Un informe de 4.000 páginas que ha elaborado la ONU y cuyo contenido ha filtrado la agencia AFP deja al descubierto la dramática situación de la Tierra ante el cambio climático en curso. Los científicos alertan de que los objetivos pactados en el Acuerdo de París resultan ser insuficientes para detener la degradación del planeta y detallan las consecuencias del calentamiento en todos los órdenes de la vida cotidiana.

El cambio climático transformará notablemente la vida en la Tierra en las próximas décadas, incluso si la sociedad logra controlar las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta, según un demoledor informe de los asesores de ciencias climáticas de la ONU dado a conocer por la agencia AFP.

Extinción de especies, enfermedades más generalizadas, calor insoportable, colapso de ecosistemas, ciudades amenazadas por el aumento del nivel del mar… estos y otros impactos climáticos devastadores se están acelerando y seguramente se volverán dolorosamente perceptibles antes de que un niño nacido hoy cumpla 30 años.

“Las decisiones que tomen las sociedades ahora determinarán si nuestra especie prospera o simplemente sobrevive a medida que avanza el siglo XXI”, dice el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en su borrador de informe.

Pero los umbrales peligrosos están más cerca de lo que se pensaba, y las consecuencias nefastas derivadas de décadas de contaminación por carbono desenfrenada son ya inevitables a corto plazo.

«Lo peor está por venir, y afectará la vida de nuestros hijos y nietos mucho más que la nuestra», dice el informe.

Se trata, con diferencia, del catálogo más completo jamás reunido sobre cómo el cambio climático está cambiando al planeta. A lo largo de 4.000 páginas desgrana cuál está siendo la gestión del planeta por parte de la humanidad.

Pero el documento, diseñado para influir en decisiones políticas críticas, no está programado para su publicación hasta febrero de 2022, demasiado tarde para las cumbres cruciales de la ONU de este año sobre clima, biodiversidad y sistemas alimentarios, advierten algunos científicos.

La situación es, además, profundamente injusta: los sectores y regiones del planeta que han tenido menos responsabilidad en el calentamiento global sufrirán de manera desproporcionada, aclara el informe.

Al emitir cantidades récord de gases de efecto invernadero a la atmósfera, estamos socavando la capacidad de los bosques y océanos para absorberlos, convirtiendo a nuestros mayores aliados naturales en la lucha contra el calentamiento en nuestros enemigos.

Los científicos recuerdan que las grandes crisis climáticas que ha sufrido el planeta con anterioridad alteraron drásticamente el medio ambiente y acabaron con la mayoría de las especies, lo que plantea la cuestión de si la humanidad está sembrando las semillas de su propia desaparición.

«La vida en la Tierra puede recuperarse de un cambio climático drástico al evolucionar hacia nuevas especies y crear nuevos ecosistemas. En cambo, los humanos no pueden», advierten los autores del informe.

Los impactos en la salud son amplios, desde el aumento de la desnutrición hasta el estrés por calor y las enfermedades.

El objetivo mundial de 2ºC no es suficiente

Hay al menos cuatro conclusiones principales en el borrador del informe, que pueden estar sujetas a cambios menores en los próximos meses, a medida que el IPCC perfila un resumen ejecutivo para los responsables de la formulación de políticas.

La primera conclusión es que con 1,1 grados Celsius de calentamiento registrado hasta ahora, el clima ya está cambiando.

Hace una década, los científicos creían que limitar el calentamiento global a dos grados centígrados por encima de los niveles de mediados del siglo XIX sería suficiente para salvaguardar nuestro futuro.

De hecho, ese objetivo está consagrado en el Acuerdo de París de 2015, adoptado por casi 200 países que prometieron limitar colectivamente el calentamiento a «muy por debajo» de dos grados Celsius, y 1,5 grados si es posible.

Pero, si sigue la tendencia actual, nos dirigimos a tres grados centígrados en el mejor de los casos.

Los modelos anteriores aseguraban que no era probable la llegada de un cambio climático que altere la Tierra antes de 2100. Pero ahora el borrador del informe de la ONU dice que un calentamiento prolongado con más de 1,5 grados centígrados podría producir «consecuencias progresivamente graves, de siglos de duración y, en algunos casos, irreversibles».

El mes pasado, la Organización Meteorológica Mundial anunció un 40 por ciento de posibilidades de que la Tierra cruce el umbral de subida de 1,5 grados durante al menos un año para 2026.

«Incluso con 1,5 grados Celsius de calentamiento, las condiciones cambiarán más allá de la capacidad de adaptación de muchos organismos», señala el informe.

Los arrecifes de coral, ecosistemas de los que dependen 500 millones de personas, son un ejemplo.

Las poblaciones indígenas del Ártico se enfrentan a la extinción cultural a medida que el entorno sobre el que se basan sus medios de vida y su historia se derrite bajo sus raquetas de nieve.

