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Tinta fresca

Sin aliento

Celso Castro.

Si nos vamos a la página 152 de la extraordinaria novela Entre culebras y extraños podemos leer: "Lo que sucede es que el mundo levanta murallas a tu alrededor, a veces leves, muy leves, inapreciables jericós a los que te habitúas, y que parecen protegerte. Y un día te despiertas con la piel rasguñada, y esa sensación de ahogo, esa opresión, y manoteas sollozando y babeando como un imbécil, golpeas esperando destrozarte los nudillos en alguna solidez y no hay nada, y es que no era nada lo que te protegía, y nada lo que te oprimía, y nada las dudas, y nada cualquier consideración enseñada, y te entregas a ese inmenso vacío que es la vida, te entregas a ese inmenso sumidero y ya está, a la mierda..."

La cita es larga pero la ocasión lo merece porque resume a la perfección no solo el tono sino el estilo de serpenteante claridad de Celso Castro a la hora de contar la historia de un adolescente con los sentimientos a flor de hiel al que la muerte del padre le golpea con saña. "Creo que hay emociones abiertas a las que se vuelve una y otra vez, quizá buscando un placer estético en el dolor". Palabras del autor sobre un libro que "pertenece a los ´relatos del yo´, una serie de textos escritos en primera persona, y que se inician con El afinador de habitaciones y su continuación Astillas, publicados en 2010 y 2011. "Mi intención es que la voz narrativa se independice y se exprese con total naturalidad, que esté cómoda en el relato, acercarla al lector y conseguir esa inmediatez, esa frescura que la literatura ha perdido. Que entre esa voz narrativa y el lector ´escuchador´ no haya nadie ni nada que moleste, ninguna exhibición de buenos o malos sentimientos, de conocimientos teóricos sobre cualquier tema, de erudición. Una narrativa interior, muy íntima, sin intermediarios. En definitiva, lo que busco es la desaparición del autor, apartarme de ese ´tapiz verbal´ de la prosa necrosada y absolutamente inexpresiva que suele reconocerse como ´buena literatura´ y alcanzar una saludable y necesaria inconsciencia novelística".

La novela evita mayúsculas no por capricho: "Empecé con las minúsculas cuando era poeta, quería desnudar los versos de mayúsculas y de signos, sólo palabras. Esto es bastante usual en poesía y no resulta chocante. Al pasar a escribir novela, quise mantener el mismo aspecto, porque para mí no hay diferencia entre un poema y una novela, hay que ser igual de intenso. Después, con los ´relatos del yo´ me pareció que las minúsculas se ajustaban aún más a esa voz narrativa, a esa fluidez que busco. Por otra parte, no entiendo por qué la letra primogénita de cada frase ha de escribirse en mayúscula". En 2010, Castro afirmaba que "la literatura se preocupa tanto por la forma de escribir que al final no cuenta nada". ¿Sigue pensándolo? ¿Es esta novela una rebelión contra ese triunfo de las formas yermas? "Me refería a imposturas, paradigmas y nuevas zarandajas. Es evidente que elude eso, sin olvidar que también es forma, una forma distinta de estar en literatura". Una forma que convierte 150 páginas en una experiencia literaria que se clava en la memoria y la araña y la cura al mismo tiempo. Con mayúsculas.

CELSO CASTRO

Entre culebras y extraños

DESTINO, 160 PÁGINAS, 18 €

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