Hay gente que se toma al pie de la letra no sólo las frases, sino las escaleras y las vacas y los sótanos, o sea, todo. Tomarse al pie de la letra una escalera significa creer que sólo sirve para subir al piso de arriba o bajar al de abajo. Craso error. La escalera es sobre todo una construcción simbólica que ofrece más prestaciones al alma que al cuerpo. Pensar que sólo sirve para desplazarse es quedarse en su significado literal, que, siendo cierto, es muy empobrecedor. Pensemos en un billete de 500 euros. Tomado al pie de la letra, no es más que un pedazo de papel rectangular lleno de números y letras. Pero lo importante del billete no es su cuerpo físico, sino su cuerpo espiritual o metafórico. Un billete de quinientos euros, en fin, es una fortuna, no creo que sea preciso demostrarlo. ¿Y qué decir de un libro? Literalmente hablando no es más que un mazo de cuartillas cosidas por un lado. Pero si sólo fuera eso, usted y yo estaríamos perdidos. Dejamos para otro momento la explicación del sótano y de la vaca, pero adelantamos que no por casualidad el primero se utiliza en las películas de terror o la segunda es un animal sagrado en la India.

El pensamiento literal es una peste que afecta a todos los territorios de nuestra existencia diaria. La televisión ofrece continuamente programas basados en esta percepción de la realidad y los políticos en campaña hacen unos discursos literales que ponen los pelos de punta al más templado. Pero uno de los territorios donde más daño hace es en el de la medicina. A un médico le dices que te duele aquí y se lo toma al pie de la letra, cuando todos sabemos que el dolor es la sombra de la enfermedad como el argumento es la sombra de la novela (la frase no es mía, pero tampoco recuerdo ahora de quién).

Viene todo esto a cuento de un libro recién salido (Realidad Daimónica, Atalanta), en el que su autor, Patrick Harpur, explica con brillantez esta enfermedad de nuestros días a la que denomina literalismo. Su lectura sólo tiene un peligro: que nos tomemos lo que dice, dado lo sugestivo que resulta, al pie de la letra. Aunque no es probable, pues se trata de uno de esos libros excepcionales que te invitan a desconfiar de cada una de sus páginas. Léanlo.