Decía en una de sus letras el inmenso Carlos Cano que La Habana es Cádiz con más negritos; el maestro cubano Jorge Luis Prats, nos dio una buena muestra de ello en su recital de hace unas semanas en el Auditpòrium de Palma. Nos deleitó con una interpretación de la suite Iberia, del músico de Camprodón, de la que decía Messian que era la maravilla del piano, llevándonos a través de los cuatro cuadernos de forma tan hermosa, que sería injusto resaltar una interpretación sobre las otras; simplemente brillante. Casi rogaba que el Maestro cubano nos regalara con algo de Lecuona, que pareciera haber heredado el sentido de Albéniz de dibujar con el piano, y lo hizo: dos Lecuonas maravillosos, con La Comparsa como colofón; para dar luego un giro dramático con un tercer bis y nos regaló el Liebestod de Tristán e Isolda, y finalmente con su charla caribeña y cercana nos acercó a la más popular música cubana. Al fin y al cabo estas dos costas musicales son como las dos paredes del mismo corazón. Gracias Maestro.
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