¿Uno nace coqueto o se hace?
A mí me ha gustado la moda desde siempre. En el instituto ya apostaba por llevar marcas que no eran las habituales. Evidentemente, con el tiempo te forjas tu estilo pero tienes que tener algo, gustarte mucho, para querer entrar en este mundo de la moda.
Pero, sin embargo, empezó trabajando en un popular restaurante de Palma
Nunca me ha gustado estudiar. De Palma me fui a Londres a aprender inglés y encontré trabajo en un restaurante mexicano. De ahí acabé en Madrid, en una tienda de moda masculina y, a mi regreso a Mallorca, entré a trabajar en su restaurante. Pero el gusanillo de la moda nunca me había abandonado.
Y entonces un buen día, junto con Toni Jiménez, se deciden a abrir una tienda de moda masculina que supuso toda una revolución. No había en el mercado isleño nada parecido...
Llevaba año y medio trabajando en el restaurante y pensé, ahora o nunca. Y nació Addict en 2006. No fueron fáciles los comienzos porque estábamos situados en un callejón y, literalmente, mi socio salía a buscar a los clientes a la calle y los llevaba de la mano a la tienda. También éramos conscientes de que proponíamos un estilo de ropa diferente. No había oferta para los chicos en ese sentido y hubo que reeducar y enseñar.
Pues lo hicieron muy bien. Hoy tienen tres tiendas y hasta firma de moda propia.
Si hacemos balance, desde luego hemos tenido suerte. Pero creo que también es fruto del esfuerzo y de nuestra apuesta por traer cosas que nos gustan y, sobre todo, de gran calidad. El nacimiento de Mews fue también fruto de la casualidad. Una de las marcas que teníamos en la tienda dejó de fabricar unos pantalones que nos gustaban mucho y pensamos en hacerlos nosotros.
¿Se sienten responsables del cambio de estilo del hombre mallorquín?
No tanto, pero algo tenemos que ver. Nuestro público es mayoritariamente extranjero pero sí tenemos muchos clientes fieles, arquitectos, abogados que, más allá del traje, también cuidan su forma de vestir casual. Cuando nosotros nacimos, no había tiendas como Addict en Palma y hemos contribuido a facilitar que las nuevas tendencias lleguen a la isla, pero la evolución en la forma de vestir del hombre ha sido general en todas partes.
¿Sabe de moda el mallorquín? ¿Y el español?
Yo creo que cada vez más. Es verdad que le falta llevarse un poco más por él mismo, perder el miedo al qué dirán. Pero ha avanzado mucho.
¿Qué país le tiene enamorado, estilísticamente hablando?
Japón. El hombre japonés viste maravillosamente bien. Y luego, también, los daneses. De hecho, en la tienda tenemos mucha firma nórdica porque es un estilo que aquí se entiende muy bien.
¿Con dinero se compra todo?
Aunque quede mal reconocerlo, con un mayor presupuesto se alcanza todo más fácil. ¿La elegancia? Pues si cuentas con un buen asesoramiento, también.
¿Qué no falta en su armario?
De nada. Al llevar en el negocio de la moda quince años, mi armario está muy completo. Lo que más abunda son básicos de calidad como pantalones y camisetas.
¿Cuando no trabaja, qué le gusta hacer?
Viajar con mi mujer y hacer deporte en general, sobre todo, tenis.
Si pudiera elegir un famoso a quien vestir, sería...
Mick Jagger. Sería fantástico. Le admiro mucho, es muy cañero.
¿Su vicio confesable?
Es inconfesable. (Risas).
¿Cómo afronta el 2020?
Con muchas ganas. El pasado año nos fue bien y esperamos seguir en ese camino.
¿Ser autónomo en España es un deporte de riesgo?
Sin duda. Creo que falta, eso sí, más apoyo institucional. En Inca, antes, se estaban haciendo cosas muy bien; ahora hay gente muy válida como Jaime Llambias, Isabel Rotger y Stefanía Borràs, pero hace falta más compromiso.
Empezó en el sector de la restauración y vuelve a él con HIT Mallorca
Soy solo una muy pequeña parte de un proyecto de Chus Iglesias que cuenta con el chef Martín Berasategui como responsable gastronómico. El espacio ofrecerá también música, espectáculos... Todo de altísima calidad.
