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Plumas, lápiz y pincel

Una extraordinaria obra divulgativa del ornitólogo sueco Lars Jonsson, uno de los mejores ilustradores de aves del mundo

Plumas, lápiz y pincel

Llega a España, por mediación de la editorial Errata Naturae, un Lars Jonsson divulgativo, dirigido a un público generalista más que a los ornitólogos que tienen entre sus libros de cabecera su guía de campo de las aves del Paleártico occidental (Aves de Europa, con el Norte de África y el Próximo Oriente, de 1992) y que fueron, igualmente, los destinatarios de sus cinco obras temáticas (sobre las aves de otros tantos hábitats o regiones biogeográficas) de los años setenta. El ilustrador y ornitólogo sueco, de 67 años, ofrece en Aves que veo en invierno (publicado en Suecia en 2015; en Finlandia, Noruega, Dinamarca, Alemania y Holanda en 2016, y en Inglaterra, en 2017), una suerte de cuaderno de campo elaborado, a modo de fichas, de las especies comunes que ha observado en el entorno de su casa-estudio- museo en la isla de Gotland, en el Báltico. Ilustraciones detalladas y precisas, como las de una guía de identificación, comparten páginas con otras más "artísticas", en las que prima la composición con fondos de color, y con exquisitos apuntes y bocetos en blanco y negro. Los textos, sobre la apariencia, la vida y las curiosidades de las aves, son sencillos, descriptivos, a veces anecdóticos, y, siempre, muy personales y pegados a las notas de campo. Una delicia. Es un libro editado con mimo, con una maquetación cuidada para realzar el justo protagonismo de las ilustraciones, para que entre por la vista, para que enganche a nuevos aficionados a las aves a través de su belleza. La función del texto es revestir las imágenes con la experiencia personal del autor y perfilar los "personajes", aportar datos de cada especie, referidos tanto a su aspecto como a su biología y a su forma de vida. Muchos de los 59 pájaros elegidos pueden verse en España (47, más otros tres de llegada accidental), lo que salva el escollo de los apuntes específicos sobre la situación de las aves, no ya en Suecia, sino concretamente en Gotland. Aunque incluso esas referencias pueden resultar cercanas: la creencia tradicional sueca que describe Jonsson sobre la capacidad predictiva del pito real euroasiático con respecto a la lluvia (expresada a través de sus diferentes reclamos) existe también en España, en Asturias, donde la especie homóloga, el pito real ibérico, recibe el nombre popular de paxarón del agua, según recogió Alfredo Noval en 1976. Aves que veo en invierno constituye una buena muestra de la maestría de Jonsson con la acuarela y con el lápiz (también con el óleo y la litografía), de su capacidad de observación y análisis: pinta del natural, con el telescopio como herramienta para estudiar el modelo, aunque también recurre a fotografías. "Siempre que dibujo un ave debo encontrar antes, de algún modo, una conexión con ella, vincular su imagen a una ocasión específica en que me la he topado", explica en la introducción. Así, antes de elegir un modelo, ya sea el propio pájaro en su hábitat o una imagen fotográfica, "me veo en la obligación de mirar dentro de mí primero (...) necesito una imagen visual clara que me permita interpretar mis propias fotos o las de otros", añade. Basta con fijarse en la pareja de camachuelos comunes de la portada del libro para quedar fascinado con esa interpretación; en el interior aguardan otras extraordinarias pinturas, estudios y apuntes, que evidencian la enorme talla artística de Jonsson y su no menor altura como ornitólogo, pues no se logra captar con tanta fidelidad y expresividad la apariencia y la actitud de las aves sin un profundo conocimiento, sin esa revelación íntima que él mismo invoca.

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