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Recuerdos

El despertar de una conciencia cívica

Simonetta Agnello Hornby mantiene vivos sus primeros recuerdos familiares de Sicilia en Palermo es mi Ciudad

El despertar de una conciencia cívica

Hace ya tiempo que Simonetta Agnello Hornby reside en Londres, pero jamás se olvida de sus orígenes. Cuando vivía en Sicilia y junto a su familia se desplazaba en coche de Agrigento a Palermo nada más que se avistaba desde lo alto de la carretera la Conca d'Oro ese momento mágico se convertía en un recordatorio de su padre. "Es tu ciudad", le decía. "Majestuoso", como ella misma cuenta, "envuelto en una luz azulada y lamido por el mar oscuro, centelleante y vastísimo, casi tan grande como el cielo", el Monte Pellegrino surgía ante sus ojos, y el golfo con él. Roberto Alajmo escribió que Palermo se parece a una cebolla por las capas que envuelven a la ciudad y el momento en que te puede hacer llorar: bellísima a pesar de los saqueos urbanísticos y de la especulación inmobiliaria, viva, fascinante aunque siempre pendiente del último pero, que convierte la experiencia del que la visita en una trepidante ambivalencia. Te gustará Palermo, pero€

A finales del siglo XIX y principios del XX hubo un Palermo llamado Floriopoli que alargaba su horizonte residencial hasta la vieja Europa, con un balneario que se extendía de la ciudad vieja al parque La Favorita y la playa de Mondello, a través de hermosos y largos bulevares. El pintor Renato Gutusso, en un momento de pasión, comparó el viale della Libertà con los Campos Elíseos. Hablamos de la época en que las grandes familias europeas habían elegido para veranear la bahía palermitana y el Monte Pellegrino, que en otro tiempo cautivaron a los escritores viajeros. Durante muchos años los perfumes caldearon las alcobas que por las noches enfriaban el champaña.

En Vita quoti diana della Palermo di fine ottocento, Charles Didier contabilizaba "123 príncipes, 90 duques, 157 marqueses, 51 condes, 29 vizcondes, sin contar los barones, que son innumerables, y caballeros, que se cuentan por miles". El primer cambio de rumbo de la ciudad tuvo lugar en 1891, con la inauguración de la Exposición Nacional a cargo del rey Umberto I y la reina Margarita. El Gobierno de Roma había financiado la Exposición, en la que participaron ocho mil exhibidores, con un millón de liras y una lotería nacional. Todo aquel montaje arquitectónico, que durante tiempo después fue un reclamo turístico, se debió a Ernesto Basile, hijo de Giovanni Battista, continuador de la obra de su padre y uno de los artistas que han dejado mayor huella en la ciudad. Con Basile nació también, en medio de un inmenso parque, Villa Florio, que ha sabido conservar toda la fantasía del art noveau. Los Florio, sus propietarios, se convirtieron en una dinastía digna de serial televisivo. El apellido legó a Palermo el nombre de Floriopoli, por medio de iniciativas filantrópicas y de una actividad cultural y social que le permitió mantenerse durante décadas como un lugar cosmopolita y mundano. Gracias a la familia se fundó el periódico "L'Ora" en 1900, teniendo como primer director a Vincenzo Morello, uno de los mejores periodistas de su tiempo, que firmó bajo el seudónimo de Rastignac. "L'Ora", hasta su desaparición en 1992, fue toda una referencia siciliana. Acabó siendo un diario de izquierdas comprometido con la sociedad y valiente en sus trabajos de denuncia e investigación sobre el crimen organizado y la corrupción política. Entre 1950 y 1980, el periódico significó el paradigma del coraje frente al crimen: el precio que pagó fue alto, tres de sus grandes reporteros cayeron asesinados, Cosimo Cristina, Mauro De Mauro y Giovanni Spampinato, cayeron mientras investigaban, respectivamente, a la Mafia, la muerte de Enrico Mattei y las actividades de los grupos neofascistas en Sicilia.

"L'Ora" era el periódico que compraba Peppino, tío de Agnello Hornby, y también uno de los que publicó el escándalo que envolvió a su padre, aquella primavera de 1960 en que se hizo pública su infidelidad conyugal debido a una carambola: el marido de la mujer con la que mantenía relaciones resultó ser, a su vez, el amante de la esposa de un comisario de policía de Agrigento, abatido a tiros por la Mafia en esas fechas. Sin pretenderlo se vio involucrado. "Palermo es mi ciudad" no sólo supone un luminoso retrato de una de las grandes capitales del Mezzogiorno es también el microcosmos que resucita la escritora siciliana para contar su vida por aquellos años y con ella el despertar de una conciencia.

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