La India está ardiendo, sumida en una ola de calor extremo con temperaturas que rodean los 50ºC, que afecta también a Pakistán. Para los científicos, esto es solo el principio de un proceso global que hará inhabitable al 20 por ciento de la Tierra, provocando hambrunas, mortandad, migraciones y daños irreparables en los ecosistemas. También podría provocar el colapso de nuestra civilización, como ocurrió hace 3.200 años.

El planeta está viviendo un nuevo episodio de calor extremo que está afectando a India y Pakistán, dos países donde viven alrededor de 1.600 millones de personas. Chandra Bhushan, uno de los más grandes expertos climáticos del país, ha llegado a describir la situación con una tétrica frase: La India está ardiendo.

"Las temperaturas y las olas de calor han aumentado notablemente desde la década de 1980. Cada una de las últimas cuatro décadas ha sido progresivamente más cálida que la década anterior. La última década (2011-2020) ha sido la más cálida desde que comenzaron los registros en 1901, y 11 de los 15 años más calurosos se han registrado entre 2007 y 2021”, añade Bhushan.

La nueva ola de calor extremo, primaveral y especialmente intensa, se inició a mediados de abril, se prolongó hasta el final de mes y durará todavía hasta mayo, con temperaturas que están hasta 8,5ºC por encima de lo normal en el Este, Centro y Noroeste del país, alcanzando en Uttar Pradesh los 45,9ºC (temperatura máxima), mientras que en otras partes se generalizaban los 44ºC.

Impactos inmediatos

El impacto de estos episodios ha sido inmediato, provocando enfermedades relacionadas con el calor, mala calidad del aire, poca lluvia y rendimientos de cultivos reducidos, destaca la NASA.

Para las personas que viven en estos países, la ola de calor viene asociada con mucha humedad relativa, y cuando las temperaturas superan los 35ºC en medio de una humedad alta, las consecuencias son letales: las personas no pueden controlar su temperatura interna, el sudor no se evapora y se puede producir un fallo sistémico mortal.

Además, la demanda de energía se ha disparado y las reservas de carbón se han reducido, dejando al país con su peor escasez de electricidad en más de seis años. Todo ello en medio de 300 grandes incendios forestales distribuidos por todo el país (que se han reducido a 111 a 1 de mayo) y de sucesivos episodios de tormentas de polvo caliente.

Según indica el meteorólogo Scott Duncan, la temperatura superará los 50°C en Pakistán, donde se han alcanzado ya los 49ºC, una de las temperaturas más altas jamás registradas en la Tierra en el mes de abril, enfatiza US Storm Watch.

La NASA explica que un patrón climático a gran escala ha mantenido una masa de aire seca e inusualmente cálida sobre ambos países, que es la que ha provocado este episodio de calor extremo.

Las temperaturas extremas no son exclusivas de Asia, también se están registrando en Groenlandia, Antártida y Australia: a nivel global, 19 de todos los años más cálidos de la Tierra han ocurrido desde el año 2000, señala la NASA.

Evidencia de que el CO 2 atmosférico ha aumentado drásticamente desde la Revolución Industrial en comparación con las mediciones paleoclimatológicas (clima pasado) durante los últimos 800 000 años. Luthi, D., et al. 2008; Etheridge, DM, et al. 2010; Vostok ice core data/JR Petit et al.; NOAA Mauna Loa CO 2 record.

Solo el principio

La de India y Pakistán es una ola de calor inusual, de récord absoluto, explica a Tendencias21 Fernando Valladares, doctor en Biología, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

Añade que, al igual que los incendios forestales de sexta generación, en los que el fuego puede superar una velocidad de 4.000 hectáreas por hora, y que ya han ocurrido en Australia y California, episodios como los de India y Pakistán son un anticipo de los escenarios climáticos inseguros que acechan a la especie humana, asociados a las altas emisiones contaminantes: los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera están en su punto más alto desde hace 650.000 años (417,31 partes por millón o ppm), advierte la NASA.

Valladares indica también que episodios como el que afecta a India y Pakistán se van a quedar cortos, incluso si se mantiene el objetivo de los Acuerdos de París de limitar el calentamiento global a 2ºC por encima de los niveles previos a la revolución industrial, aunque en realidad es bastante probable que lleguemos a los 3ºC.

