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Artículos de broma

Dispersiones de protesta

Dispersiones de protesta

Esperan malos meses a las manifestaciones, salvo que los colectivos con reivindicaciones se espabilen en idear alternativas. La extrema derecha se ha dado tanta prisa que se ha ido de manifestación en coche o, aún más rápido, ha tomado la calle sin salir de casa, saliendo por la tangente, ese punto en que el hogar toca el espacio público: la ventana, la terraza o el balcón.

Hasta que haya vacuna o tratamiento contra el coronavirus la reunión pública estará limitada, sea para divertirse en las grandes fiestas o para quejarse en las manifas multitudinarias. La precaución al contagio va a restar asistencia a las manifestaciones como la está restando a ir de tiendas o cenar fuera de casa una vez levantadas las limitaciones.

Las reuniones de protesta tienen dos medidas de éxito: o son muy pequeñas y sirven para que aflore en la calle un problema escondido o son muy grandes para demostrar que muchas personas están reclamando algo. La acción de ambas es reunirse en un punto. La clave para los próximos meses de las manifestaciones en la calle será pasar de la concentración a la dispersión; de la densidad a la fluidez, de la presa a la corriente.

Las manifestaciones de izquierdas están obligadas a ser socialmente conscientes y respetar la distancia personal porque no es coherente preocuparse de algo concreto y despreocuparse de algo general y prioritario como la salud. Basta aprender, de una vez por todas, a mantener dos metros de distancia entre individuos. La imagen de la manifestación tupida está en los orígenes de los movimientos obreros representada en la imagen fija de una fotografía. La de la manifestación fluida con imagen en movimiento hace mucho que es posible y, desde que se vende el dron, está al alcance de cualquiera.

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