El cartel premiado por Cort para las fiestas de Sant Sebastià no es un plagio del póster de las Fallas del año pasado, puesto que al ser idénticos no puede hablarse de copia, y ya demostró Borges que quien reescribe hoy palabra por palabra el Quijote, escribe otro Quijote. Los observadores apresurados sostienen que la ganadora se ha inspirado excesivamente en la propuesta fallera, salvo que el original carece de inspiración alguna. Si hacemos abstracción –ya que de arte hablamos– del crimen ideológico perpetrado por la izquierda palmesana al premiar un diseño galardonado previamente por el PP, la creación mallorquina ha mejorado y simplificado la inicial, demasiado fallera para nuestro exquisito paladar.

El cartel de las pasadas Fallas era una copulación homozigótica y apelmazada, que en Palma se ha perfilado hasta ofrecerle una textura ligera, sinuosa a la par que comprensible. En la versión premiada por Cort, el fuego es auténtico y no una correosa suela descongelada. En realidad, reflejan las diferencias entre ambas celebraciones. Para quienes no retengan su admirable estructura, se trata de sendas variaciones sobre un cucurucho de limón y fresa, de camino hacia el logotipo de Al Jazeera. Aliñadas con gotas de Van Gogh y de Miró, citas imprescindibles cuando de arte hablamos.

Por mucho que el festivo concejal Grosske ahuyente la responsabilidad del duplicado, el aval de Cort legitima el cartel de las Fallas de Sant Sebastià. La autora se limitó a hacer su trabajo, y aunque la izquierda puede escudarse en que sólo tiene ojos para el Guernica, nos queda el jurado. Sorprende que ni uno de los siete reputados panelistas identifique el póster de las últimas fiestas valencianas, que hasta Tom Cruise ha llevado a la pantalla. Deben retener únicamente la cartelería del MoMA. Sin embargo, se ha filtrado que uno de los jurados ya insinuó que la profusión de amarillos y rojos entrelazados le recordaba unas banderas que había visto cimbrearse en el graderío del Camp Nou, los días de partido. El cartel de Cort vuelve a caer por los suelos, no aciertan ni cuando copian.