Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Reportaje

El otro intento de matar al Rey

Tras el fracaso del primer intento de acabar con el monarca en Mallorca, ETA volvió a intentarlo en el año 2004 - El plan de nuevo fracasó porque el etarra nunca llegó a recibir el arma

Los terroristas pretendían matar al Rey con este rifle. efe

Matar al Rey Juan Carlos siempre fue una obsesión para ETA y la organización terrorista lo intentó varias veces, siempre en la isla de Mallorca, donde el monarca disfrutaba de sus vacaciones. Lo intentaron de todas las maneras, pero el método que les pareció más seguro era disparar al Jefe del Estado desde la distancia con un rifle especial. También se planeó lanzando un misil contra el avión en el que viajaba el Rey y se planteó hacerlo desde el aeropuerto de Palma. Todos estos atentados se planificaron desde Francia y fueron propuestos por los jefes de la organización terrorista. Por fortuna, todos estos planes fracasaron.

El guardia civil Juan Martín Rodríguez Delgado describe en su libro Crónica de violencia y terrorismo en las Islas Baleares detalles de la investigación de estos episodios terroristas que hasta ahora no se conocían, sobre todo el segundo intento en 2004 de atentar contra el Rey Emérito que no pudo realizarse por la improvisación del plan. El primer magnicidio que se propuso para terminar con la vida del monarca empezó a organizarse en el mes de julio del año 1994. La organización pensó para llevar a cabo el asesinato en un viejo conocido de ETA. Era Juan José Rego Vidal, un experimentado marinero, obsesionado con la muerte del monarca, que ya había intentado matarle en Eivissa. Esta vez recibió el encargo de la dirección de ETA de cometer el atentado en Mallorca.

Txeroki, que fue jefe del aparato militar de la organización terrorista, fue quien ordenó matar al Rey en Mallorca.

El plan era complicado y se precisaba de información para conocer al detalle los lugares por los que se movía el Rey cuando estaba en Mallorca. Rego Vidal viajó varias veces a la isla. Se hospedó en un hotel de Palma y aprovechó su visita para estudiar el terreno, y para alquilar un piso en un lugar próximo al lugar donde se amarraba el yate del Rey. La organización pretendía cometer el atentado disparando al objetivo desde una cierta distancia. El lugar adecuado era el piso del edificio de Porto Pi. Rego Vidal zarpó en un barco desde la costa francesa junto a su hijo Ignacio y un tercer etarra. Se trataba de Jorge García Sertutxa, un experto en armas de la organización que se había estado entrenando en el manejo del rifle de larga distancia.

La Policía, que nunca dejó de seguir los movimientos de Rego Vidal, averiguó que Vidal y sus cómplices habían atracado en Mallorca. Tras varios días de vigilancia se localizó a los etarras y se les detuvo. En el piso tenían colocado el rifle para disparar. Afirmaron que tuvieron al monarca varias veces a tiro, pero no dispararon para preparar mejor su huida. Los tres etarras fueron condenados a largas penas de prisión.

El fracaso de esta operación no fue suficiente para que la organización terrorista desistiera de su intento de terminar con la vida del Jefe del Estado. Diez años después se volvió a organizar un plan para matar al monarca y sería de nuevo en Mallorca disparándole desde lejos.

Para llevar a cabo el plan se eligió a un etarra sin apenas experiencia en atentados. Xavier Pérez Aldunate era un joven que empezó participando en manifestaciones callejeras a favor de la autodeterminación, para posteriormente entrar en la organización terrorista.

El libro detalla que Pérez Aldunate fue captado por ETA en el año 2001. Trabajaba en un taller de la localidad de Aldunate. Un día recibió una carta en su domicilio. La organización le proponía asistir a una reunión en Francia para plantearle colaborar con ETA.

El joven acudió a la cita el día y a la hora indicada, pero a ese encuentro no se presentó nadie. Pérez Aldunate ya había decidido sumarse a la organización y a su regreso a España se puso de nuevo en contacto con su enlace, que le propuso que acudiera a otra cita en Francia. Esta vez sí acudió a la reunión un integrante de la organización. Se trata de Ibón Fernández Iradi, alias 'Susper', que era en ese momento el jefe del aparato militar de ETA, quien le propone integrarse en la organización. El joven aceptó.

