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Reportaje

El 'Bearn' que voló por los aires

Cuarenta años de explotación de la cantera de Can Negret de Alaró han provocado la destrucción del entorno natural en el que se inspiró Llorenç Villalonga para recrear el mítico Bearn de su novela

Vista aérea de la cantera de Can Negret, con las montañas de Alaró-Castell y S'Alcadena- de fondo. Bartomeu Noguera

Si las citas literarias sirvieran como reclamo para vender cemento, los sacos que durante las últimas décadas se han fabricado en la cementera de Lloseta con materiales de la cantera de Can Negret deberían lucir una etiqueta destacando las bondades de un producto con restos de los paisajes del célebre Bearn de Llorenç Villalonga. Curiosamente, este año que se conmemoran los cuarenta años de la muerte del escritor también se cumplen cuatro décadas del inicio la explotación de esta cantera situada en la falda de la sierra de Bellveure, en el término municipal de Alaró, una zona en la que se ubican las casas de Tofla: Can Jeroni, Can Sec y Can Negret, propiedades vinculadas al linaje Villalonga desde el siglo XV y fuente de inspiración de algunos de los paisajes de sus relatos.

Cuatro décadas de trabajo intensivo al servicio del cemento que han transformado radicalmente el entorno natural, volando por los aires los campos y bosques de un enclave considerado idílico tiempo atrás, y dejando como consecuencia un agujero de enormes dimensiones que se ha comido más de 200.000 metros cuadrados de superficie de la finca de Can Negret. El hoyo no puede contemplarse desde zonas de acceso público, oculto por arbustos y montones de tierra que se han situado junto a los caminos cercanos. Este incómodo patio trasero para los tres municipios vecinos -Alaró, Lloseta y Binissalem-, ha vuelto ahora a la actualidad por el proyecto presentado por la multinacional CEMEX para implantar una nueva fábrica de áridos con la materia prima de esta cantera en sus instalaciones de Lloseta, y también por su intención de seguir explotando la zona 52 años más, hasta el 2072.

Las casas de Can Negret fueron protegidas en 2018 por el Consell de Mallorca ante la intención de CEMEX de derribarlas.

Para entender el impacto de esta excavación, según datos extraídos de mapas cartográficos del Govern (SITIBSA-IDEIB), la zona perforada se extiende en una superficie similar a las actuales instalaciones deportivas municipales de Son Moix, en Palma, incluyendo el estadio, aparcamientos, pabellón, pistas y campos anexos. La profundidad que alcanza actualmente la cantera es de 100 metros de altura en la zona montañosa y más de 60 en la parte del valle, por lo que en la cavidad cabría alguno de los edificios más altos de la isla, como la Catedral (67 m.), la torre de Es Fortí (72 m.) o la de Asima (64 m.).

Ese entorno de Tofla que fascinó a Llorenç Villalonga, con sus edificios históricos, sus bosques y, sobre todo, sus leyendas familiares, es precisamente la zona que ahora se encuentra en buena parte destruida y con diversas casas del conjunto en estado ruinoso y afectadas por años de explosiones provocadas por las voladuras de la actividad extractiva. Una atracción por el Tofla de sus antepasados que llevó al escritor a elegir esos paisajes a la hora de crear el entorno de la possessió imaginaria del Bearn de su novela. El propio Villalonga sitúa los motivos de inspiración de Bearn en una carta escrita en 1965 a su prologuista Joaquim Molas: "Bearn aparece a veces situado en Bunyola, y a continuación detalla los orígenes de la relación de los Villalonga con Tofla, y más concretamente la de sus abuelos con Can Sec, una de las divisiones que sufrió la finca en el s. XVIII, separándose de Can Jeroni y Can Negret.

En su obra Falses memòries de Salvador Orlan hace referencia a su idolatrada saga familiar paterna con raíces en Tofla, gentes que añadían esa denominación toponímica a su linaje y databan sus cartas en Tofla y no en el municipio de Alaró: "Eran sus tierras. Tofla era, para ellos, el centro. Después había la isla. Después, posiblemente, ya no había nada".

Queda claro que la atracción del intelectual por la estirpe de los Villalonga de Tofla bien pudo provocar la inspiración de ese espacio mítico de Bearn, ya fuera por descripciones y relatos heredados de generación en generación, como por paseos por esos paisajes, teniendo en cuenta que cuando se considera que comenzó a escribir esta novela -verano de 1936-, Llorenç y su mujer, Teresa Gelabert, se mudaron a Binissalem para refugiarse de los bombardeos de Palma.

Cabe añadir sobre el conocimiento que el escritor tenía de la zona de Tofla, que Jaume Armengol -exalcalde de Inca y padre de la actual presidenta del Govern-, desvela en una nota previa de su novela Camí de Tofla (2010) que en 1967 fue testigo de la que asegura fue la primera visita de Llorenç Villalonga a las tierras de Tofla, concretamente a Can Sec. Los Armengol entroncan con los Villalonga y también quedan vinculados a Tofla por vía de la abuela paterna del político y farmacéutico inquero, que era tía segunda del novelista. El padre de Francina Armengol veraneó durante su infancia en Can Sec de Tofla y cuenta en esa introducción que fue él quien en 1968 intermedió para que su padrino, Antoni Armengol i Villalonga, propietario de Can Sec y sin descendencia, cediera "temporalmente" el archivo de Tofla a Llorenç Villalonga.

Seguir excavando, un proyecto estratégico para las Islas

La empresa CEMEX España, propietaria de la finca de Can Negret y de la cementera de Lloseta ha presentado un primer proyecto de reindustrialización tras el cierre de la fábrica en 2018, centrado precisamente en seguir explotando Can Negret y otras canteras. Se trata de una planta de tratamiento de la materia prima que producirá áridos para la construcción. El proyecto se enmarca en el acuerdo firmado por el Ministerio de Industria, Govern balear y CEMEX para paliar los efectos del cierre de sus instalaciones, y el 24 de mayo de 2019 el Consell de Govern declaró esta inversión como proyecto industrial estratégico para las Illes Balears.

La empresa promotora defiende esta explotación asegurando que generará de 4 a 6 puestos de trabajo, y planteando una producción anual de trituración y clasificación de áridos de 350.000 toneladas al año -1.500 a 2.000 toneladas diarias-.

CEMEX pretende lograr una prórroga del Govern para seguir explotando Can Negret hasta el 2072. El año 2018 el Consell de Mallorca aprobó la protección de las casas de Can Negret poco después de que la cementera manifestara su intención de demolerlas para avanzar la explotación de la cantera al considerarlas en desuso y no aprovechables.

Entidades ecologistas han alegado en este tiempo que en la zona de Tofla, justo al lado de la cantera han detectado un nido de milanos y otro de gavilanes. Otro argumento para el cese de la actividad es la presencia de un yacimiento arqueológico descubierto en Can Negret.

Tofla se encuentra en plena sierra de Tramuntana, pero en 2007 el Govern de Jaume Matas modificó los límites de su proyecto de Paratge Natural para excluir precisamente esta zona. En el proyecto original de parque natural de Tramuntana que elaboró el primer Pacte de Progrés (1999-2003), estas montañas quedaban protegidas.

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