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La vida es ancha y eterna

Materia oscura, un drama de ciencia ficción de Blake

La vida es ancha y eterna

Materia oscura va de vivir la vida intensamente. Lo sabe bien Jason Dessen, el profesor de Física que protagoniza esta fantasía perpetua del novelista norteamericano Blake Crouch (Statesville, Carolina del Norte, 1978): un jolgorio de espacios paralelos y tiempos y mentes materializados. De verdad: materializados. La publicó Nocturna Ediciones va ya para un año. La presencia en España de Crouch este verano ha vuelto a dar aliento al libro hasta tal punto que lo ha hecho emerger de nuevo en las mesas de novedades. No se lo pierdan.

Crouch, que tiene en su haber la trilogía Wayward Pines (Destino), fue uno de los autores más celebrados de la última edición del festival Celsius 232 de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror, tres elementos que han sido cruciales en su obra (al menos, en su obra editada en español). Wayward Pines es la historia de un mundo posible cercado por la depresión. Hicieron una serie de televisión. La protagonizó Matt Dillon. Y moló. Al menos la primera temporada (están echando la segunda en no sé qué canal: piérdansela). Materia oscura tiene ciertas similitudes con Wayward Pines: el protagonista se queda sin su presente y, por eso, se aventura en un bosque complicado en el que, en un claro, se encuentra el orden que siempre había recordado.

La novela ya tiene forma de guión cinematográfico. La Sony quiere hacer una película. Crouch explicó que andan buscando al director adecuado. No soltó prenda sobre el actor que dará vida a Jason Dessen. Y hubiera estado bien. Jason Dessen es un personaje perdido en un laberinto de mundos posibles, mundos habitados por versiones distintas del propio Dessen; un lío, pero uno de esos que satisface desenredar. La vida es ancha y múltiple y, lo demás, es descubrir quién es de verdad uno. Como don Quijote.

El deseo de haber podido ser quien no se es viene de lejos. Lo hizo suyo el ingenioso hidalgo, claro, pero también el dramaturgo Edgar Neville. Hizo con él La vida en un hilo y en aquella película

-que luego fue comedia- contaba la historia de una mujer frustrada que descubre el momento exacto en que todo pudo acabar. Pero no sólo Neville. Hay una película que hizo Gwyneth Paltrow en los noventa que va más o menos de eso (Dos vidas en un instante). Y hasta un capítulo especial de Los Simpsons, aquel en el que una hamaca crea dobles de Homer€ O sea, que el asunto de Materia oscura no es nuevo. ¿Qué aporta entonces? La forma que Crouch da a todo eso. El arranque de la novela es perfecto: la presentación de la familia protagonista, la vida sencilla de una noche por semana y, después, el secuestro de Dessen. Crouch escribe corto, con ritmo cinematográfico, elude descripciones frondosas, va al asunto, a lo que va después de un secuestro, a cuando empieza la ciencia ficción. Porque Materia oscura es un drama (a veces cómico) de ciencia ficción que no quiere escapar de las leyes impresas del género (la máquina, el malvado, el sortilegio€) Materia oscura combina el sentido común y la locura y esta combinación explosiona en cada página hasta llegar a la del final, donde la locura es tremenda, tanto que la normalidad pierde el sentido. Y ese sinsentido es el que dota de verosimilitud a la locura última, a la resolución de una vida que es tan ancha que sobrepasa cualquier límite transigente. Y por eso mola.

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