Los delfines macho se aprenden el ‘nombre’ de sus amigos para formar grupos y cooperar entre sí. Lo hacen identificando los silbidos únicos de cada delfín, de forma similar a como nosotros reconocemos nuestros nombres. Los resultados de esta observación indican que los delfines tienen un concepto de pertenencia a un grupo.

Un estudio de la universidad de Bristol, con el apoyo de la Universidad de Zúrich y Massachusetts, ha descubierto que los delfines macho se aprenden el ‘nombre’ de sus amigos para formar grupos y cooperar entre sí.

Según la investigación, lo hacen a través de los silbidos característicos de sus aliados más cercanos. Y es que cada delfín aprende de su madre un silbido único que conserva de por vida. De este modo, los delfines reconocen y recuerdan los silbidos de los demás, de forma similar a como nosotros reconocemos nuestros nombres.

Los resultados de esta observación indican que los delfines tienen un concepto de pertenencia a un grupo, que anteriormente solo se observaba en los humanos. Además, señalan que poseen la capacidad de recordar quiénes cooperaron con ellos en el pasado.

Alianzas de primer y segundo orden

Los delfines macho suelen cooperar en pareja o en trío, en lo que los investigadores denominan «alianza de primer orden«. Estos pequeños grupos trabajan juntos para encontrar y acorralar a una hembra fértil.

Por otro lado, también cooperan en alianzas de segundo orden, formadas por hasta 14 delfines, que se defienden de los grupos rivales que intentan robar la hembra.

Algunas alianzas de segundo orden se unen en alianzas de tercer orden aún más grandes, lo que proporciona a los machos de estos grupos más posibilidades de tener aliados cerca en caso de que los rivales ataquen.

Los delfines cambian a menudo de pareja en sus alianzas de primer orden, pero mantienen a los aliados de segundo orden durante décadas, según estudios de comportamiento a largo plazo realizados en Shark Bay (Australia Occidental).

Profundizando en los silbidos

Para investigar más a fondo cómo los delfines machos utilizan sus silbidos, los científicos recurrieron a una población de delfines del Indo-Pacífico (Tursiops aduncus) que viven en las aguas de la Bahía de los Tiburones (Australia).

El equipo ha rastreado a los animales con micrófonos submarinos desde 2016, lo que les ha permitido identificar qué delfín produce cada silbido. Entre 2018 y 2019, los investigadores colocaron un altavoz bajo el agua y reprodujeron los silbidos de los machos a otros machos en sus diversas alianzas.

Estos machos tenían edades comprendidas entre los 28 y los 40 años y habían estado en estos grupos toda su vida. Mientras tanto, los científicos hicieron volar un dron por encima para grabar las respuestas de los delfines.

Los investigadores esperaban que los machos que oyeran el silbido de sus compañeros de alianza de primer orden fueran los que más respondieran. Pero cuando revisaron los vídeos, descubrieron que las respuestas más intensas procedían de los machos de las alianzas de segundo orden, es decir, de los animales que tenían un historial de cooperación constante para combatir a los atacantes.

«Fue muy sorprendente», expresa en la revista Science Stephanie King, bióloga del comportamiento de la Universidad de Bristol y autora principal del estudio. «En el 90% de los experimentos, los delfines que escucharon los silbidos de los miembros de la alianza de segundo orden se volvieron inmediata y directamente hacia el interlocutor», explica King.

Los hallazgos, dice, sugieren que los delfines -como los humanos- tienen un «concepto social de pertenencia a un grupo, basado en la cooperación previa de un individuo, más que en lo buenos amigos que son».

Sólidos hallazgos

Asimismo, hace unos meses, un estudio publicado en la revista Behavioral Ecology demostró que los delfines mulares (Tursiops truncatus), dedican parte de su juventud a construir conexiones que puedan darles una ventaja más adelante.

Los autores del estudio, en este caso, fueron investigadores de la Universidad de Georgetown y de la Universidad de Duke. En su trabajo, revelaron que los delfines menores de 10 años buscan compañeros y actividades que puedan ayudarlos a forjar vínculos y desarrollar habilidades que necesitarán en la edad adulta.

Para ello, observaron con quién salían y cómo pasaban su tiempo estos pequeños delfines cuando no había adultos cerca. Así han podido demostrar que a partir de los tres o cuatro años, los delfines dejan la protección de sus madres para aventurarse por su cuenta.

A partir de ese momento, los cetáceos viven en grupos siempre cambiantes de los que se unen, se separan y se juntan nuevamente en diferentes combinaciones.

El dato más curioso del estudio coincide con los resultados de la investigación actual. Los delfines tienden a pasar más tiempo con algunos amigos, no por compartir las mismas áreas de agua, sino por sus preferencias.

Muchos ecólogos afirman que estos estudios ayudarán a los científicos a desvelar otros misterios de la comunicación entre cetáceos.

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