-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Etoo ha captado el mensaje de la canción que le han dedicado?"

-He hablado con él, y no estoy seguro de que haya captadola canción, pero su carácter indómito ha marcado una época en Mallorca. Y eso que al mallorquín le repelen las personalidades acusadas.

-La Granja se lo toma con calma, ustedes también son muy mallorquines.

-En su día nos negamos a irnos de Mallorca, y no damos excesiva importancia a tocar bien, sólo lo justo. Los virtuosos son gimnásticos, de creatividad limitada. Y con la edad, la frescura cuesta cada vez más.

-¿Qué grupo mallorquín escucha con más gusto?

-Me gusta Sexy Sadie, a pesar del inglés, y La Gran Orquesta Republicana en directo. Las letras de La Abeja Maya y la Denostada Imagen de su Amigo Willy son cañeras y con contenido. El disco de The Zinedines es excelente.

-En Mallorca, los músicos que venden reciben menos atenciones que los escritores y pintores que no venden.

-No me quejo. Si no despiertas interés, algún motivo habrá. Además, hacer una cosa bien durante mucho tiempo no es un valor muy apreciado. Se prefieren las trayectorias cortas pero más intensas. Hasta la palabra pop remite a un estallido fugaz.

-¿Bruce Springsteen o Sting?

-Bruce Springsteen, sin duda. Lo visceral me tira más que lo espiritual, porque se hace más difícil de fingir.

-A mí me gustan Bob Dylan y Leonard Cohen, por no citar a los vivos.

-Mi referencia más clara son los Beatles, que nos pueden haber marcado de forma exagerada.

-¿Por qué cantan en un idioma extranjero, en lugar de hacerlo en inglés?

-Porque al principio nos encontrábamos cómodos en castellano, aunque muchos de nosotros hablamos en mallorquín. Hay pocos letristas catalanes convincentes, no sé por qué. Y con el inglés me pasa lo mismo, todo son frases hechas pero poco ingeniosas.

-Pudieron evolucionar hacia el catalán.

-Pudimos, pero no quisimos caer en el oportunismo, ni seguir las consignas de las radios que racionan la música en castellano. Hay ayuntamientos mallorquines que no nos contratarán jamás por el idioma, los prejuicios mandan.

-¿La Granja igual a pop de mermelada?

-No estoy de acuerdo. Nuestras letras son duras, tratan el aborto o la violencia doméstica.

-¿Las chicas siguen flipando con estas cosas?

-La situación ha cambiado en estos veinte años, hoy reina un fanatismo injustificado. Y eso que hemos vivido escenas surrealistas, tocando con Hombres G. Recuerdo a una chica hablándole al cielo con los brazos abiertos, como si David Summers fuera una aparición.

-Unos tanto y otros tan poco.

-Duncan Dhu lo pasaban fatal y vivían angustiados. Nosotros, ni lo hemos pasado fatal ni nos ha angustiado.

-Sus antecesores The Byrds tocaron en Mallorca.

-En BCM, aunque creo que sólo quedaba Roger McGuinn. La conexión legendaria de la isla con las guitarras -Jimi Hendrix, Mike Oldfield, Kevin Ayers- llama mucho la atención en otras geografías. La apertura debida al turismo es difícil de comprender en la península. No era lo mismo escribir música en Mallorca que en Toledo.

-'Los Mejores Productos de La Granja', gran título para un recopilatorio.

-Lo decidió nuestro sello discográfico, DRO. No nos consultaron, lo cual es habitual en ellos, pero eligieron un buen título, lo cual no es habitual en ellos.

-Le aseguro que los jugadores del Concurs Pop-Rock nos tomábamos muy a pecho nuestro trabajo.

-Pues se hablaba de enchufes y mangarrufas. Hasta que no lo ganamos, pensábamos que el jurado no se lo tomaba en serio. Después declaramos en broma que habíamos comprado a un funcionario del Ayuntamiento, y se montó una gran polémica.

-¿Qué es un grupo independiente?

-El que no gusta a suficientes personas. Su icono es Benicàssim, un festival Heineken.

-Y burla burlando, les llaman clásicos.

-Me gusta, no puedo evitarlo, incluso en lo que tiene de inmovilismo. Una chica llamó a la radio y dijo de nosotros algo de lo que me apropio ahora, "La Granja no inventaron la rueda, pero saben hacerla girar muy bien",

-Los viejos rockeros nunca mueren, desgraciadamente.

-Nunca hubiera imaginado estar tocando a los 38 años. Para hacerlo, has de abstraerte de lo que piensa el resto del mundo. Es tan fácil y tan habitual hacer el ridículo que, si encima te lo pasas bien, ¿por qué privarte?