Catorce meses después de la misteriosa desaparición de la niña británica Madeleine McCann en el sur de Portugal, la policía judicial lusa dio por concluida su investigación sin lograr esclarecer el caso. Según el fiscal, el informe policial que le fue remitido y que consta de varios volúmenes será ahora minuciosamente examinado para determinar si se abren nuevas diligencias o si se dan las "condiciones necesarias" para archivar uno de los casos policiales más mediáticos de los últimos años.

Anticipándose a la decisión de las autoridades judiciales, la prensa portuguesa informó ayer que el sumario será cerrado, dado que la policía no encontró pruebas inculpatorias contra ninguno de los sospechosos, entre ellos los propios padres de la pequeña, que desapareció durante sus vacaciones en una zona turística de la costa del Algarve el 3 de mayo de 2007, cuando estaba a punto de cumplir cuatro años.

"El Ministerio público procederá al análisis y a la evaluación global de todo el proceso", indicó este organismo, para agregar que el secreto de sumario se mantendrá hasta mediados de agosto, fecha en la que el caso podría oficialmente quedar archivado.

Al mismo tiempo, el director adjunto de la policía judicial, Pedro do Carmo, enfatizó que este cuerpo continúa a disposición de la procuraduría para llevar a cabo nuevas investigaciones si así lo considera pertinente.

Según los diarios ´Jornal de Notícias´ y ´Correio da Manhu´, la policía judicial portuguesa carece de evidencias suficientes para acusar a los McCann de la desaparición de su hija. Además, los investigadores lusos tampoco habrían logrado determinar si se trató de un secuestro, como aún sostienen los padres de la niña, o de un homicidio.

También la emisora británica BBC informó que el caso será finalmente archivado y que sólo será reabierto si surgen nuevas pruebas. Inicialmente, la policía portuguesa pensó que Madeleine fue secuestrada, quizás por alguna red de pederastas o traficantes de niños. Pero en el transcurso de las investigaciones surgió la hipótesis de que la pequeña, que hoy tendría cinco años, murió de forma accidental y que sus padres, ambos médicos, se deshicieron del cadáver para no tener problemas con la justicia.

Clarence Mitchell, portavoz de los McCann, declaró a la BBC que los padres no tienen constancia de que el caso vaya a archivarse, pero manifestó que de ser así, las autoridades lusas deberían dejar de considerarlos oficialmente como sospechosos.