–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Cuántos Ibiza Film Festival pueden celebrarse con los siete millones que costará el certamen de Mallorca?"

–Ja, ja. Unos diez festivales de Eivissa. De entrada es desproporcionado. Los festivales han de empezar siendo modestos, y seguir una trayectoria de desarrollo hasta llegar a esos presupuestos. Así sucedió con Cannes.

–¿A qué equivalen siete millones, en el lenguaje de los festivales de cine?

–Está a la altura de San Sebastián. La Berlinale tiene diez millones de presupuesto, y es el más importante del mundo.

–Con siete millones de euros, sería más práctico pagar una entrada de cine a cada ciudadano de Balears.

–Es una cifra que da miedo. Se podrían rodar incluso varias películas en Balears –dos millones es una cifra de rodaje muy frecuente–, o crear un fondo para el cine balear.

–Con los 400 mil euros del Ibiza Film Festival se rueda ´Paranormal activity´.

–Hacemos milagros con entusiasmo. Un festival de cine no es un negocio, aquí casi nadie cobra. Contamos con colaboradores voluntarios, y los invitados viajan en turista.

–¿Necesita Mallorca otro festival de cine?

–Lo importante es el perfil, no se hace un festival a golpe de talonario. Si han de pagar a los actores, van mal, porque se corre la voz y después no hay forma de que asistan gratis. Ya lo intentó la Mostra de Valencia. En Eivissa no pagamos, vienen porque les gusta.

–O sea que el Ibatur es el Imatur, centrado en Mallorca.

–De ser así, no cumpliría su función, han de saber que se hacen otras cosas. Nos ha chocado un apoyo tan rotundo a algo que no está montado. Se crean agravios involuntarios.

–Imaginemos que se le plantea a Harrison Ford si prefiere ir a un festival en Mallorca o en Eivissa.

–Sin establecer competencia entre islas, Harrison Ford ya conoce la Eivissa secreta, un refugio de artistas famoso en el mundillo de Hollywood. No tiene nada que ver con la imagen de las discotecas. También agradecen el anonimato, que nadie les moleste.

–Si Jacqueline Bisset ha cumplido sesenta años, ¿qué sentido tiene mi vida?

–Está fantástica, preciosa. En Eivissa asombró cómo se maneja y controla su imagen, da gusto verla. Son animales de escena.

–No más festivales, ha dicho el ministerio.

–Alex de la Iglesia sostiene lo contrario, y no creo que al ministerio le corresponda imponer límites. No importa la cantidad, sino la calidad. Ignasi Guardans habló de una reestructuración geográfica. Es decir, que no se superpongan dos iniciativas del mismo tipo en la misma región.

–¿Por qué son tan malas las películas rodadas en Mallorca y Eivissa?

–Porque no tenemos una Film Commission, los organismos encargados de promover la producción de películas en sus regiones respectivas. Crearla es una responsabilidad institucional, porque supone una carencia vergonzosa. Así fue como Cataluña consiguió Vicky Cristina Barcelona.

–¿Se ha descargado usted alguna vez una película por internet?

–Nunca, porque tengo demasiadas películas que ver para el festival, pero las descargas son un peligro muy grave para el futuro del cine. Internet ha de ser libre, pero una película cuesta muchos años, sueños y cabreos.

–¿Cuál es la solución?

–Se pueden proteger los derechos intelectuales sin la presión de la estaca. Hay que bajar los precios de las películas en la distribución final, efectuar estrenos simultáneos o descargas con publicidad.

–¿Por qué su festival utiliza Ibiza en lugar de Eivissa?

–Pusimos el nombre en inglés, Ibiza International Film Festival, porque queríamos llegar al máximo de gente y es el idioma universal. Hacemos gala del cosmopolitismo ibicenco, los nacionalistas lo han entendido perfectamente.

–Se han bautizado como el "Sundance europeo", no les sobra modestia.

–Es nuestro objetivo, centrarnos en el cine independiente porque necesita más apoyo. El comercial posee sus propios canales de promoción.

–Se encuentra usted ahora en el festival de Marrakech.

–Van ya por la novena edición, con una participación masiva de público. Jim Jarmusch dio ayer una conferencia ante seiscientas personas.

–Si le nombran director del festival de Mallorca, nos replantearemos las críticas.

–En esa hipótesis, hubiera hecho el mismo discurso. Cuesta mucho ganar un euro, y un festival no puede convertirse en una pasarela publicitaria de políticos, Hay que adaptar los recursos a los contenidos.