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Reportaje

Microcréditos para vivir

La ong mallorquina Treball Solidari ha concedido más de un millón de euros a 230 mujeres vulnerables de la isla gracias a 808 microcréditos basados en la confianza - La mayoría son inmigrantes con un pasado difícil, emprendedoras con gran potencial

ONG Treball Solidari: microcréditos para vivir

ONG Treball Solidari: microcréditos para vivir

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ONG Treball Solidari: microcréditos para vivir B. Palau

Cinthia compartió su primer microcrédito de 1.200 euros con una amiga. "Empecé con 600 euros, primero traje ropa de África. Empecé vendiendo ropa y zapatos en Palma. Luego, cuando todo salió bien, monté una tienda más grande. Me fui a un local más grande en Son Gotleu. Ahora, vendo de todo, es un pequeño supermercado, un bazar". Cinthia está orgullosa de su negocio. "En mi país, en Nigeria, tengo una pequeña tienda", añade la mujer, que llegó a Mallorca en el 2000. En ese año se creó en Palma la ONG Treball Solidari. Cinthia fue una de las primeras mujeres que recibió un microcrédito de esta asociación sin ánimo de lucro a través del programa Confía, que empezó a funcionar en 2011. Desde entonces, a lo largo de estos últimos ocho años, los microcréditos mallorquines no han dejado de extenderse en la isla y han acabado exportándose a Madrid y Barcelona.

Treball Solidari ha concedido más de un millón de euros a 230 mujeres emprendedoras de la isla en situación de vulnerabilidad gracias a 808 microcréditos. La tasa de impago es del 1,3 por ciento. "Estas mujeres devuelven los créditos, el éxito del programa es el éxito de las mujeres. El dinero lo gestionan ellas", recalca exultante Toni Sierra, economista, director y socio fundador de Treball Solidari. "La clave es estar muy próximos a ellas, acompañarlas con su gestión. Nos basamos en la confianza de la persona y de su proyecto. Buscamos la motivación y el compromiso", añade Sierra.

El programa Confía tiene como objetivo la inserción sociolaboral mediante el autoempleo de mujeres que viven en situación de riesgo de exclusión social o financiera apoyadas con formación, acompañamiento y microcréditos sin aval basados en la confianza y con la garantía del grupo. "Es un programa innovador en Europa. El microcrédito es una realidad que funciona en todo el mundo. Está muy extendido en Sudamérica, África y Asia. En Europa es muy novedoso", explica Toni Sierra. "Aquí, los bancos deciden quién tiene financiación y quién no. Y los bancos no dan créditos de mil euros porque no les es rentable y menos a una mujer sin garantía", asegura el director de la ONG, que ha fusionado la metodología utilizada en los países del sur en vías de desarrollo con las metodologías europeas.

Las más de 200 mujeres de Mallorca que han obtenido microcréditos en los últimos ocho años han tenido un pasado difícil por su situación de vulnerabilidad, pero cuentan con un pequeño negocio viable o un proyecto profesional y son confiables, están motivadas y comprometidas a pagar las cuotas mensuales. "Se trata de pequeños negocios de subsistencia que necesitan financiación para consolidarse", apunta Sierra. Las usuarias trabajan con artesanía, vendiendo a domicilio, con pequeñas tiendas de ropa o alimentación, peluquerías, bares o restaurantes. "No hacemos milagros, ayudamos a que puedan trabajar", reconoce el fundador de Treball Solidari.

"Para fomentar la confianza hay que estar en contacto. Por eso, hacemos reuniones quincenales en grupo y tutorías individuales. Empezamos con créditos pequeños, primero de 1.200 euros. Cuando lo devuelven, ya pueden acceder a un segundo microcrédito de 2.200 euros y así sucesivamente con otro de 2.500, 3.300 y 4.400 euros. Es un crédito revolvente y progresivo", detalla Sierra. "Damos créditos a las personas a las que nadie quiere dar", añade el economista. En este caso se aplica un tipo de interés del 5% anual.

"Somos el único programa en Europa que utiliza la metodología de grupos de crédito. Trabajando en grupo se crea un vínculo de apoyo y también de control entre las mujeres. El grupo sirve de control y de garantía. Si una mujer no nos paga, afecta a sus compañeras, ya que una segunda usuaria no recibirá su microcrédito hasta que la primera no pague o bien tendrá que adelantar 50 euros por cada cuota morosa", comenta Sierra.

