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Maldeojos

De Lope a Jorge Javier

Arriba, Jorge Javier Vázquez, ahora de gira por España; abajo, una vergüenza para los periodistas, Petra Lazlo.

De la reina Isabel nació Juana la Loca, de Juana la Loca, Carlos V. Palabras mayores. De ¡Qué me dices! nació Sálvame. De la misma madre de Sálvame nació Cámbiame, y de Cámbiame, Cámbiame Premium. Una descomposición de su creador, una cagalera, el fruto de una noche de farra, el reto de un tipo que se apostó con los guardianes del estercolero que eso también colaba. Y coló. Es decir, la audiencia de Telecinco no sólo no remilgó el morro con cara de asco y enfado sino que premió la gorrinada con cifras mareantes. La audiencia de Telecinco tendría que estar en los altares de Mediaset. Es de las más devotas, de las más ciegas, de las que todo lo ven bien si viene de arriba, aunque de arriba caigan purines. Ya saben que Cámbiame es ese programa en el que hacen que creas que quitarte los rizos y teñirte las greñas de negro es hacer de ti otro yo, adquirir de golpe otra identidad, y que pases de la desdicha a la felicidad absoluta, lágrimas y moqueo incluido. Ya se imaginan el tipo de criaturas que acuden a la llamada de estos benefactores sociales. A mí me da una pena sin fisuras. Y una rabia de babuino al que le tocan las pelotas. El material ha de llegar hecho un adefesio. Los eligen a conciencia. Cuanto más desaliño, mejor. Cuanto más drama esconda esa "imagen" que hay que cambiar, mejor, muuuucho mejor. Veamos. En el plató, como si no tuvieran ni puta idea de nada, hablan tres amigas, tres soldados de ese pequeño ejército que luchará contra los pelos arrasados por tintes bajunos y barateros, contra las gafas más inverosímiles, contra los vestidos más hilarantes. Son Pelayo Díez, Cristina Rodríguez, y Natalia Ferviú. Son los estilistas. Oh. Son los expertos. Son dios. (20).

Cámbiame entera

Que seas un poco dios y tu palabra vaya a esa misa de mercadillo no quiere decir que además digas cosas interesantes, reflexiones para matrícula de honor, e interpretes tu guión como un actor consumado, que también esta peña forma parte del mediocre tinglado y se ven las costuras al momento. Se ve que el narrador cuenta un poco la razón por la que Pepita o Periquito van al programa. A Cámbiame diario acudió esta semana Pepa, o sea, el caso de Pepa, una valenciana que ha hecho del culturismo su forma de vida. ¿Y? Pues que asusta a los hombres. A por ella, que venga. Hay tema. Huy, a mí me encantaría ver a una chica musculosa, dice Pelayo, vamos, fliparía, ya, pero es que a mí, rebate con argumentos irrefutables Natalia, el músculo en exceso€ Ya está. En ese momento la puerta de Cámbiame se abre para recibir a€ Pepa. Sí, soy culturista, dice, y mujer, ya sé que el culturismo está enfocado a los hombres, "cosa que a mí no lo veo bien porque yo soy una mujer, vale, no una revienta personas, porque cuando voy por la calle la gente me señala y dice, mira, esa me coge y me revienta, y no, ¿por qué tengo que reventar a nadie?, soy una mujer€". Es el nivel. A partir de esa exposición en alto vendrá el nudo y el desenlace. No quiero olvidarme de un detalle, supongo que esencial. Pepa se dedicó con todos sus músculos al culturismo "a raíz de la muerte de mi madre, y a raíz de mi perrito también" -sic-. Al final, como dice Marta Torné, la presentadora, va a ser todo cuestión de emoción. Y de risa. Y aquí está el problema. Que yo no me río. (39).

Yo no me río con esas pobres gentes. Me enfado cuando veo que famosillos de media chinche como una tal Makoke, esposa de Kiko Matamoros, va al programa como si de verdad tuviera un problema enorme por ser "una rubia explosiva", con el deseo de que los expertos la cambien. Esta tipa acude ahí por dinero, por un pastón, y no como Pepa, la valenciana, y no va desaliñada, ni tiene traumas, ni arrastra su vida por un sendero de amargura, qué va, esta señora va a divertirse y a cobrar, y cuando sale del plató se quita la peluca que le han puesto o se vuelve a teñir de rubio si le sale del moño. Esta peña cree que el espectáculo lo justifica todo. Así ocurre hasta en los mejores teatros, a donde está llegando el concepto televisivo de entretenimiento popular, entendido por darle bazofia al respetable si el respetable llena el aforo consumiendo mierda. El presentador de los truños más destacados y descarados de purines Telecinco, entre ellos el mentado Cámbiame Premium, culmen de la idiotez y la estupidez, ha tenido el capricho de jugar a ser actor, y como se lo puede pagar ha llevado su vida a escena después de llevarla a los libros. Jorge Javier Vázquez puede hacerlo, que para eso se pasa casi cinco horas de pie, con lo malo que es para las varices. En Cámbiame Premium lo han sentado y le han puesto chaqueta aunque sin corbata, que hay pescuezos que no soportan yugo tan atroz. Jorge Ja llenó el Teatro Cervantes de Málaga como tal vez no haya llenado nunca Lope de Vega o ningún autor contemporáneo. Después del estreno entró en directo en su altavoz natural, en Sálvame de Luxe, toda una parábola de este tiempo decadente y vulgar, grosero y chabacano. Dicen que el presentador, escritor, promotor cultural, actor y empresario, el eminente Jorge Javier Vázquez se mueve por el escenario como por el plató, con lentitud, como si le apretara la faja. Pues los programadores de la red de teatros públicos se lo rifan. El Teatro Circo de Cartagena ya lo tiene anunciado como un plato irresistible para bochorno y alarma de la profesión, claro que no desentona con otras funciones previstas como la de Bertín Osborne -ni en su casa ni en la mía- y Arévalo, toma castaña. ¿Quién dijo crisis cultural? Quien lo ve así es un cenizo, un avinagrado con cara de acelga. Vi a una chica con pelo ahí abajo y fui a comérselo, dijo en otro programa de la cadena Nacho Vidal, que desde que salió en Supervivientes su herramienta de trabajo se torció como una alcayata, literal. Es, resumió el follador por horas, "una polla con problemas". Nacho, lo tienes fácil, pásate por el plató de Jorge ja, que seguro que tiene la solución pata ti, como para el resto si no nos ponemos estupendos, que la vida hay que tomársela como la entiende Telecinco. Y Jorge ja.

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