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Ensayo

La feria de las Humanidades

Luis Magrinyà ha publicado el ensayo ´Estilo rico, estilo pobre´.

La lista anual de los cien intelectuales más influyentes del planeta, publicada por las revistas Foreign Affairs y Prospect, sobresale por la consistente ausencia de pensadores españoles. Si se aparca la hipótesis de otra conspiración judeomasónica, la consecuencia lógica es la débil ensayística en castellano, con menos lectores que autores. Esta sequía se compensa con la agilidad memorística, nada casual por tratarse de un género donde se tolera la invención. Por fortuna, la traducción casi simultánea de las cumbres internacionales del pensamiento permite auscultar puntualmente el pálpito del planeta sin salir del idioma casero. Pensamiento de importación.

Globalmente, la situación del ensayo no es tan desesperada como para tener que leer a Zygmunt Bauman. Resulta más excitante recalar en Ayaan Hirsi Ali, que en Reformemos el Islam (Galaxia G.) aborda una tarea en que poco puede auxiliarle la lectora, más allá de deleitarse con las andanadas contra el integrismo islámico. La somalí es una excelente narradora de no-ficción, quizás por delante de su actual pareja, el también ensayista Niall Ferguson. Las derechas se tocan.

Bauman está en liquidación por el auge de Byung-Chul Han. Coreano y alemán, el pensador de moda conjuga una agradable combinación o refutación de Baudrillard y Foucault en tomillos de un centenar de páginas. El más acertado se titula Psicopolítica (Herder). El filósofo es un combatiente contra la transparencia que sataniza en el panóptico voluntario de internet. Debe compartir párrafo con el inmarchitable Slavoj Zizek, que probablemente habrá lanzado un par de novedades entre la escritura y la publicación de esta reseña. El esloveno no teme a lo chocarrero ni a lo sexualmente incorrecto en Mis chistes, mi filosofía. El apresurado Reflexiones blasfemas (Herder) está concebido como una respuesta al papanatismo occidental frente al islamismo, a resultas de los atentados de Charlie Hebdo. Pues bien, Zizek tiene miedo por primera vez y queda a notable distancia de Ayaan Hirsi Ali. No es lo mismo combatir al capital que a los decapitadores.

Que piensen ellos, pero Joan Tapia vuelve a verter en ¿España sin Cataluña? (Península) la ecuanimidad que le permitió dirigir La Vanguardia o el gabinete del deslumbrante Miguel Boyer. Efectúa el elegante análisis del proceso catalán que monopolizó la actualidad política, hasta embarrancar súbitamente tras la consulta del 9N. Desde la oposición a la independencia, el periodista despliega su capacidad de sintetizar las cuestiones más espinosas. Se ha radicalizado en los artículos posteriores a la publicación de este ensayo, confía en regenerar el sistema sin cirugía mayor. Le mantenemos la triple AAA.

Siempre en torno al proceso inagotable, una de las sorpresas de la temporada es Jordi Pujol, la gran família (Angle). El periodista Maiol Roger no promete revelaciones espectaculares pero efectúa una admirable reconstrucción del clan y de las conexiones del pujolismo. No estoy seguro de que Ana Romero necesitara más de trescientas páginas para su implacable Final de partida (La Esfera), sobre el declive de Juan Carlos de Borbón. Al rey emérito le costará recuperarse de los mandobles que recibe. Leo entrevistas en que la autora describe a un personaje "muy humano". Esta cualidad no aparece en el volumen, salvo distracción del lector o salvo que la diseccionadora de Corinna se refiera a la feria de las humanidades. A su lado palidece el también borbónico Desfile de ciervos (Alfaguara) de Manuel Vicent. Claro que esta autoficción encubierta no es un libro, es una prosa.

Huyamos de la frivolidad. Uno de los esfuerzos editoriales más encomiables de la temporada corresponde a la traducción sistemática de los Cuadernos de Georg Christoph Lichtenberg (Hermida). El primer volumen merece la recompensa lectora, después de haber degustado migajas de procedencia dispersa del gran hipocondriaco. Por fin, un universo con coordenadas propias que nos obliga a enlazar con los pecios del Campo de retamas de Rafael Sánchez Ferlosio (Random House). Aquí se demuestra que la ligereza es un estado de ánimo, una autopista hacia las cimas del pensamiento. Además, el célebre cascarrabias ha reinventado el periodismo desde su aparente desprecio por la disciplina. No ignora a los tertulianos, los desguaza.

Los pensadores líquidos torcerán el gesto ante los mazazos frontales de Luis Magrinyà en el categórico Estilo rico, estilo pobre (Debate). El escritor mallorquín tiene algo que decir y, a diferencia de tantos de sus colegas, no lo emboza. Su manual para el correcto uso del idioma es desinhibido, beligerante, autoparódico y opinionado, por recurrir al vocablo inglés ante el agotamiento de sinónimos. Permitirá que el lector mejore la calidad de sus tuits.

Los Diarios de Iñaki Uriarte llamaron la atención por su frescura, también por la certeza de que su elitismo impediría la creación de un club masivo de seguidores. Sin perder valor, el tercer volumen (Pepitas de Calabaza) se resiente de la conciencia de la publicación de los anteriores. El autor se retrae, la zozobra debilita el pensamiento. La naturalidad es insoportable ante el espejo.

En Reportero (Debate), el norteamericano David Remnick demuestra que el periodismo subsiste en geografías selectas. El director de The New Yorker y biógrafo de Obama repasa su acceso privilegiado a celebridades de la talla de Bruce Springsteen. Comportándose como la mosca en la pared, se muestra consolador con Al Gore, triturador con su jefa Katharine Graham. La reincidencia en la frivolidad nos conduce al irrespetuoso José Bono de Diario de un ministro (Planeta). Imprescindible, un gobernante con el alma de Jesús Mariñas.

Las entrevistas de Arturo San Agustín le reservarían un hueco en el canon periodístico, y le ayudan a que Tras el portón de bronce (Península) ofrezca un retrato claroscuro del papado de Jorge María Bergoglio. La amenidad tampoco está reñida con la recopilación de artículos periodísticos de Tony Judt en Cuando los hechos cambian (Taurus), primera parte de la reiterada cita de Keynes. ¿Qué haremos cuando se agote el material disperso del maestro fallecido del pensamiento socialdemócrata? Empezar de nuevo.

Roberto Casati ha escrito el único Elogio del papel (Ariel) que no peca de lacrimógeno ni de ludita. Que no es papel mojado, en suma. En este párrafo delicado convive con Aina S. Erice. La auténtica sorpresa de la temporada debería encabezar quizás esta página. En La invención del reino vegetal (Ariel), dentro de un proyecto auspiciado por José Antonio Marina, ha cuajado su ambicioso empeño en torno a los axiomas, entrañas y curiosidades de las plantas.

No me duele admitir que compré Biografía del silencio (Siruela) por confusión del autor Pablo d´Ors con Eugenio d´Ors y que, una vez deshecho el craso error, inicié el libro porque era breve. A cambio, la cadena de malentendidos acentuó la grata experiencia. Profundo en su aparente levedad, es una joya de la reflexión sin pretensiones de contagio ni autoayuda. En línea con las Reflexiones del señor Z, de Hans Magnus Enzensberger (Anagrama). ¿Quién es el ensayista más en forma del palmarés español ahora mismo? El desvergonzado Ramón de España, les guste o no.

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