Precisa asimismo que, a finales de este siglo, una cuarta parte de la superficie terrestre será inhabitable para los seres humanos, ya que los desiertos crecerán en torno un 20 por ciento: sin disponibilidad energética y una tecnología para crear microclimas, habrá migraciones, mortandad, daños en los ecosistemas y graves problemas que ya estamos conociento, sentencia Valladares.

También Europa

José Miguel Viñas, físico del aire y meteorólogo en Meteored, consultado por T21, añade que este episodio de calor extremo encaja en el marco de calentamiento global actual, con una tendencia creciente a aumentar de frecuencia e intensidad en muchas regiones de la Tierra.

Europa no está exenta de esos riesgos: la predicción estacional del Centro Europeo proyecta un trimestre Mayo-Junio-Julio con temperaturas marcadamente por encima de la media en gran parte de Europa. De cumplirse esta predicción no faltará alguna ola de calor, añade Viñas.

Estos episodios de olas de calor cada vez son más frecuentes y vienen a certificar lo que la ciencia lleva diciendo años, destaca a su vez Susana Bayo, Física especializada en atmósfera y medio ambiente.

Un efecto que parece silenciado y que hay que empezar a decir alto y claro es que el cambio climático aumenta el riesgo de mortalidad por todas las consecuencias que tiene, y que afectan directamente a todo ser vivo del planeta, concluye Bayo en declaraciones a T21.

Impactos en el suministro de alimentos

El efecto de todos estos episodios locales ejercerá presión sobre el suministro mundial de alimentos, a medida que las sequías y las olas de calor se hagan más frecuentes en el futuro, señala un estudio publicado el pasado septiembre en Nature Food.

El estudio analiza datos históricos para proyectar cómo las olas de calor más secas afectarán a los campos de maíz y de soja en todo el mundo: la porción de un cultivo que se puede cosechar y vender puede caer un 5 % a nivel mundial entre 2050 y 2100, debido a la combinación de un clima más seco y cálido.

Otro estudio, publicado en enero pasado en Earth Future, descubrió que las regiones más pobres del mundo (como India o Pakistán) estarán de dos a cinco veces más expuestas a las olas de calor que los países más ricos, en la década de 2060.

Añade que, si bien los países ricos pueden amortiguar su riesgo invirtiendo rápidamente en medidas para adaptarse al cambio climático, la cuarta parte de la población más pobre del mundo, las áreas que probablemente tardarán más en adaptarse, se enfrentarán a un riesgo de calor cada vez mayor.

Amenaza global

Y todo esto ocurre en un momento en que se han disparado los gastos en armamento, como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, sin que las inversiones en medidas para paliar los efectos de la crisis planetaria en los seres humanos despierten un interés equivalente en las instituciones, destaca al respecto la socióloga Alicia Montesdeoca.

El clima de la Tierra ha cambiado a lo largo de la historia. Solo en los últimos 650.000 años ha habido siete ciclos de avance y retroceso de los glaciares, y el final abrupto de la última glaciación, ocurrido hace unos 11.700 años, marcó el comienzo de la era climática moderna y de la civilización humana.

La mayoría de estos cambios climáticos se atribuyen a variaciones muy pequeñas en la órbita de la Tierra que cambian la cantidad de energía solar que recibe nuestro planeta, explica la NASA, y se están convirtiendo en una clara amenaza para la vida en nuestro planeta.

¿Colapso a la vista? Ya ha ocurrido

El catedrático Eduardo Costas recuerda que una ola de calor acabó con las grandes civilizaciones de la Edad del Bronce, tal como explicó Eric H. Cline en su famoso libro "1177 a.C.: El año en que la civilización se derrumbó" (Crítica, 2016).

En una situación relativamente parecida a la actual, esa excepción climática provocó hambrunas y migraciones masivas, y se abandonaron el 90 por ciento de las ciudades. Esta situación cambió el panorama social de las civilizaciones antiguas, hititas, micénicos, troyanos, asirios, excepto la de Egipto, y provocó su colapso en menos de 10 años. Es muy probable que en la época actual asistamos a un colapso parecido de nuestra civilización, sentencia Costas. Nos quedan 10 años para disipar ese riesgo, concluye.