En la actualidad, hay 20 grupos de mujeres que funcionan en Mallorca. Desde 2011 no han dejado de crecer. La mitad se encuentran en Palma, mientras que otros dos están en s'Arenal, Inca y Calvià y también hay grupos en Manacor, Sineu, Santanyí y el Port de Pollença. El perfil de las beneficiarias son mujeres inmigrantes con hijos sin vivienda propia y en situación de vulnerabilidad. Un 45% son africanas (nigerianas y senegalesas) y un 34% latinas (colombianas, ecuatorianas y argentinas). "La mayoría de mujeres son inmigrantes. Son emprendedoras con mucho potencial", sentencia Toni Sierra.

Augusta Okolie: “Estoy supercontenta con los microcréditos, ahora tengo un bar en Son Gotleu”

Augusta Okolie llegó a Mallorca en 2007. “Yo antes trabajaba en mi país, en Nigeria, como una reina. Soy periodista. Trabajaba en la televisión. Estoy aquí por mi marido porque él está aquí. Mi esposo fue el que me trajo aquí”, explica Augusta sin perder la sonrisa en ningún momento. Es madre de tres hijos de once, seis y cuatro años. “Estoy supercontenta con los microcréditos, ahora tengo un bar en Son Gotleu”, subraya Okolie.

Es una de las primeras mujeres que entró en el programa de inserción sociolaboral Confía de la ONG Treball Solidari. “Llevo ocho años con ellos y durante todo este tiempo he hecho muchas cosas. Antes tenía una tienda de comestibles y ahora llevo un bar en la calle Pico Veleta, en Son Gotleu. También me dedico a organizar eventos, bodas, bautizos, cumpleaños... Para los próximos fines de semana tengo dos celebraciones en Palma. Me encargo de la decoración y de la comida”, detalla exultante. “Estoy muy agradecida a Treball Solidari porque me han ayudado mucho. Estoy supercontenta gracias a un espíritu que se llama Toni Sierra (el fundador de la ONG mallorquina). Yo soy católica, muy creyente, creo en Dios”, exclama la mujer, junto al Casal de Barri de Son Gotleu, tras participar en una de las reuniones periódicas con su grupo.

Tessy Okeke: “Me encanta la ONG, nos ayudan, nos aconsejan y asesoran, me gusta todo”

“Llevo siete años con la ONG Treball Solidari. Me encanta, les adoro, me gusta cómo funcionan, me gusta todo, el grupo que tenemos, las personas... Nos ayudan, nos aconsejan y asesoran. Son muy diferentes a los bancos”, sentencia Tessy Okeke, a las puertas de su peluquería y tienda Patch, en el Pasaje del Pico Veleta, en Son Gotleu, en Palma.

“El año que viene va hacer nueve años que tengo este local. Llegué a la isla en 2011 y siempre he residido en Son Gotleu. En este establecimiento vendo de todo: alimentación, bebidas, zapatos, ropa... Es un bazar y también peluquería. Hago trenzas, cosidos, pelucas”, explica, al tiempo que enseña el comercio. “El negocio funciona así así ahora. Tengo clientes que son vecinos del barrio y también de afuera. Aquí vienen a comprar mallorquines, nigerianos y gente de todos los países. Normalmente abro a las diez y media de la mañana y cierro a las once de la noche”, agrega sin dejar de reír y con gesto alegre.

Beatrice Simeon: “Me han ayudado mucho, confían en nosotras, es muy diferente a un banco”

“Me han ayudado mucho, confían en nosotras. Por eso, estoy muy contenta de cómo funciona Treball Solidari. Es muy diferente a un banco, no son como ellos. Si fallas un mes y no puedes pagar, al siguiente mes puedes ir pagando. En cambio, el banco te sube intereses, te pide más dinero”. Beatrice Simeon ensalza la labor de la ONG que ayuda a mujeres en situación vulnerable mediante microcréditos. Simeon nos recibe en su bar Cidad de la calle Tomás Rullán, en la barriada palmesana de Son Gotleu. Acaba de pasar la fregona en el suelo de su establecimiento. “El bar me da mucho trabajo, tengo muchos clientes. Lo llevamos mi marido y yo desde hace tres meses. Me va bien, estoy contenta. Tenemos abierto desde las diez de la mañana hasta las tres de la madrugada. Vivimos aquí en Son Gotleu. Hago comidas y cenas, yo soy la cocinera. Preparo platos de mi país, de Nigeria”, explica orgullosa, muy cerca de la barra del local.

