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Documental

Otto Skorzeny, el nazi que veraneaba en es Barcarés

Los directores Pablo Azorín y Pedro de Echave firman 'El hombre más peligroso de Europa, Otto Skorzeny en España', un documental en el que rastrean la huella en Mallorca del experto en operaciones especiales favorito de Hitler

Skorzeny y Hitler.

"Otto Skorzeny (Austria, 1908), alias Caracortada. El hombre de acción favorito de Hitler. Famoso rescatador de Benito Mussolini. El teniente coronel de las SS considerado en su momento el hombre más peligroso de Europa”. Así arranca el documental El hombre más peligroso de Europa, Otto Skorzeny en España, coproducido por Quindrop Producciones Audiovisuales con RTVE e IB3, y con apoyo del Institut d’Estudis Baleàrics y el Departament de Cultura del Consell. Capitaneada por Pedro de Echave García y Pablo Azorín Williams, esta pieza audiovisual nació con la ambición de descubrir qué hizo en España después de la victoria de los aliados este conocido nazi, uno de los grandes protagonistas de la II Guerra Mundial, experto en operaciones especiales. Por si fuera poco, se ha descubierto en estos últimos años que también colaboró con el Mosad (la principal agencia de inteligencia de Israel), convirtiéndose así en espía para los judíos. Se le relaciona también con la muerte de Kennedy. Fue alguien temido y peligroso, profundamente carismático. El que mejor sabía venderse a sí mismo. Un vividor que disfrutaba de sus vacaciones de verano (acabada la guerra y convertido ya en hombre de negocios a la sombra del régimen franquista) en es Barcarès (Alcúdia).

“Este es el primer documental que se centra en una parte de la vida de Skorzeny que no es su papel como soldado en la II Guerra Mundial, ya que la mayoría desgranan las misiones que realizó para Hitler. Su figura está envuelta de mucho misterio. Producir y montar este documental ha sido como hacer un rompecabezas”, señalan los directores de la pieza, que trabajan en ella desde el año 2017. “Un documental es un melón por abrir”, apunta De Echave. Han sido muchas las sorpresas que se han encontrado por el camino. Si bien la escritora Almudena Grandes, el escritor José María Blanco Corredoira o el historiador Joan Buades, entre otras personas, estaban en la lista de gente que querían entrevistar para el documental por haber trabajado sobre el personaje, muchos de los demás testimonios no se los esperaban. El audiovisual se estrenará el 29 de enero en el Club Diario de Mallorca.

Los directores descubrieron que existía un archivo que Skorzeny y su mujer Ilse Lüthje (la tercera y última que tuvo), habían guardado durante décadas y que, antes de morir, Lütje dejó a una familia madrileña. Se pusieron en contacto con el hijo de esta familia, Luis María Pardo, incluido en el documental, que había subastado el material en 2012. La ambición de Azorín y De Echave era llegar a esos archivos. Parte de la documentación sobre Skorzeny ha sido a través de libros. Un día llegó a las manos de Azorín el volumen The Skorzeny Papers: Evidence for the Plot to Kill JFK: “Me di cuenta de que su autor era el comprador de los archivos”. Se trata de un ex militar estadounidense e historiador, Mayor Ralph P. Ganis. Después de ponerse en contacto con él, el equipo del documental viajó hasta Carolina de Norte, donde vive. Durante su visita, este “apasionado de la historia” les permitió acceder a todos los archivos, entre los que hay pasaportes falsos que utilizaba Skorzeny, agendas, cartas, extractos bancarios y fotografías inéditas, entre otros documentos. Gracias a este contacto, conocieron también a la investigadora estadounidense Alexandra Jones, quien les dirigió hasta la única hija del soldado nazi, Waltraut Riess, afincada en Viena. Riess accedió a ser entrevistada en su casa, y allí descubrieron que uno de sus hijos guardaba digitalizadas las películas de 8mm personales de Skorzeny y Lütje, un material que nunca antes había visto la luz. “La verdad es que hemos tenido suerte”, manifiestan los directores.

El de De Echave y Azorín no es un documental cronológico, dado que su objetivo era centrarse en la etapa más desconocida del enigmático personaje, sus años en España. No obstante, sabían que no podían explicarla saltándose su etapa como hombre favorito de Hitler. La combinación ha sido posible gracias a la gran cantidad de fotos y películas de archivo a la que han tenido acceso.

Quién era ‘caracortada’

Ingeniero. Coronel. Fugitivo. Hombre de negocios. Espía. Caracortada. Y nazi del primero al último de sus días. Gracias al éxito de la misión que le encomendó Hitler de rescatar a Mussolini en septiembre de 1943 (aunque los protagonistas del rescate fueron los paracaidistas, pero si algo sabía hacer bien Skorzeny era darse importancia a sí mismo), se convirtió en uno de los hombres de confianza del Führer. Y la sociedad alemana, agotada por la guerra y tocada en aquel momento por la derrota en la batalla de Stalingrado, tuvo su golpe de efecto: un nuevo héroe al que adorar, Otto Skorzeny, liberador del Duce. Allí comenzó su leyenda.

