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Oblicuidad

Caduca el maldito tópico del trampantojo

Caduca el maldito tópico del trampantojo

Mediante este artículo se decreta la caducidad del maldito tópico del trampantojo, introducido con voluntad discursiva por todos los eruditos a la violeta del país. La situación empeora cuando el usuario completa la mención con un esclarecedor "¿saben qué es un trampantojo?" Y de remate, se extiende doctamente en que la palabra "viene del francés trompe l'oeil", que por supuesto pronuncia en groenlandés.

Creíamos erróneamente que el trauma colectivo se agotaba en "complejo", término agitado cada vez que nos quedábamos sin respuesta pero aparentábamos profundidad. Sin embargo, la era de la complejidad se ha agotado, suplantada por el trampantojo dichoso. La antojadiza fiebre se disparó con el procés, como todas las plagas contemporáneas. Francesc-Marc Àlvaro no es culpable de haber titulado "Trampantojo" el capítulo número diez de su libro Ensayo general de una revuelta pero, de haber imaginado el abuso de esa palabra que se generó a partir de septiembre, se le tendría que haber obligado a utilizar un vocablo menos llamativo.

De repente, fuimos asaeteados por titulares que llamaban trampantojo al referéndum, a la declaración unilateral de independencia, a Carles Puigdemont y a Manuel Marchena. La epidemia no se debilitó con el paso del tiempo. El mes pasado, Abc insistía con la asociación artística entre catalanes y fulleros, aportando el clarividente titular "El trampantojo de Comunes y PSC para Barcelona". No se entiende demasiado, pero queda museístico y decimonónico. Las clases populares se sumaron entusiastas al engañoso género pictórico. El primer día en que ves la palabra "trampantojo" ligada al rudimentario cocinero Chicote, sabes que una revolución está en marcha.

Los trampantojos citados no guardan familiaridad con los orondos angelotes que transforman una cupula cerrada en una falsa terraza al aire libre. No se trataba de encontrar una variante culta de "no es lo que parece", sino de domesticar una palabra de dimensiones draconianas. Como vacuna contra las extralimitaciones, en el ocaso de este año se destapó el retrato oficial de Rita Barberá, titulado Trampantojo. La odisea llegaba a su fin, la vulgaridad desarmará a los presuntuosos, hubiéramos adivinado el desmarque hacia lo camp con una lectura más detenida de Susan Sontag. Ha empezado el lento declive, pero un vocablo de moda no puede extinguirse sin proceder antes a su sustitución por un alazán recién llegado. Desde la humildad del fin de ciclo, proponemos que después de "complejo" y "trampantojo", llegue "circunvalación".

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