La Sala 600 que acogió los Juicios de Nuremberg reabrió ayer sus puertas como museo, en su emplazamiento original de esa ciudad del sur de Alemania donde Hitler escenificó sus congresos nazis y donde tras la Capitulación se juzgó a la cúpula del Tercer Reich. El Memorium Nürnberger Prozesse es el nombre que recibirá el espacio de 750 metros cuadrados, que acogerá una exposición centrada en el primer juicio contra 24 responsables del régimen, más los doce procesos posteriores contra otros cómplices activos del nazismo.

La inauguración se celebró ayer coincidiendo con el 65 aniversario de la apertura del gran juicio, que sentó a Hermann Göring y Rudolf Hess, entre otros, en el banquillo de los acusados del Tribunal Militar aliado.

Junto a las imágenes conocidas de los acusados escuchando con rostro pétreo y provistos de auriculares los cargos que se les imputaban –crímenes de guerra, crímenes contra la Humanidad, conspiración contra la paz mundial, entre otros–, la muestra documenta todo el entorno que rodeó el proceso. Se documenta asimismo el pliego de la acusación instruido el 18 de octubre de 1945, en Berlín, preámbulo del proceso abierto un mes después contra la cúpula del Reich, que se prolongó durante 218 vistas.

Lo acompañan, repartidos en cuatro espacios, fotografías, películas y otro material audiovisual, en su mayoría material de archivo rescatado tanto de fondos documentales de las cuatro potencias aliadas como de la propia ciudad de Nuremberg. La superficie expositora está alojada en la planta superior del Tribunal de Justicia. La propia Sala 600 estárá abierta al visitante únicamente los días en que no haya vistas judiciales.

"Hay quien considera que hubiera sido mejor dejar de celebrar juicios en la Sala 600 y que sólo se utilizara como museo. Finalmente se optó por una función mixta", explicó Stefan Franke, presidente del Tribunal Territorial de Nuremberg. Según Franke, esta doble funcionalidad de la Sala obedece tanto a razones prácticas –"la audiencia sigue ahí y no hay otro edificio previsto"– como al concepto: "Se compaginan así ambos sentidos, el histórico y el actual de la labor de la justicia", apunta.

Los nazis nunca se arrepintieron

Por otro lado, Siegfried Ramler, intérprete de Hermann Göring y otros jerarcas nazis en el Juicio de Nuremberg, asegura que los acusados en este proceso no dieron muestra alguna de arrepentimiento, algo que atribuye, entre otros factores, a un antisemitismo que les impedía ver a sus víctimas como seres humanos. A sus 85 años, Ramler, judío de origen austríaco, es uno de los muy escasos testigos directos aún vivos del juicio. El traductor aseguró que los acusados nunca mostraron arrepentimiento, sino que "sólo querían explicar cuál no era su función".