Cultura somos todos. Lo que decimos, lo que no decimos, lo que pensamos, lo que hacemos y de qué nos rodeamos. Nuestros valores forman también parte de nuestras culturas. En el museo de los premios nobel de Estocolmo, en un panel muy grande, leía: "La prioridad número uno es el conocimiento." En seguida me pregunté por cuál sería la prioridad número dos.
El lenguaje es el gran logro del Homo sapiens, con el que podemos transmitir conocimiento generación tras generación. Cultura, lo aprendido. Hoy estamos ante una gran revolución que seguro cambiará nuestras vidas: La informática, la información automática. Es un logro impensable que demuestra nuestra gran capacidad cerebral. Ya somos capaces de trascender el espacio y tiempo. Gracias al desarrollo de nuestro cerebro, somos la especie que más control ejerce sobre todo el planeta. No soy capaz de saber si la evolución de nuestra conciencia pertenecerá a la evolución biológica o cultural.
Y nos seguimos emocionando ante la ingenuidad de un niño. Sus cerebros aprenden con muchísima mayor rapidez que lo hicieron los nuestros y deberán cambiarse los métodos pasivos de la enseñanza. Los niños se mueven más deprisa, necesitan descubrir. Nos queda como responsabilidad enseñarles "humanidad", esa que seguramente también los hará más sabios y les ayudará a alcanzar una más alta calidad a lo largo de sus vidas.
Las muchas culturas enriquecen nuestro planeta. Esa diversidad étnica y cultural nos ofrece mil oportunidades para reflexionar, aprender, relativizar lo propio y respetar lo ajeno. El gran privilegio que puede ofrecernos el viaje, es la posibilidad de constatar que el nuestro es un pequeño mundo y que existen muchos más.
"Nosotros los gnomos aparecemos en vuestra Tierra cuando una de aquelles estrellas se rompe en mil pedazos. Esas brillantes chispas pequeñitas, pequeñitas, al enfriarse, mientras van cayendo, se ponen botas y gorro, y así nacemos nosotros los gnomos. Venimos a regalaros ese poquito de luz que todavía somos. Poco entendemos de palabras, pero te puedo hablar de los bellos sonidos de nuestros bosques. Cuando llueve, cada gota es un concierto, el rayo de sol, la alegría de un acorde, y el frescor de la noche, la inmensidad de un sueño. Si vosotros habéis alcanzado la palabra algún cometido importante tendréis." (Del libro A veces me permito sonar de Lisette Pons).
