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Tinta fresca

Esta novela es un disparate

´Nueve semanas (justas-justitas)´ es una obra imprevisible, disolvente y cargada de ideas rompedoras

Esta novela es un disparate

He abierto los ojos hace un rato y no sabía con quién estaba.

Asistimos a la gestación de un libro a partir de una pregunta que permite dar paso a respuestas oportunas y elocuentes. "¿Cómo conseguiste un prólogo de Constantino Bértolo siendo un escritor desconocido?" Así comenzó Manuel Moyano la presentación murciana del libro Nueve semanas (justas-justitas) de P. L. Salvador (seudónimo de Salvador Pérez López, ¿y por qué un seudónimo así? pues porque S. P. L. hay más y P. L. Salvador solo hay uno). "Y, de alguna forma, todo empezó (o continuó) con Constantino Bértolo", explica P. L. Salvador trayendo a colación al crítico y editor. Veamos: "Llevaba diecisiete años de rechazos editoriales cuando recibí el suyo. No escribía como ahora, aunque ya andaba incubando el huevo. Creo que él lo detectó, pues su rechazo me resultó esperanzador. En esos días seguía activamente el blog de la editorial Caballo de Troya y fue ahí donde comenzamos a dialogar". Curiosa forma de avanzar a partir de un no. Pero altamente motivadora. "El rechazo de Constantino propició un cruce de cartas breves. Y, en ese cruce de cartas, le envié una vacía de contenido (una carta que solo era (toda ella) asunto). En ese ´asunto´ le agradecía el trato recibido, el consejo (´persevera´), y explicaba que no hacía falta abrirla porque ese ´asunto´ era toda la carta. Recuerdo que me contestó algo así: ´Una carta genial; si tuviera cien páginas, la publicaba´". Y es que esa carta (que era todo asunto, ni más ni menos que asunto) "contenía paréntesis, corchetes, llaves y una pizca de ironía. Al día siguiente comenzaba Nueve semanas sin saber lo que iba a pasar. La terminé en nueve semanas y se la envié. Pero el tiempo se acababa. Era su último otoño en la editorial Caballo de Troya". Demasiado tarde para Troya, pero no para seguir buscando su camino.

Desde el principio buscó "el minimalismo, la prosa quintaeséncica, la originalidad, pero soy lento y Nueve semanas (justas-justitas) llega después de casi veinte años. Sin embargo, la novela me salió sin pensar, sobre la marcha, sin esquemas de ningún tipo: como si me la hubiera dictado un buen demonio". ¿Paradojas? Ahí va una: "Aunque esta es la sexta novela que publico, también es la primera. Ahora me viene a la cabeza lo que Elvira Navarro me contestó cuando le pregunté por su debut literario: ´Temía los juicios porque me importaba demasiado saber si había acertado o fracasado´".

Y en esas está ahora. "Vale, ya bastantes lectores se han mostrado públicamente entusiasmados con la novela, personas que no conocía, pero siento que esto acaba de empezar. En los veinte años que llevo escribiendo (en serio), nunca una novela mía había generado tanto disfrute y la verdad es que estoy encantado". ¿Y qué dice la gente que disfruta con su libro? "Por ejemplo, que es ocurrente, divertida, canalla, diferente, intensa, sediciosa, inesperada. También se dice que es una historia de amor en clave de humor con nueve gotitas de erotismo". De acuerdo, pero le preguntamos al autor. "Suelo decir que Nueve semanas (justas-justitas) es sobre todo un estado de ánimo". Queda claro. Pero sólo si la lees.

P. L. Salvador es guitarrista del grupo Prolymbux. Y vaya ritmo que tiene su libro, oiga.

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