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Mujeres

Heroínas del siglo XIX de Elizabeth Gaskell

Las mujeres avanzadas a su época de la biógrafa de Charlotte Brontë

Elisabeth Gaskell.

Lo peor que puede pasar cuando se lee una novela es que ésta no tenga final. Que esté inconclusa. Más si la historia engancha hasta el punto de devorar las páginas para avanzar en la historia y llegar al ansiado desenlace. Por tanto, quien no esté preparado para sufrir tal desencanto quizás deba abstenerse de coger entre sus manos Hijas y esposas, de Elizabeth Gaskell (Londres, 1810-Hampshire, 1865). Aunque será una pena por lo que se va a perder. A esta famosa escritora inglesa, autora de la celebrada biografía Vida de Charlotte Brontë (1857), la muerte le sorprendió a unos cuantos capítulos del final de una novela en la que retrata como nadie la vida e intimidades de la sociedad victoriana de su época, desde las capas más bajas hasta la alta y estirada aristocracia rural.

Aún así no es difícil adivinar qué le rondaba por la cabeza a Gaskell (el editor de la época hizo un esfuerzo, y así consta al término de la obra a modo de epílogo) para rematar el bonito y minucioso cuadro de Hollingford y sus vecinos, y qué quería para su particular y revolucionaria heroína, Molly Gibson, que ha sido comparada con la Emma de Jane Austen por su capacidad para ejercer de casamentera, así como de bálsamo para el mal de amores y vicisitudes de todos los personajes que le rodean sin darse cuenta de que ella misma es víctima de los dictados del corazón. Molly se presenta al inicio de la novela como una inocente y despreocupada niña que sólo tiene ojos para su padre, el sensato, honrado y profesional doctor Gibson, y se despide convertida en toda una mujer a la que el amor sorprende cuando menos se lo espera. Entre una y otra Molly median cerca de 800 páginas por las que desfilan un gran número de personajes y acontecimientos descritos con gran minuciosidad y detalle. A su lado estará la bella Cynthia, su hermanastra, despreocupada y superficial, pero bondadosa y consciente de sus más que reprochables cualidades, algo que le salva ante los ojos de Molly, con la que fragua una sincera amistad. Dos mujeres opuestas y sometidas a los estrictos corsés que la sociedad victoriana dicta para su sexo, así que por tanto unidas en la tarea de saltárselos de alguna manera y obrar como les dictan su corazón y conciencia.

Elizabeth Gaskell crea dos personajes femeninos que, contexto histórico aparte, están de plena actualidad: son mujeres, sí, atadas a unas férreas normas sociales que les fijan su destino nada más nacer, pero que se comportan, obran y viven su vida como ellas sienten y creen que deben hacerlo al margen de cualquier condicionamiento de género. Algo que no era fácil en la Inglaterra del siglo XIX ni quizás tampoco, con todos los avances (para bien y para mal) en este sentido, en el siglo XXI. No deja de sorprender la relación entre padre e hija, muy alejada de la superficialidad y de la distancia que se espera tenga un hombre de la época respecto a su descendencia femenina. El doctor Gibson, un médico de pueblo sencillo, pero también formado y amante de la cultura, educa a Molly para adaptarse a lo que se espera de ella como mujer (una buena boda y ser una esposa amantísima y fiel), pero se permite ciertas concesiones para evitar que su hija sea una persona infeliz e insulsa. La trata de igual a igual, y ella sabe estar a la altura con consejos y decisiones que su padre sabe encajar pacientemente. Casada con un pastor de Mánchester, donde se asentó con él y vivió hasta la muerte, es posible que las revolucionarias heroínas de Elizabeth Gaskell nacieran producto de los círculos sociales en los que se movía (intelectuales, literatos, reformadores sociales) y de haber tenido cuatro hijas para las que se supone querría algo más que un buen matrimonio. Por la casa de la pareja desfilaron Dickens, Ruskin y Eliot Norton, así como Charlotte Brontë, a la que retrató en la citada biografía (Alba Editorial, 2016).

No se sabe ni nunca se sabrá cómo era el final deseado por Gaskell para Molly Gibson, pero posiblemente esto sea lo de menos. Las historias que recoge en Hijas y esposas y otras muchas novelas en la línea (gran parte editadas por Alba en España a precios muy asequibles) bien merecen una lectura, que será amena y entretenida, y por supuesto enriquecedora.

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