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Miscelánea

Mariano Peyrou y Daphne du Maurier, dos escritores que saben jugar muy bien con el lenguaje

Miscelánea

1.- Divertida exploración del hueco entre palabras y cosas

"Los nombres no importan, lo que importan son las cosas", sentencia el narrador de Los nombres de las cosas, la segunda novela de Mariano Peyrou. Las respuestas de sus dos contertulios son sendos contundentes "noes" que, en principio, deberían tomarse como expresión de desacuerdo, aunque a esas avanzadísimas alturas del relato, no sería descabellado aventurar que fueran asentimientos. Porque Peyrou, uno de los narradores españoles más inteligentes en el juego con el lenguaje, ha imaginado a tres amigos que se reúnen cada semana en un bar y, mediante fragmentos de conversaciones captadas con finísimo oído, se ha puesto a tensar las costuras entre realidad e imaginación y a exprimir las palabras en busca de sus jugos íntimos. Un cineasta, un novelista y un funcionario de ministerio son sus instrumentos para escrutar el hueco que, como dice uno de los personajes, se abre entre los nombres y las cosas.

2.- Los primeros pájaros atacaban más que los de Hitchcock

Daphne du Maurier (1902-1989) fue autora de obras inquietantes, a menudo protagonizadas por mujeres difíciles, capaces de desatar tempestades incluso más allá de la muerte. Gozó de gran éxito en vida -su Rebeca fue un best seller apabullante y más tarde un long seller durante un cuarto de siglo-, pero fue tachada de escritora romántica, término que en el siglo XX se había vuelto lo bastante equívoco para ser sinónimo de novelista rosa. Nada más lejos de la realidad. Du Maurier es romántica por terrorífica. Enlaza con Wilkie Collins, prefigura la insania de Highsmith y lo hace con una pluma poderosa y un fino instinto para las tramas. Además de Rebeca son notorias las películas basadas en obras como La posada de Jamaica o Los pájaros, que ahora se ofrece con ilustraciones de Pablo Gallo. Si creen conocerla porque han visto la pelí-cula se equivocan. Aquí los pájaros atacan todavía más. Y desde el principio.

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