Nadie olvida su primera llamada al Rasputín:

-El 25 de febrero tuvieron ustedes un grupo de españoles,...

-...y quieren volver, ¿para cuándo les hago la reserva?

Miles de personas me asaltan por la calle, y me preguntan por qué sólo aparecen las facturas del Rasputín, y no las de otros locales moscovitas de mujeres que cobran. Como el Night Fly, adonde acudieron más y más importantes personajes de la delegación del Govern, en el borrascoso febrero. Excepcionalmente, me quedo sin respuesta. Por fortuna, tengo a mi lado a la intuitiva Marisa Goñi -se ha comentado en abundancia el drama de las esposas de los expedicionarios a los clubes de alterne, pero no he recibido demasiados reconocimientos por la dificultad que entraña coescribir sobre un asunto así con una mujer-. Ella sentencia, "en el Night Fly no pagaron, iban invitados". Donde invitados no significa gratis, sino que el precio lo abonaremos nosotros y el paisaje mallorquín en especias.

El maestro José Oneto, que desde estas páginas hacía retemblar a España hace tres décadas y que abrió la espita del Night Fly, me cuenta que "un importante personaje de Madrid se encontró allí con miembros de la expedición del Real Mallorca y del Govern. Me lo dijo hace meses, por lo cual no puede hablarse de una invención al hilo de la polémica actual sobre el viaje a Moscú, y lo archivé". Ya que nos estamos especializando en el sexo moscovita, apuntaremos que el Night Fly se halla un peldaño por encima de ese Rasputín que forma ya parte de nuestra cotidianeidad. Es una discoteca de señoras elegantísimas -no pagan a la entrada-, bellísimas y enjabelgadas con rutilantes títulos universitarios. Sus tarifas no bajan de las 50.000 pesetas. Un ministro del Gobierno Aznar, que venía periódicamente a insultarnos a Mallorca, se quedó encandilado de una de las eslavas. Tan ciego y pertinaz andaba de pasión, que hubo que sacarle a toda prisa del engaño en que estaba sumido.

Hay quien piensa que Matas ha mentido para proteger a Flaquer, lo cual demuestra desconocimiento del president. En realidad, necesitan silencio porque saben que el Rasputín es apenas una anécdota, en un viaje a Moscú que fue una fiesta perpetua -por ponerlo en términos aptos para la izquierda puritana-. Según Andrey Iliakov, el guía-intérprete mejor pagado de la historia por gentileza de Alía con nuestro dinero, el magnate ruso Konstantin Kozhevnikov invitó a cenar a lo enviados del Govern la primera noche. También puso a su disposición los coches en que se desplazaban por Rusia. Qué gran imagen de cine negro, sólo falta que nos detallen el armamento que portaban.

Ante tamaña magnanimidad, alguien puede preguntarse quién es Kozhevnikov. El presidente de la Federación Rusa de golf, por ejemplo. El título parece rimbombante, hasta que advertimos que Moscú sólo cuenta con un campo de 18 hoyos, el Moscow Country Club, aparte del complejo golfístico de uso privado que se ha construido un oligarca de la tierra. El amigo ruso de Matas se ha especializado en las relaciones entre ese atlético deporte y el sector inmobiliario -¿ven como todo acaba encajando?- Para promocionar la disciplina de los hoyos, ha federado al tenista Yevgeny Kafelnikov.

Kozhevnikov el dadivoso tiene 37 años, uno menos que Roman Abramovich, por lo que pertenece a la estirpe del magnate ruso, con un pedigrí de formulario. El doctorado obligatorio en Ciencias Económicas, la carrera administrativa en el Kremlin y, actualmente, la vicepresidencia del consejo de administración de Sobinbank, uno de los mayores bancos de Rusia. Cumple incluso con el matrimonio requerido con una dama de estilo, porque su esposa, Elena, es diseñadora de modas. Ksenia es su hija de ocho años.

Supongo que se hacen a la idea, sin necesidad de consultar la foto adjunta. Un personaje expansivo, bigger than life, como les gusta decir a los oligarcas rusos en su idioma adoptivo. En Mallorca hay más golfistas federados que en toda Rusia, pero Kozhevnikov presume de que construirá 500 campos en su país durante los próximos quince años. ¿Se imaginan la traducción de ese ímpetu en Balears? Estamos hablando de diez o quince instalaciones, que bien valen una invitación.

De hecho, Kozhevnikov fundó y preside Golf Development, una promotora de complejos golfísticos con los inevitables hermosos bloques de cemento a su vera. Residente en Illetes, ya ha ganado trofeos en Santa Ponça, y sufraga la Copa Rusia. Matas, Flaquer y compañía nos explicarán sin duda qué transacciones aceptaron mientras eran generosamente regados de vodka. Con todo, y para futuras juergas moscovitas, los magnates rusos deben saber que se han excedido con la dosis. Cuando pagan los ciudadanos, nuestros políticos tienen un fácil conformar. Así, los seis expedicionarios cargaron a las arcas públicas 55.000 pesetas per cápita en extras de hotel. Por encima incluso de las 45 mil que publicamos en su día, quizás porque no dábamos crédito. A razón de 28.000 por noche de estancia, incluido en la media el escolta presidencial. Calcule qué hay que consumir o beber para alcanzar esa cifra.

Quienes conocen a Kozhevnikov, lo desligan absolutamente del Rasputín. "No hubiera dejado pagar a los políticos, es demasiado generoso para ello". Por tanto, oriente sus pesquisas hacia siete pueblerinos mallorquines, recogiendo y guardando los tiques de un local de alterne, por primera vez en la historia de la prostitución. En cuanto al ruso, conoce al dedillo lo publicado en España desde el mismo día en que se reveló la juerga. Entre la ética y la erótica del poder median sólo dos letras. Como dice Ramon Aguiló, "lo peor es el ridículo que nos han hecho pasar". En efecto, gracias a su promoción, somos el hazmerreír de toda Europa.

Reflexión dominical perruna: "La necesidad tiene cara de perro" (declaración de una prostituta colombiana al autor, en la barra del Mustang Ranch).