La NASA ha lanzado este miércoles el megacohete SLS, el más potente del mundo, con la cápsula Orion a bordo. Esta nave no tripulada se moverá en una órbita lunar y regresará a la Tierra después de un vuelo de 26 días en el que se probarán tecnologías que permitirán la futura exploración humana de la Luna y Marte.

Artemis I es un vuelo de prueba sin tripulación, el primero de una serie de misiones cada vez más complejas para preparar la presencia humana permanente en la Luna, donde llegará por primera vez una mujer y una persona de color en los próximos años, así como los futuros viajes a Marte. El nombre de Artemis o Artemisa en la mitología griega hace referencia a la gemela de Apolo (como se denominó a las primeras misiones tripuladas lunares).

La misión finalizará con un test de la capacidad de Orión para regresar de forma segura a la Tierra, donde llegará más rápido y más caliente que ninguna otra nave para humanos antes. Entrará a unos 40.000 km/h en la atmósfera terrestre, que reducirá su velocidad a unos 480 km/h, pero esto producirá temperaturas de aproximadamente 2.800 grados Celsius y pondrá a prueba su escudo térmico.

Preparando un nuevo alunizaje con presencia humana

La NASA ha indicado que se trata de su primera misión de regreso a la Luna con una nave espacial con capacidad de tripulación en 50 años, ya que el último lanzamiento de este tipo se llevó a cabo en 1972. Además, se trata del primer vehículo propio de la agencia espacial estadounidense en despegar desde que la NASA retiró su flota de transbordadores espaciales hace más de 10 años.

Artemis I despegó de la plataforma 39B, la misma que fuera utilizada por la misión Apolo X para orbitar la Luna en 1969. Ahora, la nave Orion tardará aproximadamente una semana en alcanzar la órbita lunar, permaneciendo en esa ubicación durante aproximadamente 30 días, antes de regresar a nuestro planeta el 11 de diciembre. Parte de la misión es comprobar la estabilidad de esta órbita lunar, pues en el futuro se colocará ahí una estación espacial que recibirá a los astronautas en su viaje desde la Tierra. Artemis I va a permanecer en el espacio más tiempo que cualquier otra nave para tripulantes sin que esté acoplada a una estación espacial.

Los 42 días de la misión marcan un desarrollo más extenso que los vuelos estándar tripulados de Artemis que ha planeado la NASA. Gracias a esto, tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA), que construyó el módulo de servicio de Orion, tendrán tiempo para identificar cualquier inconveniente que deba resolverse antes del primer vuelo tripulado. 

Por ejemplo, Orion incluye tres maniquíes: Helga, Zohar y Comandante Campos. Dichos maniquíes tienen huesos y tejidos blandos, junto a 10.000 sensores repartidos por todo su cuerpo para medir los efectos de la vibración y la radiación espacial en el cuerpo humano, mientras que 10 diminutos satélites CubeSat ponen a prueba las nuevas tecnologías de exploración de Artemis.

El primer vuelo tripulado será Artemis II, que la NASA espera lanzar en 2024. En tanto, Artemis III marcará el primer alunizaje del proyecto con tripulación humana: está previsto para 2025 y utilizará un módulo de aterrizaje SpaceX Starship, para llevar a los astronautas a uno de los 13 sitios candidatos en el Polo Sur de la Luna. 

Video: la NASA ha anunciado la identificación de 13 regiones candidatas para el aterrizaje cerca del Polo Sur de la Luna, en el marco de la tercera etapa de la misión Artemis, que devolverá al ser humano a la Luna. Créditos: Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA / YouTube.

Las regiones candidatas

Precisamente, la NASA también informó que ya ha identificado las 13 posibles regiones de aterrizaje para Artemis III. Cada zona mide aproximadamente 15 por 15 kilómetros: todas se encuentran ubicadas dentro de los seis grados de latitud del Polo Sur lunar y contienen diversas características geológicas. 

Además de tener en cuenta las condiciones del clima espacial durante la fecha fijada para el lanzamiento, un equipo científico evaluó las regiones en función de su capacidad para propiciar un aterrizaje seguro, utilizando criterios que incluyen la pendiente del terreno, la facilidad de comunicación con la Tierra y las condiciones de iluminación, entre otros aspectos.

Según los especialistas, será diferente a cualquier misión anterior ya que los astronautas se aventurarán en áreas oscuras y previamente inexploradas por humanos, sentando las bases para futuras estancias a largo plazo. La combinación de estas características y de las nuevas tecnologías aplicadas a las naves espaciales prometen preparar el terreno para futuras misiones hacia el espacio profundo.

(Esta es una versión actualizada del artículo sobre la misión Artemis que publicamos en agosto pasado, complementada con nueva información.)