-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Balears tiene más problemas de geografía o de historia?"

-Al margen de las hagiografías empresariales, el misterio consiste en averiguar cómo se han construido los grandes imperios, que colocaron a Balears en la cumbre de los depredadores, con base en un petróleo que no producimos. Cada turista baja del avión con 45 litros de gasolina, el coste de su desplazamiento.

-Mallorca no es un país pero, ¿ya somos una ciudad?

-Somos un barrio de la megalópolis europea. Funcionalmente, Mallorca es un espacio urbano, donde los espacios naturales son zonas recreativas. La isla entera está vinculada al negocio turístico.

-¿Creyó ver alguna vez un Pacto de Progreso impulsando la construcción en rústico?

-La socialdemocracia ha derivado en política neoliberales, en un neofeudalismo, por lo que predominan los intereses financieros y los constructores marcan las pautas. Alguien debería explicar por qué el momento de más construcción coincide con las mayores dificultades para acceder a una vivienda.

-¿La izquierda desarrolla una corrupción de baja intensidad?

-No tengo contrastado que la izquierda sea corrupta en Balears, aunque el tsunami urbanístico ligado a la corrupción ha barrido todas las comunidades. Hemos de afinar la vigilancia, y la transparencia en la toma de decisiones.

-Ivan Murray Mas, ¿cuántas razas hay allí?

-Soy extremadamente bort. Mi abuelo Murray era un canadiense de origen escocés que se casó con una Kidell-Monroe. Ambos eran pintores y acabaron en Sóller, guiris antes del boom. Mi madre mezcla Mallorca y Alicante. Cuando estaba embarazada, leía a Tolstoi, y se enfrentó al dilema de llamarme Ivan o Igor. Tuve suerte, si consideramos los chistes a cuenta del El jovencito Frankenstein.

-¿Cuál sería la población ideal de Mallorca?

-Cuando llegamos a lo demográfico hago una paradinha, porque es un debate planteado por quienes se consideran los elegidos para quedarse en Mallorca. Que se vayan de la isla las familias ilustres, que ocupan más espacio y consumen más recursos.

-¿Cuál sería la población turística ideal?

-Hay que rebajar el techo. Doce millones de turistas para Balears es una aberración sin parangón en todo el mundo. Equivale a doce visitantes por residente y hemos de llegar a afirmar "qué bien que hemos reducido la cifra".

-¿Cuánta Mallorca está ya construida?

-Estrictamente, un seis por ciento. Hace cuatro décadas era un uno por ciento. Nuestra tasa de artificialización está por encima de la media europea y mundial.

-Además, somos contagiosos.

-Balears no es el foco emisor de la plaga, sino una campo de experimentación cuya experiencia se aplica a otros territorios. Se crea así una marca universal, los Nike intercambiables del turismo, la proliferación de los no-lugares.

-¿La agricultura es paisaje?

-Es comida. Hemos vivido cuarenta años subvencionados por los hidrocarburos, pero cada vez costará más traer los tres millones de toneladas de alimentación y madera que importamos, frente a los sólo dos millones que producimos. Algo falla.

-Quizás nos equivocamos en el tono sufriente.

-No hay catastrofismo, sino realismo frente a los mensajes eufóricos que nos lanzan -no hay crisis financiera, no llegará a Balears, la ecotasa se cargó las Torres Gemelas-. No hemos tenido una distribución equitativa del pastel de la riqueza, lo cual ha creado una sociedad muy polarizada.

-¿Tiene usted un plan o sólo se queja, como buen izquierdista?

-Tengo una actitud quejosa. Rompiendo con información la oscuridad a que nos condenan, podríamos dirigir nuestra vida en otras direcciones. Como Manu Chao, soy barrionalista, y he puesto en práctica esa condición en el Port.

-¿Ha vendido algo a los alemanes?

-Sólo han vendido quienes tenían algo que vender. Competimos con los alemanes para alquilar una vivienda, un proceso tan difícil como una hipoteca. Viviendo en el Port de Sóller, he escuchado a menudo "siento no podértelo alquilar, pero saco lo mismo con los cuatro meses de verano".

-¿La lucha contra la corrupción urbanística es una gota en el mar?

-Tiene un componente pedagógico para futuros infractores, y tranquilizador para una población escandalizada por el desbordamiento de los desmanes urbanísticos.

-¿Cuánta Mallorca necesitaríamos en proporción a nuestro consumo?

-Nuestra huella ecológica supera las siete hectáreas por habitante, en la media de Estados Unidos. Para alcanzar el equilibrio, necesitaríamos catorce veces la superficie de Balears.