Vinieron otras misiones, que le ayudaron a vestir su historia con un halo de heroicidad. El día de la rendición alemana, el 8 de marzo de 1945, Skorzeny decidió entregarse a las tropas aliadas. Fue internado en varios campos de prisioneros de guerra y acusado de crímenes de guerra como responsable de la Operación Greif en los Juicios de Dachau (mientras que en los juicios de Núremberg se juzgó a los nazis del mayor rango, en los de Dachau se juzgaron a sus lugartenientes). Sorprendentemente fue exonerado gracias al testimonio de un antiguo enemigo: el agente británico del Special Operations Executive SOE y héroe de guerra Yeo-Thomas. La Guerra Fría había comenzado y para la OSS (servicio de inteligencia estadounidense precursor de la CIA) era importante reclutar militares y personas bien informadas de las filas nazis derrotadas. Quién mejor que el carismático, camaleónico y orgulloso Skorzeny, que fue absuelto de todos los cargos. “A Skorzeny le salvó la Guerra Fría”, señalan los directores.

El coronel junto a Mussolini, justo después de finalizar con éxito el rescate del fascista italiano.

Le enviaron a un centro de desnazificación en Darmstadt (Alemania). En julio de 1948, tres personas vestidas con el uniforme militar aliado preguntaron por Skorzeny en el centro, según cuenta en el documental la escritora Almudena Grandes. Se lo llevaron y no volvió. El también escritor José María Blanco Corredoira señala que en la autobiografía de Skorzeny, Vive peligrosamente, el soldado sugiere, entre líneas, que los americanos le sugirieron un buen destino para refugiarse: España, país gobernado por una dictadura militar liderada por Francisco Franco, aliada de Alemania durante la guerra y nuevo paraíso para los nazis.

Vida en España

Llegó en 1951 y se instaló en Madrid. Tejió una importante red de contactos con altos cargos de El Régimen gracias a su relación con el periodista y escritor Víctor de la Serna. En el año 1954, se dedica plenamente a la actividad comercial, y actúa como intermediario entre las empresas alemanas (Krupp, Thyssen Messerschmitt) y la administración española. Tuvo un papel relevante en el convenio hispano norteamericano firmado en 1953, gracias al que se pudieron instalar bases militares americanas España. Skorzeny vio una clara oportunidad para conseguir que empresas alemanas (vinculadas a la ideología nazi) sacaran provecho de la situación, construyendo las bases. Según apunta Ganis en el documental de Quindrop, esto lo confirman documentos que forman parte del fondo que atesora.

A partir de ese momento los negocios de Skorzeny se expandieron. Viajaba mucho, ya que tenía una empresa de exportación e importanción, y se le relaciona con el tráfico de armas. Los numerosos extractos bancarios del archivo demuestran que tuvo muchas cuentas corrientes, en diversos países, y que el dinero fluía en grandes cantidades. El archivo cuenta con una agenda con todos los movimientos monetarios apuntados, así como los nombres de las personas con las que interactuaba a nivel económico.

Es Barcarès que plantó cara a Skorzeny

Fue en ese momento de gran salud económica, que pudo comprarse (entre otras) una casa en es Barcarès, que reformó y convirtió en su refugio. Las imágenes inéditas en 8mm a las que Azorín y de Echave tuvieron acceso revelan que Skorzeny se divertía bañándose en el mar. Pero no todo fue bonito en es Barcarès para el ex coronel, y es que los lugareños de la zona se atrevieron a plantar cara a las irreverencias y faltas de respeto que el hombre más peligroso de Europa acometía hacia ellos y hacia el territorio. El pintor alcudienc Jaume Poma cuenta en el documental que Skorzeny colocó unas barreras que llegaban hasta el mar, privatizando un lugar hasta entonces compartido con todos los habitantes de la zona. Poma, que en aquel momento era adolescente, llegó con su bicicleta al lugar donde siempre iba a nadar. Se metió al agua y, de repente, vio como aquel corpulento vecino cogía su bicicleta y la lanzaba al mar: “Saqué el vehículo del agua y me fui acojonado. Yo era un niño y él un bigalot”, recuerda el pintor. Días después, algunos vecinos rociaron de gasolina las barreras. Y les prendieron fuego.

Imagen personal inédita, tomada en es Barcarès. En la foto sale Skorzeny con uno de sus sobrinos.

Colaboración con el Mosad de Israel

En 1958, Gamal Abdel Nasser, presidente de Egipto, puso en marcha un programa para la construcción de misiles balísticos para destruir Israel, por lo que buscó la colaboración de científicos provenientes del nazismo. Skorzeny fue quien ayudó a Abdel Nasser a reclutarlos. Al sentirse amenazado, el gobierno israleí encargó a sus servicios secretos (Mosad) desactivar el programa egipcio. Para conseguirlo, en 1962 se puso en marcha la Operación Damocles, pero los israelíes necesitaban a alguien de dentro del proyecto para acabar con el programa. Otra vez, ¿quién mejor que Skorzeny? En junio del 62, la justicia israelí ejecutó por ahorcamiento Adolf Eichmann, uno de los mayores responsables del Holocausto. Conocedor de los hechos, el cínico Skorzeny decidió colaborar con el Mosad a cambio de impunidad. Uno de los científicos a los que tendió una trampa, y del que aun no se ha encontrado el cuerpo, fue Heinz Krug.

En el documental, Ganis brinda una sorprendente hipotesis entre Skorzeny y CIA: “Los documentos muestran claramente como la red a la que estaba conectado es lamisma que llevó a cabo el asesinato Kennedy”. No obstante, quedan aún muchos documentos por analizar.

No fueron ni los judíos, ni los aliados. Lo que finalmente en el año 1975 mató al prodigioso coronel nazi fue el tabaco, el que seguramente fue su vicio más inocente.

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