plano: gestión forestal, ganadería extensiva, tierras de cultivo de alto valor natural. Los territorios vivos, diversos y rentables son menos inflamables y más resilientes.

–El plan de restauración debe perseguir un territorio mejor adaptado al fuego, que genere regímenes de incendios sostenibles tanto ecológica como socialmente, conciliando el aprovechamiento sostenible de los recursos, el secuestro de carbono, la conservación de la biodiversidad y fomentar el desarrollo rural de la comarca.

La población local y la sociedad deben tener un papel protagonista en la toma de decisiones y en el diseño de los nuevos paisajes cortafuegos.

–Es imprescindible respetar los tiempos de la naturaleza, para adecuar las actuaciones y evitar impactos mayores tras el fuego.

–Dotar al Plan de Restauración Integral del presupuesto suficiente para lograr los objetivos previstos, incluidas las labores de mantenimiento, seguimiento y evaluación necesarias a medio plazo.

–El ‘proyecto mosaico’, promovido por la Universidad de Extremadura y la Junta de Extremadura puede servir de referencia para diseñar una estrategia participativa de prevención de incendios basada en la recuperación de actividades agrícolas, ganaderas y forestales que gradualmente fijen población y recuperen un paisaje diverso y con menor riesgo.

Web del Plan INFOCA: https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal/web/guest/incendios-forestales?categoryVal=

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