Beatrice Simeon es madre de cuatro hijos. “Todos son mallorquines. Han nacido aquí. Tienen catorce, doce, siete y seis años”, detalla. Se instaló en la isla “hace muchos años”, apunta, en el año 2000. “Siempre he vivido en Son Gotleu. Antes, hace once años, tenía una tienda tipo bazar y de alimentación. Luego, ya cogí este bar”, comenta. Lleva unos ochos años en el programa Confía con los microcréditos solidarios. “Te ayudan mucho, lo mejor de todo es el grupo que tenemos y la confianza que hay entre nosotros”, concluye.

Augustina Constance Idehem: “En Nigeria con 20 años ya era peluquera. Ahora tengo mi salón de belleza en el centro de Palma”

“En Nigeria yo ya era peluquera. Con 20 años empecé de peluquera allí. Ahora, tengo mi propio salón de belleza en el centro de Palma. Estoy muy satisfecha”. Augustina Constance Idehem no puede ocultar su alegría al hablar de su negocio, Unique Touch Salon, situado en la calle del Celler d’en Miró, una travesía de Sindicato.

“Llevo aquí en este local diez meses. Antes, estaba cerca del Mercat de l’Olivar. Prefiero trabajar por aquí en el centro de Palma porque siempre hay más clientes. Tengo como clientes a hombres y mujeres españoles, nigerianos y también vienen turistas. Reparto tarjetas por la calle para que conozcan la peluquería. Hago trenzas y también pelucas. Vendo pelucas por encargo tanto de pelo sintético como de pelo natural. Por menos de 200 euros puedes tener una peluca de pelo natural. Lo que suelo hacer cada día son trenzas. Tengo abierto de lunes a sábado. Solo cierro el domingo”, indica Idehem.

Augustina llegó a Mallorca hace 16 años. “Vine sola desde Nigeria. Primero vino mi marido y luego me hizo el visado. Tengo tres hijos, dos niños y una niña, todos mallorquines. Vivimos en Inca. Normalmente voy en tren a Palma”, comenta. “Llevo ya cinco años en Treball Solidari. Lo que más me gusta es la organización, me llevo bien con todos. Los conocí gracias a una amiga que estaba en otro grupo de mujeres y me lo contó. Yo necesitaba más ayuda para funcionar. Me fue muy bien”, asegura Idehem en referencia al programa de microcréditos, mientras peina a una clienta en su peluquería.

Rose Oshgie: “Empecé vendiendo bisutería puerta a puerta y ya llevo seis años trabajando en mi propio bazar”

La historia de Rose Oshgie es un caso más de superación y sacrificio. “Empecé vendiendo bisutería puerta a puerta. Iba por Son Gotleu casa por casa con mi bolso e iba vendiendo collares y pulseras. Ahora, tengo mi propio bazar”, destaca la mujer detrás del mostrador de su tienda.Oshgie vive en Mallorca desde hace 18 años. Siempre ha residido en Son Gotleu. Tiene marido y dos hijos. “Uno de mis hijos nació en Nigeria y vive allí. El otro nació en Mallorca y sigue aquí”, aclara. “Llevo seis años trabajando en mi bazar. Antes tenía otra tienda, un pequeño supermercado, en el barrio de Pere Garau. Estoy muy contenta con el cambio, prefiero estar aquí en Son Gotleu”, añade en el interior de su comercio, el bazar Rose, situado en la calle Tomás Rullán. “Este negocio es mejor, tengo muchos clientes, vienen paisanos nigerianos y también mallorquines a mi tienda. Vendo de todo. Compro en Italia zapatos, ropa, bolsos y en Nigeria, collares y pulseras y luego los vendo aquí”, indica la mujer. “Con la ONG llevo seis o siete años. Me gusta porque me han ayudado mucho. Esto es mucho mejor que el banco”, asegura. Rose es una de las más de 200 mujeres de la isla que se han beneficiado del programa Confía.

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