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Qué es cultura

Arte y política

Cualquier mitin electoral es una performance muy superior a la que pudiera imaginar un artista del género. Como arte político, la propaganda puede ser tan compleja como una obra conceptual y resulta, sin duda, más efectiva

Intervención de Weiwei en el Palazzo Strozzi.

Todo parece indicar que el arte político, tan abundante en las últimas décadas, comienza a batirse en retirada. De momento, ha sido desplazado de la Bienal de Venecia, donde reinó durante las pasadas convocatorias. Christine Marcel, la nueva comisaria, ha optado por un modelo de Bienal diferente que se aleja de la denuncia política. El arte que domina Venecia este año parece más inclinado hacia la reflexión y la expresión individual. Como es natural, el cambio no ha gustado a todo el mundo, y las críticas a la selección de Marcel no han tardado en sucederse. Es lo que suele ocurrir en estos casos, porque a la gente le incomodan los cambios y suele molestarse cuando estos se producen.

A mí, sin embargo, no me parece mal este abandono del arte político, porque jamás he creído en su eficacia. Dudo que esas lanchas neumáticas que Weiwei colgó en la fachada del Palazzo Strozzi, llegaran a inquietar la conciencia de algún europeo, como era su intención. Tampoco creo que lo consiguieran los cientos de chalecos salvavidas que flotaban en el Belvedere de Viena, y que -según nos indicaronpertenecían a refugiados sirios escapados de la guerra. En las paredes de lo que fue el Muro de Berlín, entre decenas de pinturas políticas, de los más variados estilos, ninguna alcanza la fuerza de las fotografías que muestran los estragos de la guerra de Siria sobre la población.

Cualquier mitin electoral es una performance muy superior a la que pudiera imaginar un artista del género. Como arte político, la propaganda puede ser tan compleja como una obra conceptual y resulta, sin duda, más efectiva. Por muy buenas que sean sus intenciones, cuando el artista pretende hacer arte político se convierte en un servidor de lo establecido: un peón al servicio del sistema, que este emplea para descargar tensiones. El papel del arte está muy por encima del reino terrenal de la política, aunque la vanidad y el dinero lleven a algunos artistas a aceptar ese papel subalterno.

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