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Perfiles de una escritora cubana

Wendy Guerra parece hacerse un autorretrato en su última novela: la historia de Cleo, joven poeta residente en La Habana, una autora bajo sospecha

Wendy Guerra.

Narrativa La escritora cubana Wendy Guerra (La Habana, 1970), que ha publicado en España su novela Domingo de Revolucion (Anagrama, 2016), vive una experiencia personal muy particular. Sus novelas más conocidas como Todos se van (2006), Nunca fui primera dama (2010) y Negra (2013), tienen como argumento la vida cubana, pero estas novelas, de éxito en España con el apoyo de editores como Ana María Moix (1947- 2014), en Bruguera y Jorge Herralde en Anagrama, no se han publicado en Cuba.

¿Se trata de una escritora exiliada? No. ¿Wendy Guerra se inspira en historias cubanas? Sí. ¿Vive y trabaja en Cuba? Sí. Entonces, ¿por qué está prohibida su literatura en Cuba? Ni ella sabría contestar posiblemente a este interrogante pues cada libro que escribe, lo presenta al Instituto del Libro de Cuba y allí se quedan a la espera que el censor de turno de luz verde a su publicación.

Tras leer sus libros uno se pregunta qué sentido tiene un régimen como el cubano, 50 años en el poder, para mantener todavía la figura retórica del censor literario. Porque, de verdad, cómo puede haber estado un gobierno negociando con el enemigo histórico y estar al mismo tiempo censurando la literatura. Como si no tuvieran bastante los cubanos con las estrecheces económicas y los continuos apagones de energía eléctrica como para que no les dejen, al menos, leer a sus escritores.

Sobre la censura Wendy Guerra llega a decir lo siguiente: "yo tengo una relacion tan íntima con el censor como con mi marido". Y continúa afirmando: "nacimos con un lavado de cerebro tan violento que el censor está incorporado en mi vida. Cualquiera de los amigos que viene a saludarte a casa puede terminar haciendo un informe para la inteligencia sobre tu vida".

Cualquiera que acceda a las diversas entrevistas de Wendy Guerra en Youtube comprobará que se trata de una mujer culta, de imagen moderna, que ha trabajado en la televisión, ha hecho alguna incursión en documentales y tiene un blog en el diario El Mundo titulado "Habáname".

Respecto a la imagen que trasmite de mujer actual no hay más que revisar las solapas de sus libros con retratos, incluso del cantautor Silvio Rodríguez, o su actuación en el documental Ruptura de comunicaciones (2015), cuyas primeras secuencias nos descubren a la escritora, mostrando su estilizado cuerpo, mientras se viste con una ropa interior rosada y, con un aire informal, se lanza sola a pasear por las calles de La Habana.

La niña que participaba en programas televisivos de su madre en Cuba, ahora, es una refinada escritora que, de vez en cuando, nos sorprende con unos exquisitos sombreros de la más exquisita moda francesa.

En la presentación que Santiago Roncagliolo (Lima, 1975), hizo en la Casa de América del último libro de Wendy Guerra, habló tanto de las diversas imágenes públicas de esta escritora como de los personajes fuertes de sus novelas. Llegó a compararla con un "canario cantando en su jaula", por esa aparente contradicción de vivir en una "Cuba prisión, a la que a la vez adora".

Sea como fuere, tras la incursión en la narrativa cubana de escritores del talento de Eliseo Alberto (Informe contra mí mismo), Pedro Juan Gutiérrez (Trilogía sucia de La Habana) y Leonardo Padura (Herejes), resulta imprescindible leer a Wendy Guerra si se quiere saber algo más de la realidad cubana.

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