No solo los animales, sino también las plantas invasoras se están apoderando de España. Un ejemplo es el caso del río Llobregat (Barcelona), donde las plantas autóctonas empiezan a estar en minoría frente a las invasoras.

La acumulación de alteraciones causadas por el hombre ha convertido las zonas fluviales de las grandes ciudades españolas en el ‘Jardín del Edén’ de las plantas invasoras, que en casos como el del río Llobregat, al sur de Barcelona, llegan a suponer ya el 80% de la cubierta vegetal.

“Las invasiones por plantas están muy asociadas a los cambios que hacemos en el territorio, fundamentalmente a cambios de tipo antrópico generados por los humanos, por eso los ríos metropolitanos son el lugar donde vemos la mayor afectación por invasoras”, explica a Efe Joan Pino, profesor de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona y director del centro de investigación CREAF.

Pino, que ha liderado la elaboración de ExoCat el Catálogo de Especies Invasoras de Cataluña, se refiere a los ambientes acuáticos de las grandes ciudades como “el Jardín del Edén” de las plantas invasoras.

Y lo achaca a tres motivos fundamentales: “Su clima litoral con régimen de temperatura medio; la abundancia de recursos para estas plantas en forma de suelos fértiles que quedan libres por la fragmentación de hábitats tras la construcción de infraestructuras; y una elevada concentración de población, lo que conlleva más oportunidades de que lleguen plantas y animales exóticos”, detalla.

La llave que abrió paso a las especies invasoras

El delta del Llobregat, con un 50% de plantas invasoras ocupando el 80% del territorio es un buen ejemplo de ello.

“El momento en el que crece la ciudad de Barcelona y se produce la tercerización de su economía, el delta se convierte en una plataforma logística, con un puerto, un incremento de las infraestructuras viarias, un aumento de la extensión del aeropuerto del Prat, y por tanto el consiguiente fin de la actividad agrícola tradicional”, explica.

La fragmentación de hábitats y el abandono de esos suelos agrícolas a comienzos de 1990 fueron la llave que abrió paso a las plantas invasoras “que, por lo general, tienen una gran capacidad de reproducción y rebrote para colonizar rápidamente los espacios y desplazar especies autóctonas”, apunta Santiago Sabaté, profesor de Ecología de la Universidad de Barcelona e investigador de CREAF.

Como consecuencia, la ribera del Llobregat está plagada de caña, artemisa y senecio pterophorus; los campos de cultivo del delta están colonizados por el plumero de la Pampa; las zonas de pinar que antaño hacían de barrera entre la playa y los cultivos están llenas de falsa acacia, eucalipto, azahar de la China, mioporo siempre verde y madreselva del Japón; mientras que la onagra y la uña de gato se han propagado por sus sistemas dunares y playas.

Cómo se reproducen y expanden

La mayoría llegaron desde tierras lejanas como decoración de jardines y hogares, y sus exitosas estrategias reproductivas les facilitaron expandirse con facilidad más allá de ellos, apunta Sabaté.

Así, el plumero o hierba de la Pampa, por ejemplo, “está formada por pies femeninos y pies hermafroditas, de manera que todos los individuos producen semillas con el polen de los hermafroditas; la madreselva del Japón da semillas muy apetecibles para las aves que acaban dispersándolas por todas partes; y la onagra tiene un tipo de reproducción que los científicos denominan “suicida” ya que emplea tanta fuerzas para expandirse que muere tras hacerlo.

Las condiciones de suelos húmeros y ligeramente salinos de llanuras freáticas como esta, cercanas a ríos y litoral, facilitan el poderío propagador de las plantas acuáticas invasoras.

¿Cómo actuar?

¿Cómo actuar en estos territorios sometidos a esta presión constante de invasiones biológicas? Pino incide en que además de controlar las plantas invasoras actuales, la clave está en prever las invasiones de futuro.

Por eso subraya la importancias de contar con listas negras de especies potencialmente invasoras del territorio, que permitan establecer mecanismos como redes de alarma, seguimiento temprano y actuación rápida para evitar que sigan prosperando estos especímenes.

El proyecto europeo Life Invasaqua ya ha dado el primer paso con la publicación de la “Lista de especies exóticas potencialmente invasoras en la Península Ibérica 2020”, elaborada por más de 60 expertos de 30 instituciones distintas de España y Portugal.

Con ella se pretende dotar a las administraciones de la base científica necesita para evitar que estos falsos “jardines del Edén” sigan creciendo.

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