Las excelentes vistas al Port d’Andratx y la naturaleza que le rodea es tan solo una de las múltiples ventajas que presenta este ático, que fue construido en los años setenta. Ha sido parcialmente renovado para extraer lo mejor de sus más de noventa metros cuadrados, que incluyen una gran terraza de unos 17 metros cuadrados parcialmente cubierta con un techo formado por troncos de madera desde la que es posible asomarse al mar.
El comedor presenta una decoración básica con muebles de mimbre y una chimenea que dan al conjunto un aire rústico en el que predominan las tonalidades básicas en contraste con el color blanco de las paredes.
Luminosidad
La aparente sencillez de sus distintas estancias combina a la perfección con un estilo personal en el que la luminosidad entra en su interior a través de amplios ventanales que resaltan su aire mediterráneo. De esta manera, sus dos dormitorios con armarios empotrados junto a sus dos baños coinciden en la prevalencia del blanco que proporciona mayor amplitud a la vivienda.
La cocina, completamente equipada, destaca por la simplicidad de sus formas con líneas rectas. Vuelve a repetirse la blancura del mobiliario como continuidad del resto de la casa. El fácil acceso a las tiendas y los múltiples servicios de los que dispone el Port d’Andratx y la cercanía a una piscina comunitaria convierten a este apartamento en el hogar perfecto.
