La editorial Ensiola condensa en una nueva entrega la figura del fotógrafo Jean Marie del Moral (1952, Montoire-sur-le-Loir, Francia), la vida y obra de este genio de la imagen contadas por él mismo, en un libro formato entrevista, resultado de un total de quince horas de conversaciones grabadas entre el artista y el periodista Pere Antoni Pons (Campanet, Mallorca, 1980), durante los encuentros en la casa del primero en Ses Salines.
El lector se va a encontrar con la radiografía completa de un del Moral que repasa su vida, reflexiona sobre su trabajo y da claves para entenderlo mejor, con detalle de anécdotas que le han marcado y recuperando experiencias personales y profesionales de diversa índole. Así pues, los capítulos que componen el libro versan en torno a su familia materna y paterna (el horror de la guerra); la infancia en la douce France; Francia (identidad mutilada); los primeros trabajos como fotógrafo en España; las lecciones del reporterismo deportivo; el apoyo de Picasso; L´Humanité (más sobre la izquierda francesa); grandes maestros norteamericanos o la primera generación de artistas de la España democrática.
En la nómina de artistas que han posado delante de la cámara de del Moral, se encuentran casi todos los más relevantes desde la posguerra, desde los Tàpies, Chillida y Saura hasta los Barceló, Campano y Broto. De los extranjeros, cabe citar a Robert Motherwell, Joan Mitchell o Alex Katz. Según el prestigioso escritor y crítico de arte Robert Hughes, el trabajo de del Moral contiene las dos cualidades que distinguen a todo buen artista: una visión del mundo y un sentido de la historia.
Del Moral se inició como fotógrafo con el fotoperiodismo, un género que nunca ha dejado de trabajar. En este sentido, fue crucial un día del mes de mayo de 1968, cuando con dieciséis años salió de su casa a una manifestación obrera, no para manifestarse como había hecho hasta entonces, sino para tomar fotos. Al cabo de poco ya empezó a trabajar para distintas publicaciones de la izquierda francesa, tomando fotos de huelgas, de manifestaciones y de revoluciones, por ejemplo la de los claveles portugueses. Del fotoperiodismo, del Moral aprendió una lección esencial: la vida tiene que fotografiarse tal y como se muestra, sin trucos ni manipulaciones.
Gracias a un encargo del periódico L´humanité Dimanche, el fotógrafo viajó a Barcelona en 1978 para retratar a algunos intelectuales y creadores que habían destacado por su compromiso antifranquista. Fue entonces cuando conoció a Joan Miró, quien le abrió las puertas de su taller en Mallorca. Aquello lo cambió todo para del Moral, que habla de Miró con una admiración y una gratitud que los años no han atenuado: "Fotografiando a Miró me di cuenta de que podía mirar el mundo a través de los talleres de los artistas. Así fue como empecé a fotografiar los estudios como espacios mentales de los creadores". Asimismo, durante el tiempo que pasó en Estados Unidos y Canadá, Jean Marie del Moral pudo conocer la obra de artistas de la talla de Edward Weston, Harry Callahan, Irving Penn, Álvarez Bravo, como Cartier-Bresson o Ramon Masats.
Como reconoce Pere Antoni Pons en el preámbulo del libro, las fotografías de artistas, de talleres y de objetos de artista de del Moral se caracterizan por una intensidad sin filigranas y por una infalible precisión expresiva. Además, irradian una lucidez hermenéutica extraordinaria, en el sentido que dan claves interpretativas para entender más a fondo las obras de los artistas y escritores retratados. De esta forma, basta fijarse en la severidad elegante del retrato de Antonio Saura, en la meditativa geometrización del retrato de Pablo Palazuelo, en la manera tan significativa en que Antonio López se fusiona con sus esculturas o en el dandismo sustancioso de Biel Mesquida (colaborador habitual de Diario de Mallorca).
