El investigador del CSIC revela que «los seres humanos tienen menos capacidad de atención que los peces» y recuerda que el origen de muchas enfermedades está en el maltrato a la naturaleza

Los microplásticos y nanoplásticos (que no se ven a simple vista) nos inundan. Están en todas partes y los ingerimos sin darnos cuenta con el agua embotellada, la sal, la pasta de dientes, las cremas faciales y cualquier producto envasado. El reputado investigador del CSIC Antonio Figueras, responsable del Laboratorio Nacional de Referencia para enfermedades de los moluscos, estudia, entre otras cuestiones, la calidad de las aguas y las amenazas que afectan al mar. Los micro y nanoplásticos son una de sus mayores preocupaciones y explica en esta entrevista cómo estas partículas acaban en el interior del organismo humano por las vías más insospechadas.

La Humanidad está ahora muy centrada en luchar contra el Covid, pero, como usted ha recordado, tenemos otras amenazas…

Ahora estamos obsesionados, lógicamente, con el Covid. Como tenemos una visión muy centrada en el hombre, muy antropocéntrica, eso nos hace perder el enfoque. No valoramos que somos una especie más, susceptible a cualquier patógeno y no vemos que, al ser una especie más de los ecosistemas, lo primero que hemos de hacer es cuidarlos. Por ejemplo, todos consumimos sal, y esa sal viene del mar, y es una sal que tiene plásticos de todo tipo, y acaban dentro de nuestro organismo.

¿El agua embotellada también desprende microplásticos?

Sí. La gente dice ‘es que sabe mejor que la del grifo’. Sabrá mejor que la del grifo, pero desprendre una gran cantidad de sustancias químicas. El plástico no es inerte. Se han hecho estudios de las heces de determinadas poblaciones en diferentes poblaciones y se ve que contienen plástico. Y no es porque mordieran el bolígrafo… Sucede también con las frutas y vegetales que envasan dentro de la bandeja de poliuretano y envuelta en plástico. Hasta las mascarillas, que son necesarias, pero acaban en su gran mayoría en el mar y se van degradando. Se liberan sustancias químicas que afectan a las especies y a la nuestra, porque acabamos consumiendo esas especies marinas. El plástico es una amenaza silenciosa, que no valoramos suficientemente. Y como tenemos menos atención que un pez… esto lo digo porque está demostrado científicamente…

¿Ah sí? ¿El ser humano presta menos atención que un pez?

Hay trabajos que lo demuestran. Los peces tienen una capacidad de prestar atención durante 12 segundos, el ser humano ha bajado a sólo nueve segundos. Con este bombadeo de redes sociales y demás… Ya vemos que ante las noticias del periódico, la gente sólo se queda con el titular.

¿En qué otros lugares aparecen los microplásticos?

Hasta en las cosas más insospechadas. Hay nanoplásticos (que no se ven a simple vista) en cremas faciales, cremas solares, la pasta de dientes… Cuando lavas una prenda se desprenden microfibras que acaban en la depuradora, que no las retiene, porque no están diseñadas para esto, y van al mar.

¿Hay alguna alternativa ante esta situación? ¿Nos podemos deshacer del plástico?

Yo creo que es casi imposible. Lo que se puede hacer es ir reduciendo el uso del plástico poco a poco, pero hay intereses muy serios para que esto no sea así. Tengamos en cuenta que es un derivado del petróleo. Si se quiere evitar consumir plástico, hay que leer la información del producto, para ver su composición, pero como tiene una letra tan pequeña, sólo la puede leer alguien que tenga 18 años (ríe). Además, siempre hay una especie de trampa porque dicen que, si no se supera un determinado porcentaje, no hace falta declarar ese componente.

Al final, hay una relación directa entre la salud del planeta y la salud humana…

La especie humana es la especie más sucia del planeta. Y al final eso repercute sobre nuestra vida. Nos preguntamos: ¿de dónde sale tanto cáncer, tantas alergias? Pues de un desequilibrio en nuestra biología como especie. No son solo los plásticos. Estamos alterando profundamente nuestro ecosistema desde hace sesenta años. Y encima hay una especie de ridiculización de quienes hablan de esto. Se les pinta como si fueran hippies o perroflautas. Se trata de que nosotros y quienes vengan detrás vivan mejor.