¿Qué tal, don José Luis?
Pasmado. Aún más que habitualmente.
No será para tanto…
No se imagina usted la sensación. Que alguien de mi altura llegue a alcalde de Madrid es completamente alucinante.
Ser bajito no es un obstáculo para ser un buen alcalde…
No me refería a ese tipo de altura, hombre.
Bueno, hasta Esperanza Aguirre es más alta que usted…
Y eso que en el otro tipo de altura la gano… aunque es no tiene mucho mérito.
Por lo menos, ahora hay sintonía entre la alcaldía de Madrid y la presidencia de la comunidad…
Ya, pero no divulgue mucho eso usted. No vayan a pensar que la presidenta y yo nos parecemos.
¿También se ha dado usted cuenta de que la presidenta es…?
…¡No siga, por Dios! Hasta ahí llego… vamos, es que llega cualquiera.
Perdóneme, no era mi intención…
Es que estaba usted a punto de soltar una palabrota para describir a la presidenta, por el amor del Señor…
Decía usted al empezar que no creía que alguien de su altura fuera alcalde de la capital
Altura física. Tenga usted presente que yo estudié en el Retamar, y que Monseñor le bendiga…
¿Y eso es suficiente?
No, claro. Como hay que darle a todo, mis estudios universitarios los hice con los jesuitas.
Del Opus a los jesuitas, un completo…
Exacto. Eso me da la garantía de tener una visión muy amplia de todo…
Esa visión amplia nos explica que usted prefiera apoyar la restauración de Notre Dame, antes que la deforestación del Amazonas…
A ver, con el Amazonas seguro que Dios nuestro Señor tiene algo pensado sin que sea necesario que nosotros hagamos nada. Restaurar un templo, en cambio, es obligación de todos los católicos.
¿Y el que no opine así?
Irá al Infierno, sin duda alguna.
Dicen que es usted un gran seguidor de Esperanza Aguirre
Hágame un favor, no cuente eso.
No debe uno avergonzarse de esas cosas…
Eso depende de lo decente que seas. Cuanto más decente, menos te avergüenzas. Camino.
