Cada dos años la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) y la Fundación BBVA organizan unas jornadas de trabajo en las que se analizan diferentes aspectos relacionados con el funcionamiento de las mismas. En anteriores ediciones, todos los problemas derivados de la crisis general y también de la específica del sector con fuertes recortes presupuestarios y en un momento delicado por la necesidad de renovar el público, fueron la parte central de los debates del sector. Ahora, aunque persisten y de manera fuerte, las debilidades de los últimos años, las formaciones tratan de abordar otras cuestiones y relevar el papel esencial que pueden y deben tener en la cohesión social y ante los retos que nuestro país afrontará a corto y medio plazo.
"El poder de las orquestas" fue el título de las Jornadas que se celebraron en Madrid a finales de noviembre y a la que asistieron representantes de orquestas, pero también artistas, medios de comunicación, agentes, etc. En el caso de España estamos, en un porcentaje superior al noventa por ciento, ante agrupaciones de financiación pública -al igual que en el resto de la Europa continental- y por ello sus representantes instan a las instituciones a que les permitan formar parte de proyectos sociales que han demostrado sobradamente su eficacia en la población a la hora de reequilibrar desigualdades y dar nuevas oportunidades en contextos vitales de gran dificultad. El Sistema de Venezuela es, en este sentido, un ejemplo, un espejo en el que medio mundo se mira, con admiración. La labor de José Antonio Abreu ha sido inmensa y los frutos de su trabajo durarán en el tiempo porque han sido fuente de inspiración en numerosos países.
Las orquestas reunieron expertos nacionales e internacionales con el objetivo de tratar la inclusión social, la igualdad de género, la innovación, la justicia social y la inmigración, las fuentes de financiación que se requieren para ello y los liderazgos que se precisan, además de debatir sobre el empleo de los jóvenes músicos y la cooperación entre ellas.
AEOS es un ejemplo de colaboración entre las orquestas españolas. Actualmente su presidenta es la gerente de la OSPA, Ana Mateo, y bajo su impulso se están abordando proyectos que han tenido fantásticos resultados como el de "Mosaicos" para personas de capacidades diferentes. Entre las diferentes ponencias resultó especialmente significativa la de Robin Ryczek que forma parte del Instituto Nacional de la Música de Afganistán. Desde la entidad están haciendo propuestas que han llevado a la creación de orquesta de niños y jóvenes, una de ellas de mujeres, y que está siendo relevante por su trabajo a favor de la igualdad de género en un contexto en el que resulta especialmente duro que una mujer tenga acceso a una educación y, más aún, a una educación musical. Después de la destrucción cultural y patrimonial que arrasó el país, es de una importancia máxima este cambio de paradigma y que se vuelva a poner el foco en la cultura. La música sinfónica, por su carácter colaborativo, de superar los retos en conjunto, es una herramienta que básica en el trabajo con los sectores sociales más desfavorecidos. Abreu lo tenía muy claro: "la cultura para los más pobres no debe ser una cultura pobre". Las orquestas también son conscientes de cuál es su papel y lo reivindican con ahínco.
