Vivir para ver. Ahora resulta que en Estados Unidos se rebelan contra los colonialistas. Un país cuyos colonos no dejaron títere con cabeza entre la población indígena. Los tataranietos de aquellos colonos son el 70% de la población de aquel país, y el otro 30% se distribuye entre los descendientes de los esclavos negros que trajeron los colonos, los latinoamericanos que han subido a Estados Unidos a ver si se podían ganar la vida, y los descendientes de los indios aborígenes que no sé si llegan al 1% de la población. Ahora resulta que lo que hay que hacer es derribar las estatuas de San Junípero Serra, que el pobre solo pasaba por allí, evangelizando gente, que es lo que estaba de moda en el siglo XVIII. Desafortunadamente, en la actualidad lo que está de moda es hacer el gilipollas. Y en eso estamos.
