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Una mirada sobre Dvorák

Adolfo G. Arenas graba un excepcional disco dedicado a las obras para violonchelo del compositor checo

Adolfo Gutiérrez Arenas.

Adolfo Gutiérrez Arenas es un músico que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los grandes violonchelistas españoles, con presencia continua en los circuitos de élite. Trabaja con orquestas de primer rango y su trayectoria en la música de cámara es impecable. Ha sido la suya una carrera cincelada con tiempo y sosiego, al margen de los fuegos fatuos de otros solistas encumbrados con rapidez y hundidos con idéntica celeridad, incapaces de resistir los fuertes requerimientos de la música más exigente. Sin embargo, Gutiérrez Arenas ha sabido esperar e ir desarrollando un sonido que el tiempo ha madurado hasta llevarlo a una realidad actual en la que aúna la máxima capacitación técnica con un dominio estilístico y perfección formal verdaderamente admirables.

Todo ello lo exhibe ampliamente en su última aventura discográfica para el sello "Ibs Classical" en un original proyecto en el que aglutina obras para violonchelo de Antoni Dvorák partiendo del que es uno de los grandes partituras escritas para el instrumento, su Concierto violonchelo y orquesta en si menor, op. 104. Arenas afronta la obra con la solvente orquesta Filarmónica de Magdeburg bajo la dirección de Kimbo Ishii y el resultado es una versión espectacular, de sólido y brillante acabado, de amplio criterio narrativo, en el que el instrumento solista muestra enorme hondura expresiva, con un sonido denso y un lirismo que dotan a su interpretación de un carácter natural, sin necesidad de forzar o buscar atajos para conseguir un resultado de altas ambiciones artísticas. Otras obras menos conocidas, Klid (Silents Woods) y el Rondó para violonchelo y orquesta, además de Cuatro lieder en las que está acompañado por el pianista Juan Carlos Garvayo conforman esta auténtica declaración de intenciones del solista en torno a uno de los grandes compositores de la historia de la música. La literatura para violonchelo se ha ido enriqueciendo con el paso de sucesivas generaciones de compositores y la aportación de Dvorák a través de su concierto es un hito en esa cadena creativa. Por eso resulta tan acertada esta propuesta en la que la gran obra está contextualizada por otras de no tan frecuente acceso en la salas de conciertos y que nos dan un perfil del acercamiento del músico checo al instrumento en su integridad. Ojalá Gutiérrez Arenas siga profundizando en el futuro en trabajos tan bien perfilados como el que nos ocupa en el futuro porque, a pesar, de su larga y reconocida trayectoria aún han de venir nuevos e importantes retos.

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