Barack Obama y su esposa, Michelle, despidieron ayer la jornada con una cena de Estado ofrecida por la reina Isabel II de Inglaterra, tan sólo la tercera con la que esta soberana, que ha celebrado un centenar de ellas en su vida, agasaja a un presidente estadounidense.

El presidente estadounidense comenzó su jornada con una ceremonia de bienvenida en los jardines del palacio de Buckingham, donde los Obama estuvieron acompañados de la soberana británica, su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, el heredero del trono, el príncipe Carlos, y la esposa de éste, Camila, duquesa de Cornualles.

Previamente, los Obama habían tenido ocasión de saludar en privado a los recién casados duques de Cambridge, el príncipe Guillermo de Inglaterra, segundo en la línea de sucesión, y su flamante esposa, Catalina, con los que departieron unos minutos. Se da la circunstancia de que los Obama ocuparán durante su estancia de dos noches en el palacio de Buckingham la misma suite de seis habitaciones en la que los recién casados pasaron su noche de bodas el pasado 29 de abril.

Tras un almuerzo informal con la soberana, los Obama visitaron la colección de arte del palacio, donde tuvieron ocasión de contemplar el diario personal del rey Jorge III en el que admitía que "América se ha perdido" y expresaba la importancia de comerciar con el nuevo país y mantener lazos cordiales en el futuro.

Como es protocolario, la soberana y sus invitados intercambiaron regalos.

A continuación, la pareja presidencial se desplazó a la abadía de Westminster para depositar una corona de flores ante la Tumba del Soldado Desconocido.

También se desplazaron al número 10 de Downing Street para una reunión informal con el primer ministro, David Cameron, y su esposa, Samantha.

Pero incluso dentro de la formalidad que caracterizó la jornada, en la que Obama también se reunió con el líder de la oposición laborista, Ed Miliband, hubo espacio para la improvisación.

Obama y Cameron se dirigieron, fuera de programa, a una escuela en un barrio deprimido de Londres, donde visitaron algunas de las aulas y se atrevieron a jugar una partida de ping-pong con dos de los alumnos.

Hoy, miércoles, la pompa dejará paso a la política internacional, que dominará la bilateral formal que Obama celebrará con Cameron.