Ramon Pascual (Barcelona, 1942), catedrático de Física Teórica de la Universitat Autònoma de Barcelona, es el impulsor y presidente de la comisión ejecutiva del sincrotrón Alba, inaugurado este año en Cerdanyola y que entrará en funcionamiento en 2011.

Fue rector de su universidad y director general de Enseñanza Universitaria de la Generalitat.

Ayer pronunció dos conferencias en Palma.

–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿El sincrotrón de Cerdanyola demostrará que el universo fue creado en Cataluña?"

–El sincrotrón es ciencia catalana y española, pero no tiene nada que ver con el acelerador de Ginebra. Es menos ambicioso, porque aprecia distancias millones de veces mayores, pero más útil para más gente.

–¿Una luz de esa potencia no deja fritos a los átomos?

–Si introducimos una muestra biológica mucho tiempo, queda frita. Antes de que se fría, podemos analizar su estructura, algo imposible con fuentes convencionales de luz. Hay que ir con cuidado, y tomar la foto rápidamente.

–Añadamos la muletilla de que el sincrotrón cura enfermedades, para que los gobiernos financien.

–Mi mujer me aconseja siempre que diga que el sincrotrón cura el Alzheimer, y así conseguiremos mayor financiación. Basta decir que el Nobel de Química del año pasado se otorgó por la estructura del ribosoma, obtenida en sincrotrones, y que se estudia el tratamiento de tumores con esa luz. Antes sólo lo utilizábamos los físicos, hoy ha pasado a los biólogos.

–¿La ciencia se ha desplazado de la física a la biología?

–Hay un desplazamiento aunque, como físico, no me gusta reconocerlo. El 14% del sincrotrón del Reino Unido pertenece a un laboratorio farmacéutico, permite dilucidar estructuras de virus y proteínas.

–Me interesan más las aplicaciones alimentarias.

–La marca Cadburys estudia el tamaño de las burbujas de aire de sus tabletas, para que se mantenga el sabor del chocolate. El sincrotrón sirve para cualquiera que estudie pequeñas distancias.

–¿Y si el sincrotrón se estropea el día de la entrada en servicio, como su hermano mayor de Ginebra?

–El acelerador de Ginebra es una pieza única de 27 kilómetros de longitud, sin precedentes. Con 270 metros de circunferencia, nosotros somos más convencionales, así que se arregla y ya está. El sincrotrón de Grenoble tenía el récord de ocho o nueve días sin ninguna parada por averías.

–¿La crisis ha paralizado las inversiones en ciencia?

–Es muy probable que hoy en día no se aprobara el sincrotrón. Iniciamos el proyecto en 1991, hasta 2002 no se consiguió y tenemos garantías hasta 2022. La ministra insiste en que no se ha modificado el Plan Nacional de Investigación, pero algo se ha tocado.

–¿No debieran comprometerse los científicos a obtener resultados?

–Sí, y en general lo hacemos. El lenguaje críptico dificulta la transmisión a los medios, salvo que publiques en Nature. En ese caso, la prensa lo reproduce de inmediato, cosa que no ocurre aunque te haya publicado otra revista de prestigio idéntico.

–A mil euros por hora de alquiler, el sincrotrón cobra más que un controlador aéreo.

–Se pueden hacer muchas cosas en una hora de sincrotrón y, quienes publican sus resultados, pueden utilizarlo gratuitamente.

–¿Los altos funcionarios como usted se asombran de los sueldos de los controladores?

–Son un poco escandalosos. Entiendo que se estresen, pero la Administración me niega por razones económicas la contratación de grandes científicos que ganan una tercera parte. Nadie en el sincrotrón cobra cien mil euros al año.

–¿Leerá el libro de Stephen Hawking?

–No. Hawking es un físico con resultados importantes, pero casi nadie leyó su Historia del tiempo pese a las ventas que tuvo. Hay divulgadores mucho mejores.

–¿Por qué no hay ninguna universidad española entre las cien mejores del mundo?

–Porque venimos de muy abajo. La universidad de hoy es mucho mejor que hace treinta años, no se puede negar esa realidad.

–¿Por dónde debe mejorar la universidad?

–Se necesita un salto en el sistema de gobierno. Lo que digo es impopular, pero hay que cambiar el sistema de elección del rector. Yo ocupé ese cargo en la Autònoma, y no podía sancionar a un profesor que no asistía a clase. No tengo nada contra los funcionarios, pero sí contra la ley que los gobierna y con su aplicación a una profesión elitista.

–¿Por qué los orientales aventajan a los occidentales en el estudio de la ciencia occidental?

–No hay nada genético, sólo ansia de saber. La mayoría de doctores en Físicas de Estados Unidos son extranjeros.

–El ´big bang´ no pudo ocurrir a solas.

–Con las teorías de universos paralelos, si yo contesto no a la pregunta, hay otro yo que responde sí, y el universo se desdobla. Me cuesta creerlo, pero es posible.