–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Don Quijote de Calvià?"

–Todos tenemos una faceta quijotesca y España entera está necesitada de transparencia y participación, los ejes de mi discurso. No entiendo que deje de votarme ningún ciudadano que entienda mi mensaje.

–¿Su enemigo es Delgado o la izquierda?

–Mis enemigos son la indiferencia y la resignación. Mi programa no es de derechas ni de izquierdas, sino de Calvià. Un municipio debiera aspirar a ser una comunidad de vecinos, y no soy un hombre de la derecha.

–Se afilió al PP siendo conseller.

–Quise cerrar ese frente.

–¿Delgado le tiene miedo?

–Delgado se presentó a la junta local de Calvià, para retirarse cuando supo que yo también me presentaba. A algo le tuvo miedo.

–Nadó los 55 kilómetros de la costa de Calvià, ni un palmo sin construir.

–La costa de Calvià es una maravilla con zonas absolutamente vírgenes. Cuando me enfrenté a lo desconocido pensé que, si no lo conseguía, debía replantearme mi participación en las elecciones.

–¿Matas ya defraudaba a Hacienda cuando usted era conseller del ramo?

–Yo hubiera puesto la mano en el fuego por Matas en la primera legislatura. Cambió en Madrid. Me distancié de él mientras fue ministro, tuvimos un desencuentro personal cuando volvió al Govern y no hemos vuelto a cruzar palabra.

–¿Le defraudó más Matas o Delgado?

–Ex aequo. He llegado a pensar que el culpable debo ser yo.

–¿Le costó seis años de director general de Calvià formarse una imagen adversa de Delgado?

–El Delgado del segundo mandato no tiene nada que ver con el primero. La mayoría absoluta le sentó mal, le ocurre a muchos políticos. Al no volverse a presentar, se ha centrado en su futuro político. Yo me di cuenta de que no era una persona de palabra ni se enfrentaba a los asuntos de cara.

–Cuando preparaba la Olimpiada de ajedrez, coincidió usted en Moscú con la expedición del Rasputín.

–Joan Flaquer me invitó a la comitiva que entiendo que realizó esa excursión. Me dijo que "lo pasaremos bien", le repliqué que "no puedo dejar al grupo". Esa noche yo estaba en el Bolshoi, un tostón. A Delgado no lo vi en el teatro con nosotros.

–Usted obtiene frente a Delgado el mismo resultado que Delgado frente a Bauzá.

–En unas elecciones que no fueron limpias, yo obtuve el 34 por ciento. Delgado se queda en un 31 por ciento frente a Bauzá, un diez por ciento menos que yo. Además, el alcalde de Calvià contaba con el aparato de su municipio, más poderoso que el de Marratxí.

–Bauzá ganó a Delgado y se ganó a Delgado.

–Pese a mi mejor resultado, en siete meses no hubo ninguna aproximación para mi integración.

–Por lo menos, estará de acuerdo con la política castellana del PP balear.

–En Transparencia seguiremos el Estatut al pie de la letra. Los ciudadanos han de leer y entender las dos lenguas oficiales. A partir de ahí, el libre uso en cualquier ámbito, que cada cual hable en lo que le salga de los cojones. Me parece que cojones es la palabra más adecuada para hablar de libertad.

–Para un interventor, la política debe ser el reino del caos.

–Los políticos me recuerdan a lo que hacen los niños con los padres, forzar los límites. Como interventor, he sido testigo de hasta dónde están dispuestos a llegar los políticos, y mi intención es que los ciudadanos no se dejen tanto, porque ellos son culpables al cincuenta por ciento de lo que ocurre.

–Los interventores de Balears han sido pasivos frente a la corrupción.

–La policía rara vez atrapa al asesino antes de que cometa el crimen. El interventor tiene su cometido, y no se le puede achacar nada cuando no se afectan los controles. La Visa de Rodrigo de Santos era de una empresa municipal, sometida a auditoría privada.

–¿No le molesta que su disidencia acabe por favorecer a UM?

–UM tiene unas siglas absolutamente machacadas en Calvià, y no obtendrá representación. Hay antiguos militantes de ese partido que colaboran con nosotros.

–¿Es tan tozudo en su vida privada?

–Soy hijo de aragoneses.

–De todas formas, cobra usted más que el presidente del Govern.

–Cobraba más que Gabriel Cañellas cuando fui interventor de la Comunidad, porque no quería ganar un duro menos que mi predecesor por el mismo trabajo, pero no era el cargo que más le costaba al Govern.