Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Moda

Nueva moda con tejidos de toda la vida

En el tesoro de la indumentaria histórica de Mallorca, pero lejos del tópico folklórico, ha encontrado Joana Borrás la iluminación para crear sus propias prendas. Del amor por las telas de llengües y los bordados nacen sus colecciones de ropa y el proyecto colectivo Feel Mallorca.

Joana Borrás, en su taller de Alaró.

Cuando Joana Borrás finalizó sus estudios de moda hace veinte años y regresó a Mallorca, sintió la necesidad de iniciar un camino de investigación para profundizar en el mundo de la historia de la indumentaria de la isla. Se trataba de comprender lo local una vez descubierto el lenguaje de las telas y los orígenes de las vestimentas a nivel internacional. Y como si fuera una escena de regreso a la vieja casa natal, donde se conservan el mobiliario y los armarios heredados, la diseñadora comenzó a abrir ventanas para que entrara luz, y a abrir cajones a la búsqueda de explicaciones a todo aquel legado que antes tan solo le parecían piezas antiguas.

De esta forma, Borrás inició sus particulares 'excavaciones' en el mundo de los ropajes históricos de Mallorca, entre libros, archivos fotográficos y contactos con destacados investigadores, y una vez retiradas las primeras capas de tópicos, empezó a abrir los ojos al descubrir un tesoro que no solo le pareció fascinante y motivador, sino que le permitió conectar la evolución de la moda mallorquina de siglos atrás con lo que había estudiado de otras zonas del mundo. "Llegué con muchas ideas -explica la diseñadora-, y ese periodo de investigación me ayudó a un retorno lento a mi tierra. Enseguida me di cuenta que todo lo que sabía de la indumentaria tradicional de aquí estaba muy contaminado por culpa de los estereotipos de la 'folklorización'".

De esta forma comenzó su camino en el diseño de moda, buceando en el pasado y encontrando, incluso en los típicos vestidos de payesa, infinidad de detalles que se alejaban de lo etiquetado como vestido 'típico' de la isla, como por ejemplo cuando vio fotos antiguas con mujeres luciendo 'gipó' (jubón) mucho más escotado, con el rebosillo por encima y combinado con faldas ornamentadas al estilo afrancesado. En ese proceso de aprendizaje llegó el momento de su contacto con las telas de lenguas o con la tradición del bordado, y se abrió todo un universo de posibilidades por texturas, colores y calidad de los materiales. Así comenzó el proyecto colectivo de la marca Feel Mallorca y el taller de diseño que Borrás mantiene en Alaró.

"Hablamos de productos sostenibles y nos olvidamos que lo más sostenible lo tenemos echando la vista atrás, en las antiguas tradiciones", y es en este punto en el que entra en juego el concepto de ropa para toda la vida, "o incluso más allá de una vida, porque estamos hablando de lo más sostenible posible, que es que estas telas perduran en el tiempo, como lo demuestra que se heredaban de generación en generación". El mejor ejemplo de ello es que algunas casas señoriales tapizaran las paredes de sus salones con telas de lenguas y sigan luciendo todavía hoy en buen estado.

La diseñadora apunta que las vestimentas realizadas con el método de tintaje ikat, que es lo que conocemos como tela de "llengües", llegaron a tierras mediterráneas a través de la Ruta de la Seda en forma de quimonos, que son precisamente prendas que ella ha creado en sus últimas colecciones. "Se trata de recuperar lo que ya se hacía, respetando los materiales, pero buscándole la gracia con el proceso de diseño, no olvidemos que lo importante de estas prendas es que se ajusten a cada cuerpo, que sean cómodas, pero que además sean atractivas al público". Borrás pone el acento en esos diseños que nacen a partir del conocimiento del material con el que se trabaja: "Para mí la magia es afrontar la etapa de diseño una vez he estudiado el origen y los usos tradicionales de esas telas, no podemos empezar la casa por el tejado sin ningún fundamento, como sucede con las imitaciones industriales que se hace de la ropa de lenguas".

La visita a talleres que siguen tejiendo según la técnica ikat es uno de los placeres que disfruta Borrás a la hora de elegir telas de lenguas con las que trabajar. En Mallorca contamos con el tesoro de tener tres empresas, Vicens (Pollença), Bujosa (Santa María) y Riera (Lloseta), que la diseñadora suele frecuentar como el chef que visita el mercado de alimentos en busca de calidades para crear un menú. Maribel Bujosa regenta la empresa familiar que lleva su apellido y elabora telas con el modo tradicional de tintado y tejido. Asegura sentirse muy feliz de trabajar con Borrás y con la gente que se acerca a ellos con ideas innovadoras, "antiguamente se veía sobre todo en cortinas, cojines o colchas, después llegó una época en la que, igual por el exceso de imitaciones, la gente se cansó un poco de la ropa de lenguas, pero ahora vuelve a haber mucha gente joven que aprecia estas telas".

Bujosa explica que una de sus luchas es la de intentar lograr un sello de calidad para las telas ikat como si fuera una denominación de origen, "pero nos encontramos con problemas porque los materiales como el algodón, lino, seda o los colorantes llegan de fuera de la isla". Para Bujosa, seguir adelante con esta empresa artesanal tiene principalmente "beneficios a nivel sentimental más que económicos", y certifica que las piezas realizadas con ropa de lenguas "son de tan buena calidad que normalmente la gente no las cambia porque estén en mal estado, sino porque se cansa después de tantos años de verla igual".

Borrás tuvo su primer contacto hace ocho años con el mundo de los bordados y empezó sus diseños jugando con estos elementos en sus camisetas para dar un valor añadido a las prendas, un detalle de calidad. Desde las primeras colecciones los corazones o las alas elaboradas en los talleres de Brodats Majórica, en Vilafranca de Bonany, se han convertido en emblema de sus creaciones. "Empezamos encargándoles etiquetas bordadas y al final hemos impulsado juntos este proyecto de Feel Mallorca que ellos habían fundado".

"La verdad es que trabajar con talleres de oficios artesanales, como es el caso del bordado, con tanta tradición en Mallorca, es un seguro de calidad, son trabajos de enorme nivel y, además, se atreven con innovaciones y pueden hacerlas por sus grandes conocimientos técnicos", y para explicar ese valor del producto local, la diseñadora explica que algunos dibujos bordados en talleres de la isla han provocado admiración y sorpresa en industrias textiles catalanas por su complejidad de desarrollo.

La diseñadora tiene en la empresa de Vilafranca uno de sus baluartes a la hora de diseñar creaciones. Los hermanos Catalina y Jaume Sansó son los responsables de unos talleres que fundó su madre, Miquela Caldentey, en 1949, y que se han reinventado con nuevas técnicas para lograr productos en los que el bordado no es solo un complemento, sino que adopta un papel protagonista. Jaume Sansó explica que se trató de seguir trabajando con calidad, pero dándole un papel destacado al peso de la tradición: "Hemos recuperado técnicas que habían desaparecido, usamos tintes ecológicos y también optamos por usar algodones en vez de poliéster", añade Sansó. Además, otra característica de Majórica es su apuesta por seguir arriesgando y experimentando, "cuando sale una idea invertimos todo el tiempo del mundo en ella, no contamos las horas, y así suceden cosas, como cuando se rompió una tela sin querer y descubrimos que se puede entretelar por debajo con telas solubles e hicimos pruebas hasta que Joana hizo unos diseños ajustados. Y así salieron los motivos de nuestros corazones rotos. Jugamos con el riesgo y, a veces, funciona".

Compartir el artículo

stats