El silencio impregna la recepción. Ni un grito ni un empujón. Las parejas, como islas, van y vienen sin levantar la voz. Bienvenidos a un hotel vedado a niños. Tímidamente, las cadenas comienzan a destinar alojamientos al uso exclusivo de adultos. Fortalezas donde los clientes se ponen a salvo del bullicio infantil.

"Aquí no encontrarás tronas ni camas supletorias", explica Michael Cleaver, director del Illetes Albatros, el primer establecimiento del grupo Barceló dedicado a este segmento en Mallorca. A menos de cincuenta metros Sol Meliá ha desarrollado la misma estrategia. El Meliá del Mar se ha "reinventado" en 2011 como adults only. Al margen de otras características, a los dos establecimientos les diferencia el umbral de edad para sus huéspedes. El primero lo fija en 17 años y el segundo en 16. En Iberostar, sus dos hoteles –el Royal Cupido y el Jardín del Sol– rebajan el límite hasta los 14 años. Las compañías siguen criterios distintos para discernir el momento en que el adolescente se convierte en persona madura.

Ensayo

Ryanair no inventó nada nuevo cuando hace unas semanas gastó la broma de operar vuelos sin menores. Todas las cadenas consultadas prevén ampliar la oferta de hoteles sin críos. Incluso Riu, especializada en el turismo vacacional familiar, sondea este año su aceptación en una de sus instalaciones, aunque no en Mallorca. Hace la prueba en el complejo Riu Touareg, en Cabo Verde, donde ha habilitado un área con 185 habitaciones dobles y 16 suites a salvo de mocosos.

A simple vista, parecen establecimientos normales, quizá de una gama más alta. No hay pegatinas con la figura de un niño rodeado por un círculo rojo. La ley tampoco permite segregaciones tan explícitas. Las diferencias residen en los pequeños detalles. "En el restaurante se suelen preparar mesas para dos personas. Hemos cambiado la animación y los canguros por una cantante de jazz. El bar ofrece una selección más alta de ginebras. De la carta del room service hemos retirado los espaguetis y hemos introducido solomillo y salmón. Las habitaciones tienen jacuzzi y terraza privada", detalla, Michael Cleaver.

La media de estancias se concentra en cuatro noches en vez de seis, confirma el director del Barceló Albatros. El usuario aprovecha estos establecimientos en Mallorca para las escapadas. "Nuestro hotel atrae clientes de entre 30 y 55 años, de nivel socioeconómico alto y medio alto tanto de negocios como de ocio; parejas en busca de un ambiente "romántico", lunas de miel, grupos de amigos y amigas", apunta Susanna Mander, directora de Marketing de marca Meliá.

El ocio y la noche juegan un papel importante. "Organizamos sesiones de preparty con disckjockeys en el jardín", explica Cleaver. "Se programan actividades románticas como masajes en pareja y fiestas de noche con música en vivo", abunda Mander.

Al no haber chavales alrededor, "los padres no sienten remordimientos de conciencia por dejar a los niños con los abuelos", puntualiza Cleaver. Y también pueden beber un buen gin-tonic lejos de la mirada inquisidora de los niños, sin miedo a darles un mal ejemplo.

Al margen de las razones de índole psicológico, existe una base económica que garantiza su éxito. Con la crisis, los viajes de familias sin hijos apenas han caído un 1% frente al 8,7% del resto, subraya el último informe del Instituto de Estudios Turísticos.

Disuadir

El veto a los menores se puede hacer mediante una recomendación expresa o vía precios disuasorios, explica Margalida Ramis, consejera delegada de Grupotel. La primera variante es la que emplea en el Playa Camp de Mar y la segunda, en el Sensimar de Cala Rajada, donde los niños pagan lo mismo que los padres. Los establecimientos de estas características "son una tendencia que impulsan los touroperadores", asevera Ramis.

Los adult only también despiertan el interés del colectivo homosexual, apreciado por su alto poder adquisitivo. Sin embargo, las cadenas se desmarcan del movimiento ´gay friendly´. "Ambos fenómenos no están directamente relacionados; aunque estos hoteles pueden atraer clientela gay de manera natural", matiza Susanna Mander. Iberostar coincide con esta apreciación.

Pero algunos alojamientos se preocupan de incorporar detalles que facilitan la estancia de parejas homosexuales. "Hemos contactado con la asociación de gays y lesbianas para que nos proporcionen mapas de locales de ocio en Palma. Al personal le hemos entrenado para que estén preparados para atender a estas personas y no les choque cuando piden una cama de tipo king size", apostilla Cleaver.