Un mundo en fase de calentamiento global también ha aumentado la duración de las temporadas de incendios, ha duplicado las áreas potencialmente quemables y ha contribuido a las pérdidas de los sistemas alimentarios.

En definitiva, el cambio climático pone en riesgo los ecosistemas de los que dependen millones de personas.

La segunda conclusión del informe: el mundo debe hacer frente a esta realidad y prepararse para atacarla.

«Los niveles actuales de adaptación serán inadecuados para responder a los riesgos climáticos futuros», advierte.

Las proyecciones de mediados de siglo, incluso en un escenario optimista de dos grados Celsius de calentamiento, hacen que estos niveles de adaptación se queden cortos.

Cientos de millones de afectados en todo el planeta

Es probable que decenas de millones de personas más padezcan hambre crónica para 2050, y 130 millones más podrían experimentar pobreza extrema en una década si se permite que la desigualdad se profundice, añade el informe.

En 2050, las ciudades costeras en la «primera línea» de la crisis climática verán a cientos de millones de personas en riesgo de inundaciones y marejadas ciclónicas cada vez más frecuentes y que también se volverán más mortales por la subida del nivel del mar.

Unos 350 millones más de personas que viven en áreas urbanas estarán expuestas a la escasez de agua debido a sequías severas a 1,5 grados Celsius de calentamiento, 410 millones a dos grados Celsius.

La deforestación, la sequía y los incendios en el Amazonas podrían transformar parte de la selva tropical en una pradera.

Ese medio grado adicional también significa que habrá 420 millones de personas más expuestas a olas de calor extremas y potencialmente letales.

«Se prevé que los costes de adaptación para África aumentarán en decenas de miles de millones de dólares por año con un calentamiento superior a dos grados», advierte el informe.

Punto sin retorno

En tercer lugar, el informe sobre el cambio climático describe el peligro de los impactos compuestos y en cascada, junto con los umbrales de punto de no retorno en el sistema climático, conocidos como puntos de inflexión, que los científicos apenas han comenzado a medir y comprender.

Ya se han identificado una docena de factores que disparan la temperatura del sistema climático hacia un cambio irreversible y potencialmente catastrófico.

Investigaciones recientes han demostrado que un calentamiento de dos grados centígrados podría impulsar el derretimiento de las capas de hielo sobre Groenlandia y la Antártida occidental, que acumulan agua congelada capaz de elevar los océanos, en caso de derretirse, hasta 13 metros.

Otros puntos de inflexión pueden ser la transformación del Amazonas desde el actual bosque tropical a una simple sabana, y miles de millones de toneladas de carbono emitido desde el permafrost (suelo helado) de Siberia, lo que acelerará el calentamiento global.

Se espera que las especies árticas, como los osos polares, estén entre las primeras afectadas.

En un futuro más inmediato, algunas regiones (el este de Brasil, el sudeste asiático, el Mediterráneo, el centro de China) y las costas de casi todo el mundo podrían verse afectadas por múltiples calamidades climáticas simultáneas: sequías, olas de calor, ciclones, incendios forestales, inundaciones.

Pero los impactos del calentamiento global también se amplifican a causa de todas las otras formas en que la humanidad ha destruido el equilibrio de la Tierra.

Estos otros impactos incluyen «pérdidas de hábitat, sobreexplotación, extracción de agua, contaminación, especies invasoras no nativas y dispersión de plagas y enfermedades», dice el informe.

No hay una solución fácil para semejante maraña de problemas, dijo Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial y autor de la histórica Stern Review on the Economics of Climate Change.

«El mundo se enfrenta a un conjunto complejo de desafíos entrelazados«, dijo Stern, quien no contribuyó al informe del IPCC. «A menos que los afrontemos coordinadamente, ninguno de ellos será solucionado», añadió.

«Hay que cambiar nuestra forma de vida»

La conclusión final es que hay muy pocas buenas noticias en el informe sobre el cambio climático, pero el IPCC enfatiza que se puede hacer mucho para evitar los peores escenarios y prepararse para impactos que ya no se pueden evitar.

La conservación y restauración de los llamados ecosistemas de carbono azul (por ejemplo, los bosques de manglares y algas marinas) mejoran las reservas de carbono y protegen contra las marejadas ciclónicas, además de proporcionar hábitats para la vida silvestre, medios de vida costeros y seguridad alimentaria.

La transición a dietas más basadas en plantas también podría reducir las emisiones relacionadas con los alimentos hasta en un 70 por ciento para 2050.

Pero el simple hecho de cambiar un coche devorador de gasolina por un eléctrico o plantar miles de millones de árboles para compensar la situación habitual no va a ser suficiente, advierte el informe.

«Necesitamos un cambio que opere en procesos y comportamientos en todos los niveles: individual, comunidades, empresas, instituciones y gobiernos», dice.

«Debemos redefinir nuestra forma de vida y consumo», concluye.

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