Poco después la Policía detenía en Francia a 'Susper'. Entre los documentos que le interceptaron había una carta en la que se mencionaba el nombre de Xavier Pérez Aldunate. En un momento u otro podía ser detenido, pero la organización le avisó a tiempo y pudo huir a Francia.

Para permanecer escondido la organización le facilitó un piso. Se ha constatado que en Francia se reunió con otro jefe de la organización, Txeroki, que le escondió en un piso franco en la ciudad de Saboya.

La organización pretendía convertir al nuevo etarra en un experto en uso de armas largas. Para ello fue el propio jefe de ETA quien le comunicó al joven que tenía una importante misión para él: le encargó matar al Jefe del Estado. El atentado iba a cometerse otra vez en Mallorca y el asesinato se cometería a través de un fusil de larga distancia. El joven etarra aceptó el reto.

Para llevar a cabo el proyecto al terrorista se le facilitaron una serie de documentos falsos. También se le entregó dinero para financiar el atentado. Para no levantar sospechas Xavier Pérez Aldunate se trasladó el día 7 de abril del año 2004 desde Barcelona a Mallorca en barco. Al llegar a la isla buscó un lugar donde pasar su primera noche. Alquiló una habitación en el viejo hotel Colon, en la calle 31 de diciembre de Palma. No era un sitio seguro y le urgía buscar un nuevo refugio. Entabló amistad con el conserje del hotel, que le puso en contacto con dos funcionarias que alquilaban una habitación en un piso próximo a la barriada del coliseo balear.

El etarra pasó los días siguientes recopilando información. Quería conocer todos los detalles de los movimientos que realizaba el monarca cuando estaba de vacaciones en Mallorca. Visitó los puertos deportivos de la isla y otras zonas.

El terrorista no trajo el arma a la isla. La organización se comprometió a que le haría llegar el rifle y para ello le citaba en un determinado lugar. El joven acudió cada día a la cita, pero nunca apareció nadie.

La presencia de este individuo en la isla coincidió con la celebración de una competición de la Copa Davis de tenis, que se organizó en la plaza de toros, no muy lejos del lugar de residencia del etarra. Estaba prevista la presencia del monarca y el terrorista se planteó la posibilidad de llevar a cabo el atentado mientras asistía a la competición de tenis. Sin embargo, todo el plan fracasó. La organización terrorista no envió el arma a Mallorca y el asesinato nunca pudo llevarse a cabo.

El libro describe que las fuerzas de seguridad consiguieron averiguar posteriormente todos los detalles de este segundo intento de matar al Rey en Mallorca. Todo aparece descrito en un auto que redactó el entonces juez Garzón, que fue quien envió a prisión al etarra.

Lo cierto es que este segundo intento de matar al monarca en Mallorca difícilmente podía tener éxito, ya que el arma que tenía previsto enviar la organización a la isla no era la adecuada para realizar un disparo a tanta larga distancia. Era un anticuado rifle Magnum, de pequeño calibre, muy ruidoso y con poca capacidad de precisión. Además, la mira telescópica que llevaba tampoco era de las mejores. Lo cierto es que el arma con la que se debía disparar al monarca nunca llegó a Mallorca y el etarra, tras pasar un mes y medio deambulando por la isla, optó por marcharse.

Pese a que no pudo llevar a cabo el asesinato, Xavier Pérez Aldunate nunca se planteó renunciar a la organización, sino todo lo contrario. Cuando abandonó Mallorca regresó de nuevo a su escondite de Francia. Allí volvió a reunirse con Txeroki, el jefe militar de la organización, que le propuso otro proyecto. Le indicó que debía cometer un atentado con un rifle y él lo aceptó. Esta vez su objetivo no iba a ser el Rey, sino otro personaje político. Su misión inmediata fue buscar información sobre posibles objetivos. Sin embargo, se notó su falta de experiencia y pocos meses después el terrorista fue detenido por la Guardia Civil.Fue enviado a prisión y la Audiencia Nacional le condenó a una larga pena de prisión.

