Diario de Mallorca

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Primera novela

Voz auténtica de la infancia

Personajes bien construidos, excelentemente narrados, creíbles, en los que entiendes sus procesos mentales de la superficialidad de la vida social a la introspección más profunda

Elisa Victoria.

La Feria del Libro de Palma ha tenido este año suculentas presentaciones de libros animadas además con público entregado. Una de ellas versaba sobre el éxito literario de la joven Elisa Victoria con esta su primera novela tras dos publicaciones muy experimentales. Vozdevieja da voz a una niña adulta, a una niña que piensa, que tiene su punto de adulta reflexiva pero que no ha perdido el sentimiento ni la visión de la vida desde la infancia. Un punto de vista y escritura que merece el éxito que está alcanzando.

Marina, la protagonista que vive la "rareza" de una familia de las que ahora llamamos desestructurada, aunque fuertemente cohesionada, nos muestra la vida con una profundidad que pocas novelas escritas desde "el adulto" consiguen. Nos "explica que el mundo es un sitio feo y sucio lleno de contraluces" en el que se pregunta "por qué tendrá que importarme tanto todo". Nueve años tiene la protagonista, esa Vozdevieja que es doloroso mote escolar pero buena definición.

Marina es un pozo de memoria sobre su -¿nuestra?- infancia. Con su angustia al completo. Con una vida llena de dificultades: padre ausente, madre enferma terminal, inestabilidad de constantes cambios de residencia y colegio, pero que cuenta con un anclaje fuerte y protector en la persona de la abuela. La religión, la política, son temas que se tratan y sobre los que se reflexiona, pero también la violencia, la escatología y el sexo y su implicación en la vida y en el aprendizaje de una niña; como la percepción del tiempo, los ritmos trepidantes con los que vive su vida, las ganas de crecer "por la curiosidad de verme el cuerpo hecho y usarlo", la maldad infantil, la supuesta normalidad de las familias frente a las raras y su frivolidad, todo con el trasfondo de la Sevilla post-Expo, en un lejano 1993.

Personajes bien construidos, excelentemente narrados, creíbles, en los que entiendes sus procesos mentales de la superficialidad de la vida social a la introspección más profunda. Una vida sin finales felices, para la que Marina parece estar más preparada que otros: "Mi territorio no es el del brillo y la compañía. Mi territorio son los estanques solitarios de los que brotan monstruos que te comen"; así que habrá que encarar el futuro: "ser una chica es una labor plagada de aristas", a la que por fin llega el momento de la metamorfosis, y mientras se despide de sus últimos vestigios de niñez, todos respiramos aliviados porque es una persona que se enfrenta a la vida adulta con seguridad en sí misma y con una cabeza amueblada. Marina piensa, y no es poco.

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