Lanzando un misil

Otra de las líneas de investigación que siguieron los expertos en la lucha antiterrorista fue una investigación de un supuesto plan para matar al Rey. Esta vez no sería a través de un disparo lejano, como se había intentado antes, sino a través del lanzamiento de un misil. Se derribaría el avión que solía utilizar el monarca en sus desplazamientos. Si no se conseguía derribar la aeronave del monarca, se intentaría con la del presidente del Gobierno, José María Aznar. Esta sospecha no fue una invención policial. En uno de los golpes más duros que sufrió la organización terrorista en el año 2004 en Francia se localizó un arsenal de armas. En una casa de la zona del País Vasco francés se encontraron, además de explosivos, dos misiles. Eran dos armas con capacidad de alcanzar a un avión o a un helicóptero que volara a más de tres mil metros de altura.

Estos misiles eran de fácil manejo, aunque nunca llegaron a emplearse. La prueba definitiva que confirmaba las intenciones de la organización fue un manuscrito encontrado en poder de un etarra que fue detenido en esta operación en Francia. Este escrito confirmaba la intención de la organización de atentar con este tipo de sofisticado armamento. También se mencionaban las características de los aviones en los que viajaban estas personalidades públicas. ETA también disponía de una detallada información de las características del aeropuerto de Palma. Por esta razón, los servicios antiterroristas sospecharon de la posibilidad de que se plantearan disparar el misil desde Son Sant Joan.

Atentado en Palmanova

Pero no todos los intentos de ETA en Mallorca han fracasado. De hecho, el último atentado mortal que se atribuye a la organización antes de su disolución definitiva ocurrió en la isla, en concreto en el cuartel de Palmanova. La organización colocó un artefacto explosivo bajo un vehículo de la Guardia Civil, matando a dos agentes del cuerpo. También había colocado otra bomba en otro coche próximo a otro cuartel de la misma zona turística, pero esta vez no explotó.

Días más tarde, ETA volvió a sembrar el pánico en la isla, provocando la explosión de pequeños artefactos repartidos por varios locales de la ciudad. Esta vez, por fortuna, no hubo víctimas mortales, sino solo heridos leves, pero la organización consiguió su objetivo, que no era otro que atemorizar a la ciudad de Palma y lo hizo en un momento en el que había una gran cantidad de turistas.

Años antes, en 1991, la organización ya había hecho explotar bombas en Palma. El autor de estas explosiones fue el sanguinario etarra Urrusolo Sistiaga, uno de los más activos de la organización. Provocó una explosión en el chalet donde vivía junto a otros etarras en la calle Arquitecto Bennàsar, en Palma. Y después explotó un coche junto a un edificio de viviendas militares que había en la plaza Porta d'es Camp. Hubo daños, pero no se lamentó ninguna víctima mortal.

Intento fallido

Mallorca, además de ser un objetivo de la banda terrorista ETA, también albergó a algunos de sus integrantes, que fueron encarcelados en la prisión de Palma. La organización, para enfrentarse a la política de dispersión que había iniciado el Gobierno, planificó la liberación de algunos presos, entre ellos los que estaban en Palma. Eligió a los reclusos Joan Bilbao Moro y José Antonio Kortadi. A principios del año 1991 se organizó un plan para que salieran de la cárcel. Así, la organización les hizo llegar a los dos presos, a través de familiares de reclusos comunes, dos sierras para cortar los barrotes de hierro de las celdas. En el libro del autor Juan Martín Rodríguez se detalla el intento de fuga que protagonizaron estos dos presos en la noche del 19 de mayo de 1991. Aserraron los barrotes y consiguieron salir de sus celdas y llegar a las garitas de vigilancia. El plan era que una vez en el pasillo de seguridad redujeran a los dos guardias civiles. Sin embargo, el plan falló en el último momento. Un funcionario sorprendió a los dos etarras antes de que pudieran llegar al pasillo de vigilancia. Los dos presos fueron reducidos. Se les juzgó por este intento de fuga y se les condenó. Fueron trasladados a otras cárceles.

Coincidiendo en el tiempo, ETA ordenó a todos sus comandos operativos que organizaran atentados en todas las ciudades donde había etarras encarcelados. La primera misión la cumplió el etarra Urrusolo Sistiaga, junto a Idoia López Riaño, alias 'la tigresa' colocando un coche bomba en Palma.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • ETA tuvo al rey Juan Carlos en su punto de mira en Mallorca
  • Los asaltos fallidos a la Corona

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO

Compartir el artículo

stats